Después de 5 años desde Pozos
de ambición la verdad es que tenía ganas de volver a ver una película
de este director, sobretodo porque iba a ser la primera vez que iba a ver una
película suya en el cine. Me hubiera gustado haberla visto en VOSE, pero no ha
podido ser.
De la personalidad del director ya está todo más claro, desde Sydney, una obra
menor, pero disfrutable, donde la temática del juego y las relaciones entre los
personajes, la ambición y la avaricia son mostradas de forma impecable, pasando
por Boogie Nights y Magnolia que ya muestran
a un Anderson maduro, sobretodo en la primera, que personalmente es la que más
me gusta de esta etapa. De nuevo la condición del ser humano contemporáneo es
analizada con meticulosidad, dosis de humor y mucho acierto. Resumir una época
y a la vez perfilar tu estilo no es algo fácil de hacer. Entre medias
experimentó con el amor y la locura que a veces lleva de la mano en Punch
Drunk love y por último Pozos de ambición su ultima
película y hasta la fecha la que más me gustaba de él.Todo me gustaba, desde la
fotografía de Robert Elswit, uno de mis preferidos en la actualidad, pasando
por la música de Jonny Greenwood, excelente, perturbadora y misteriosa, que
dota a la película de un aura de especial y por supuesto la interpretación de
Daniel Day-Lewis. Un nuevo rumbo en la obra de Anderson y un nuevo logro.
¿Qué más podía esperar de él?