Llegó el último episodio de Juego de Tronos y qué
capítulo, qué final. Ya sabemos que se trata de una serie en la que no te
puedes encariñar con ningún personaje pero el tremendo final deja helado a
cualquiera. El episodio toca todos los frentes, revelando algunas sorpresas y
dejando otras incógnitas para la próxima temporada. Si quieres leer el recap
anterior, clica aquí. ¡ALERTA SPOILERS!
La quinta temporada ha mantenido un nivel constante,
guiándonos de manera interesada hacia el punto muerto en el que ha dejado a los
espectadores en una situación de incertidumbre e intriga. Si recapitulamos, nos
daremos cuenta del contraste de los personajes al principio de la temporada y
al final de la misma. El mejor ejemplo sin duda es el de Cersei Lannister. Juego de Tronos continúa mostrándonos
que en la trama no hay nada seguro, aunque en nuestro interior tratemos de
inclinar la historia hacia una vertiente u otra. Nada es seguro, nada es
fiable, ni siquiera hay personajes intocables en la montaña rusa emocional
creada por George R. R. Martin en sus novelas. De tal forma que Ned Stark no lo
fue, tampoco lo son otros como Tyrion, Cersei o Jon.
Uno de los mayores contrastes se puede apreciar en
Cersei Lannister. Si recordamos el flash back del primer capítulo, viajábamos a
la niñez de Cersei donde ya predominaba su carácter dominante. La situación en
Desembarco del Rey no podía ser mejor para ella con el poder del reino en su
mano y con el posterior encarcelamiento de Margaery Tyrell, pero la situación
cambia drásticamente con la aparición en escena del Septón Supremo. En este
último capítulo se aprecia una de las escenas más duras por las que podía pasar
el personaje de Cersei, además de la muerte de su hijo Jofrey. Su propia
humillación (con un repetitivo “Shame”) como símbolo de arrepentimiento es, sin
ninguna duda, el mayor sacrificio que ha podido hacer. Dura penitencia la
soportada.
La muerte de los personajes en Juego de Tronos es otro de los elementos diferenciadores, ya que la
forma en la que mueren siempre suele ser de una forma improvista. En el momento
menos pensado y de la manera más extraña, puede llegar la hora. De nuevo, si
analizamos la evolución de la temporada, durante más de la mitad de la misma la
muerte se mantiene ausente. Todo parece estar tranquilo, avanzando las
diferentes tramas pero sin excesivas repercusiones. Y no nos engañemos es
extraño. El espectador de Juego de Tronos,
tras las anteriores temporadas, se mantiene alerta porque sabe que en cualquier
momento puede morir el personaje con el que mantiene un mayor feeling.
Asimismo, la mayoría de las muertes suceden en este último episodio exceptuando
la de la princesa Shireen Baratheon en el noveno capítulo.
Llega la hora de la verdad para Stannis Baratheon.
Después de la derrota a las puertas de Desembarco del Rey y de matar a su
propia hija, se dispone a luchar contra los Bolton para obtener Invernalia. Sin
embargo, lo que parecía que fuera una gran batalla se convierte en una gran
decepción. El pensamiento constante y las ansias por obtener la gloria, Stannis
ha olvidado lo más importante de una batalla: la estrategia. Un final que
esperaba glorioso, todo se tuerce y acaba con una humillante derrota, cayendo
el peso de la justicia sobre sí mismo.
Por otra parte, en Braavos Arya se encuentra con
Meryn Trant, uno de los nombres que tiene en su lista como venganza.
Olvidándose de su cometido, utiliza en su beneficio una de las caras que posee
Jaqen H’gar para asesinar al soldado de la Guardia Real. Sin profundizar demasiado,
Jaqen trata de darla una lección dejándola ciega. Parece que se tratara de una
trama que tiene muchas cosas aún por contar.
Continuando en Meereen, Daenerys se marchó de la
batalla contra los Hijos de la Arpía a lomo de su dragón. En esta trama se
desvela otra de las sorpresas, más que repentina por cierto. Cuando parecía que
la llegada de Tyrion como consejero sería el mayor incentivo, aparecen en
escena sus anteriores seguidores dothraki. Sin saber si para bien o para mal,
parece que esta raza de guerreros de nuevo tendrá un peso importante en el
devenir de la madre de dragones. Por su parte, el resto de consejeros se
dividirán. Mientras Jorah Mormont y Daario Naharis van a traer de vuelta a
Daenerys, Tyrion tiene la oportunidad de demostrar sus dotes para gobernar la
ciudad de Meereen en su ausencia.
Por último se desvela el peor final, aquel que todos
los seguidores de la serie no queríamos ver ni siquiera en el final definitivo
de Juego de Tronos. Ya vimos como Rob
Stark murió por desprestigiar la importancia de los juramentos sagrados. En
este caso Jon Nieve tomó la decisión de acoger a los Salvajes para hacer frente
a los caminantes blancos y, como consecuencia, la mayoría de la Guardia de la
Noche no estaba de acuerdo. Los títulos no valen nada y, a pesar de ser el Lord
Comandante, el apoyo de tus compañeros en un mundo en el que la traición está a
la orden del día tiene un valor superior. De esta forma, contemplamos una
escena en la que el mundo real se pronunció contra el despiadado autor de las
novelas, George R.R. Martin. Siempre hay esperanza y la llegada de la mujer de
rojo al Castillo Negro fue la inspiración de muchos, que tratan de escribir las
siguientes páginas del libro en las que Jon Nieve es resucitado. Sin ánimo de
desesperanzar a nadie, la serie se mantiene en el mismo tramo que el último
libro.
Hay vida sin la muerte y a la vez no hay vida sin la
muerte. Esto es lo que representa a la perfección Juego de Tronos, una serie que ha alcanzado un gran éxito por eso
mismo. Por mostrar la importancia de la vida de cada uno de los personajes
antes de su muerte y, seguidamente después, enseñarnos la relevancia que tiene
y tendrá esa muerte en el devenir de la serie.
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