Still
Año:
2014
Duración:
97 min
Atlántida Film Fest:
Sección Atlas
País:
Reino Unido
Director:
Simon Blake
Reparto:
Aidan Gillen, Jonathan Slinger, Elodie Yung, Amanda Mealing, Sonny Green, Kate Ashfield, Joseph Duffy, Caroline Ford, Sam Hazeldine, Pedro Caxade, Eddie Bagayawa, Hannah Blamires
Los primeros films de la mayoría de directores suelen ser experimentos, probaturas de por dónde quieren ir, de cómo encajar planos, que estilo propio adquirir, cómo llevar una narración continuada aun con experimentación de por en medio. Decir que Simon Blake conseguirá algo parecido es demasiado, pero apunta maneras, sobre todo por el final.
'Still' cuenta la historia de Carver (encarnado por Aidan Gillen, '12 trampas', 'Juego de tronos') , un fotógrafo profesional que carga con la muerte de un hijo adolescente y una vida desordenada y caótica, por más que intente darle normalidad acudiendo con su ex mujer (Amanda Mealing) al cementerio cada semana, aparentando felicidad con su joven y atractiva novia (Elodie Young) y aspirando a cierto éxito en su trabajo. Pero algo no encaja, y no hay más que ver el cochambroso aspecto de su casa y su querencia por el alcohol para darse cuenta de ello. Un problema con un grupo de pandilleros de su barrio, especialmente el muy agresivo Carl (Sonny Green) dará inicio a una espiral autodestructiva que poco a poco le arrastrará a la violencia y al cuestionamiento de sus renqueantes valores morales de forma, eso sí, desordenada y sucia.
La primera mitad de la película es un desacierto de casi todo, no tiene una buena gestión de planos y todo es demasiado frío para encauzar un final intenso. Digamos que es como si te estas tomando un pastel y un té y de repente aparece Godzilla en la salita de tu casa. Son experimentaciones de un director novel, si, pero aún así mal ejecutadas. Encuadres raros y poco estructurados. La secuencia de escenas es demasiado renqueante, no se ve más que un hombre que bebe, fuma y pasa de casi todo, tanto es así que deja que los matones le den el follón. Son críos, fícilmente los coges, les pegas una paliza a las primeras de cambio y resuelto el problema, pero Carver parece que se cree indestructible, ya ha pasado lo peor con la muerte de su hijo y ya nada puede hacerle daño.
Las actuaciones son planas, para mi sorpresa Aidan Gillen no tiene más que un aprobado, plano y con el piloto automático puesto. Todo está, supuestamente, montado para que agarres una simpatía emocionalmente áspera con el protagonista, pero nunca llega y para cuando llega el final, te das cuenta que tienes una buena secuencia final, pero que te importa más bien poco lo que pase. Es, por desgracia, un quiero y no puedo en todos los aspectos. Los demás actores ni siquiera tienen un peso apropiado como para calar en el espectador, y decir que seguramente la mejor actuación es la de Sonny Green que prácticamente solo coge protagonismo hacia el final.
En resumen, buenas maneras, buen intento y cosas buenas por parte de Simon Blake, pero no llega a nada, o mejor dicho, no consigue que su película enganche adecuadamente al espectador, mucho menos entendiendo que es un thriller.
5/10
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