Con
tan sólo tres películas y ya ha demostrado ser un grandioso
director. La carrera de Steve McQueen no hace más que ir cuesta
arriba. Su ópera prima, Hunger, fue un drama carcelario que dejó a
Cannes y a muchos críticos babeando con el futuro que le esperaba a
McQueen. Después vino Shame
y volvió a dejar huella, contando el drama de un adicto al sexo.
Ahora, 12
años de esclavitud lleva
encandilando a la crítica desde los primeros pasos en los festivales
de Toronto y Telluride y suena con fuerza para los Oscars.
Basada
en la autobiografía de Solomon Northup, la película nos habla de la
vida de un músico con una buena vida, mujer y dos hijos, en Nueva
York. Un día es engañado por dos hombres que lo drogan y lo venden
como esclavo, donde empezará el infierno de Solomon, no sólo por
sobrevivir, sino por vivir dignamente.
Y
tuvo que ser un británico quien diera un golpe en la mesa con una
película sobre la esclavitud americana. Y ojo que huele a Oscar a
mejor director, que nos llevaría a la coletilla de “primer
director negro en recibir un Oscar”. No en vano, sacarse tremenda
película con un presupuesto por debajo de los 20 millones de dólares
es algo que debe dar que pensar a los magnates de la industria.
Sí
es cierto que en esta película se nota a McQueen que va a por el
premio, pero lo cortés no quita lo valiente y la película no se
resiente por ello. Hay nervio, rabia contenida en cada fotograma.
Seguramente el pasado esclavo del director y el protagonista,
Chiwetel Ejiofor (en el que sin duda es, hasta ahora, el papel de su
vida), haya tenido que ver con esta pasión tanto en la actuación
como en la dirección, pero lo de Fassbender no tiene nombre. El ya
actor fetiche de McQueen (van tres de tres) se vuelve a marcar otra
actuación de órdago, un monstruo (en el buen sentido) encarnando a
un monstruo (en el mal sentido), arropado por todo un elenco de
buenos actores que cumplen con sus pequeños papeles: Benedict
Cumberbatch, Paul Dano, Paul Giamatti, Sarah Paulson y Brad Pitt
(quien también hace las veces de productor de la película).
Mención
aparte para Lupita Nyong´o, una actuación conmovedora de una actriz
desconocida hasta el momento. Otra de las que huele a Oscar...
Steve
McQueen nos presenta a un hombre libre que es esclavizado para que la
conexión con el espectador sea aún mayor. No escatima en crudeza,
tanto al retratar a sus personajes como en el relato, donde una
sublime fotografía, cosa en la que ya destacaban sus anteriores
trabajos, deja postales para el recuerdo, con bellas asociaciones y
jugando con la tridimensionalidad del entorno (sin necesidad de
gafas) para sentir la angustia de Solomon, ya sea mientras toca el
violín acompañando a los latigazos que suenan de fondo, como cuando se
ven dos negros ahorcados detrás de él en el bosque.
La
sensación de rabia se traslada al espectador, siendo uno más en la
plantación de algodón, sufriendo la impotencia y guardando la
lágrima (alguno no podrá contenerla) en los ojos acuosos que nos
muestra Chiwetel Ejiofor.
Quizás
un final más abrupto y seco, como el mensaje, le hubiera ido como anillo al
dedo, pero cuando se presentan películas tan bien hechas y que te
transmiten tanto en un par de horas, los peros se quedan pequeños.
Otra
película que añadir a la lista de “las imprescindibles de 2013”.
Y
es que menudo año más majo estamos teniendo.
9/10
Muy buena crítica, no se me había pasado esta película para verla en cuanto la estrenaran, he oído muy buenas críticas sobre ella y ahora tu, estoy segura que se llevará Oscar y aun no la he visto.
ResponderEliminarUna increible pelicula que te hace reflexionar sobre la situación que se vivió. Aplauso para todo el elenco.
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