viernes, 19 de junio de 2015

White God. Bestias sin identidad

Título original:
Fehér Isten
Año:
2014
Fecha de estreno:
19 de junio de 2015
Duración:
119 min
País:
Hungría
Director:
Kornél Mundruczó
Reparto:
Zsófia Psotta, Sándor Zsótér, Lili Horváth, Szabolcs Thuróczy,  Lászlo Gálffi
Distribuidora:
Golem Films




La subordinación se puede demostrar de distintas maneras. Da igual de qué sujetos se trate pues siempre predominará la necesidad imperiosa de crear una jerarquía, un "yo mando, tú obedeces" como parte del ciclo de la vida. ¿Qué ocurre entonces cuando los que deben obedecer se rebelan contra sus amos?

White God, ganadora del premio de Un Certain Regard de Festival de Cannes de 2014, nos muestra una alegoría perruna de las consecuencias que pueden tener las conductas autoritarias y las medidas de opresión en contra de una comunidad, en este caso en particular, perros de razas mestizas. Es el sexto largometraje de su director Kornél Mundruczó.


Una ley decreta que quien posea un perro de raza mestiza está obligado a pagar un impuesto bastante alto para poder tenerlo, dando así preferencia a los perros de raza pura. Lili y su perro mestizo Hagen tienen que vivir durante unos meses con el padre de ésta que se opone tajantemente a pagar por el "chucho" de su ex-mujer. Tras abandonarlo, tanto Lili como Hagen intentarán encontrarse de nuevo no sin que pasen ambos por varios infiernos que hará reflexionar acerca de quién es más bestia, si el animal o el ser humano. 

Es importante apuntar la labor que tiene hacer una película donde los actores son simples secundarios y dejan el protagonismo absoluto a los perros que aparecen en este largometraje. Al principio es muy difícil mantener la seriedad ya que estamos acostumbrados a que las representaciones perrunas en las películas sean de comedia barata, pero White God aterroriza con su realidad cruel. Más de 200 perros se utilizaron en los momentos clave de rebelión canina tras meses de entrenamiento, sobretodo para los dos perros que encarnan al protagonista Hagen.



White God exhibe la faceta más despreciable y malvada del ser humano. Pero de nuevo, a pesar que en esta película las acciones recaen sobre los perros, no es más que un medio para denunciar algo que es universal. El maltrato, la comercialización ilegal, depravación y su consecuente respuesta violenta se da tanto hacia los animales como hacia las personas. La humanización con la que se les representa, mostrando al espectador que son capaces de entender su situación, de sufrir y de comunicarse como lo haría cualquier persona, recordando una verdad incómoda que todo el mundo sabe pero nadie hace nada para evitarlo. 

Con fascinantes planos de estampidas caninas y música clásica que ensalza el componente emotivo de cada minuto del metraje, White God es una pieza interesante no muy apta para personas sensibles al maltrato animal pero muy necesaria para reivindicar unos derechos  que están muy olvidados. 

9/10


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