miércoles, 3 de junio de 2015

Misericordia (Los casos del departamento Q). A fuego lento y con firmeza.

Título original:
Kvinden i buret (The Keeper of Lost Causes)
Año:
2013
Fecha de estreno:
4 de junio de 2015
Duración:
97 min
País:
Dinamarca
Director:
Mikkel Nørgaard
Reparto:
Nikolaj Lie Kaas, Fares Fares, Mikkel Boe Følsgaard, Sonja Richter, Marijana Jankovic, Søren Pilmark, Troels Lyby
Distribuidora:
Vértigo


Son buenos tiempos para la novela policíaca escandinava. Quizá el título más sonado sea la trilogía de Millennium del sueco Stieg Larsson cuya obra ha sido llevada a la gran pantalla en su país de origen e, incluso, la primera parte tuvo un remake americano. Assa Larsson, Peter Høeg o Henning Mankell son nombres propios de la novela negra escandinava. Entre ellos, nos encontramos al danés Jussi Adler-Olsen. En 2007 salía en su país natal el primero de la serie de libros sobre el Departamento Q, La mujer que arañaba las paredes (en 2011 llegó a España) y, poco más de un lustro después, Nikolaj Arcel (Un asunto real) guionizaba la adaptación cinematográfica de dicho best-seller. Ahora se estrena en nuestro país bajo el nombre de Misericordia: Los casos del departamento Q.

El detective Carl Mørck (Nikolaj Lie Kaas) es relegado de su puesto de trabajo tras, en una operación fallida, resultar herido él y su compañero, además de la muerte de otro policía. Ahora se dedicará a archivar casos pasados en un rutinario trabajo puramente burocrático junto a Assad (Fares Fares), otro policía degradado. Cuando se tope con el caso cerrado de la desaparición de una mujer, del cual no se cree la versión oficial, Carl investigará por su cuenta descubriendo, a cada paso, la tenebrosa verdad oculta tras la desaparición.


El personaje principal, Carl Mørck, está interpretado por el popular rostro danés Nikolaj Lie Kaas (Te quiero para siempre, Reconstrucción) y su compañero de fatigas por el sueco Fares Fares (Kops). Su concordancia en pantalla es dispareja, con poco carisma, dado que el danés posee un rostro harto inexpresivo si bien el sueco resulta un óptimo contrapunto. Ambos tienen roles que escapan de los clichés del típico poli bueno-poli malo o de la amistad a prueba de balas de las buddy movies. La película no ahonda en los perfiles personales de ellos y, así, el plato fuerte se sustenta en la investigación policial, en cómo evoluciona la historia.

Construida en torno a la desaparición de Merette (una brutal Sonja Richter), la trama se fracciona entre las pesquisas policiales en la actualidad y los sucesos de la vida real mientras viajamos al pasado intercalando con datos que, en realidad, los policías desconocen pero les son dados al público para adelantar acontecimientos. De este modo, Arcel logra una total aproximación al espectador en una doble vertiente: se convierte en cómplice del secuestrador y en mano derecha del detective. En esta historia que paulatinamente va cayendo en la más absoluta oscuridad (y en lo retorcido de sus personajes), y va jugando con los elementos de las indagaciones policiales, el público se imbuye y se inmiscuye sin remisión en dicho juego propuesto por el guionista -y por el director.

 
Tras las cámaras se encuentra el joven Mikkel Nørgaard en el que supone su segundo largometraje. Temple en la dirección, un tono de negrura en la ambientación y escenas de crudeza extrema (el inicio o el calvario claustrofóbico de Merette, por ejemplo) se combinan en un impecable trabajo de reconstrucción de un puzle. Quizá el danés no pueda compararse -aún- con un maestro del thriller como David Fincher pero es evidente que bebe de su cine. Misericordia se cocina a un paso lento pero firme. Y eso se nota en el contundente resultado. Veremos qué nos deparan las aventuras del detective Carl cuando se estrene la continuación de sus peculiares investigaciones en Profanación.

7/10

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