2018
Fecha de estreno:
20 de Abril de 2018
Duración:
100 min
País:
España
Director:
Mateo Gil
Reparto:
Vito Sanz, Berta Vázquez, Chino Darín, Vicky Luengo, Irene Escolar
Distribuidora:
Sony Pictures
Rara vez se innova en la comedia romántica,
pero tampoco es un tipo de cine en el que sea necesario reinventar las normas
establecidas para emocionar o engatusar al espectador. De hecho, es uno de los géneros más
agradecidos en ese sentido. Por lo tanto, cuando se cambia la estructura y el
enfoque de forma considerable, la apuesta es bastante arriesgada. El último en
subirse a ese carro de las vueltas de tuerca ha sido Mateo Gil, guionista de
los grandes triunfos de Alejandro Amenábar, que en los últimos años está
profundizando en su carrera como director. Ahora estrena Las leyes de la termodinámica, un experimento científico demasiado
meticuloso que da lugar a una película no tan satisfactoria.
El concepto de la cinta es el de analizar las relaciones sentimentales a través del prisma de diversas leyes
físicas, principalmente los cuatro principios que bautizan al filme. A modo de
tesis doctoral narrada por el protagonista, Manel (interpretado por Vito Sanz),
la historia alterna fragmentos de la vida de los cuatro personajes principales
con entrevistas propias del formato del documental científico. Es decir, que se
pasa la comedia romántica por el filtro del documental de La 2. Una apuesta que
se revela como radical, ya que en ningún momento se abandona el empeño por
incidir en la explicación con tediosas voces superpuestas de temas bastante
densos como la entropía, alrededor de la cual Manel entiende su existencia, el
devenir de la misma y su relación con los demás seres que habitan el planeta.
El montaje propone constantes
saltos temporales y, sobre todo, un caprichoso punto de vista, correspondiente
al de Manel, que dependiendo del momento de la película nos muestra los mismos
eventos de forma diferente, según convenga. Lamentablemente, la gran labor del
reparto, completado por Berta Vázquez, Chino Darín, Vicky Luengo e Irene
Escolar, se ve mermada por la frialdad del tratamiento de la historia, que, al
ser filtrada como una suerte de documental, paradójicamente extirpa de
humanidad a sus protagonistas al tratar de diseccionar las relaciones
emocionales. La película es víctima de su propio riesgo, ya que la inmersión
total en los conceptos de la física despoja de interés a unos personajes que
parecen más inocuos sujetos de un estudio clínico que personas que se enamoran,
frustran, viven y respiran.
4/10
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