sábado, 20 de junio de 2015

Atlántida Film Fest 2015: Buzzard



Título original:
Buzzard
Año:
2014
Atlántida Film Fest:
Sección Atlas
Duración:
97 min
País:
Estados Unidos
Director:
David Cronenberg
Reparto:
Joshua Burge, Joel Potrykus, Jason Roth




De inadaptados sociales está lleno el mundo. Y el cine se nutre de ellos para crear personajes pinturescos, cuasi antihéroes. Si, además, se mezclan con un humor negro, bizarro y abrupto, suelen bordear el estatus de película de culto. Podríamos pensar en el Napoleon Dynamite de Jared Hess o el Kick-Ass de Matthew Vaughn (aunque éste proceda de un cómic), por ejemplo. Cogiendo la base de esos personajes pero aderezada con un grueso manto de vaguería y conducta sociopática, nace Marty, el protagonista de Buzzard, un slacker en toda regla.

Marty es un superviviente nato cuya filosofía vital es buitrear a los demás (yo casi diría sanguijuelear), sobre todo al sistema. Se alimenta de los agujeros y vacíos legales de las empresas para beneficiarse, aunque sea, de unos pocos dólares o de una hamburguesa gratis. Trabaja como empleado temporal de un banco pero pronto se ve obligado a esconderse en el sótano de un compañero de trabajo (del cual también se aprovecha, vaya) para más tarde vivir en solitario de unos cheques "robados" que él mismo pone a su nombre y no tiene problemas en cobrar.


De estos errores burrocráticos nuestro repulsivo y atractivo -porque Marty despierta esa contradicción en el espectador- protagonista se aprovecha para subsistir, sin ningún atisbo de vergüenza ni arrepentimiento. La primera escena es ya una declaración de intenciones de un personaje mezquino y ruin; un maestro de los timos a pequeña escala que, por reincidencia, van derivando hacia delitos más graves de los que siempre sale indemne. ¿Algún día tendrá para Marty consencuencias su inevitable camino a la ruina personal? ¿Le atraparán las autoridades pertinentes? Yo, como espectadora, no puedo evitar sentir simpatía hacia su inexplicable forma de escaquearse.

Joel Potrykus, el director, completa con Buzzard su trilogía de los animales (comenzó con el corto Coyote, le siguió su primer largo Ape), todas protagonizadas por el hipnótico Joshua "Ojos de Sapo" Burge. El propio Potrykus tiene un papel como el compañero de oficina que le "invita" a dormir en su sofá y, de premio, protagoniza una de las escenas más bizarras y divertidas de la película con ese reto a comer conos de maíz desde una cinta transportadora.

Lo que Potrykus ha pretendido hacer con su trilogía es una especie de estudio sociológico del comportamiento humano cuando este tiene tendencias zoológicas. Marty es un buitre, un aprovechado, un joven que vive al día y parece no tener expectativas de futuro. Con esta rareza cinematográfica, Potrykus radiografía una generación sin ambiciones mientras realiza una cáustica sátira a la constricción laboral (y de paso a los bancos; qué fácil es conseguir dinero en los Estados Unidos aunque los cheques no estén a tu nombre) cuando su protagonista lucha por una libertad subersiva contra el sistema y sus imposiciones.


La película mantiene un tono cómico-patético durante todo el metraje, rayando (a menudo sobrepasando) el humor oscurro y el bizarro. Su baza principal es el mismo Marty en tanto personaje repugnante, por cómo buitrea a su alrededor, en tanto personaje fascinante, por cómo logra salirse con la suya. Los mejores momentos son cuando se fabrica un guante a lo Freddy Krueger con un mando-guante de una Nintendo, personaje a quien admira pues tiene su casa llena de posters de Pesadilla en Elm Street. Este artilugio acabará usándolo como arma para intimidar en sus chanchullos. Y, también para enmarcar, su único momento de felicidad en el film: una larguísima escena de cotidianeidad mientras come spaghettis en la cama de un hotel riendo como un loco.

Y es que el mayor pero de Buzzard son las numerosas tomas interminables de escenas superfluas que dotan a la película de un cariz repetitivo. Pero, en líneas generales, Buzzard es cine independiente de poco presupuesto hecho con mucho amor y criticismo; una película para simpatizar y odiar simultáneamnte a un protagonista que infiere ese aura de terror terrenal con sus acciones impunes. Y sin necesidad de usar el guante de Krueger, oye.

6,5/10

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