La
vejez, consecuencia natural del rumbo de la vida, conlleva deterioro
físico a menudo agravado por problemas de salud. Es el caso de Ah
Tao (Deannie Yip), una sirvienta que durante más de cuarenta años
ha estado a las órdenes de la familia de Roger (Andy Lau), a quien
prácticamente ha criado como si fuera un hijo. Desde que la familia
de Roger emigrara a Estados Unidos, Ah Tao cuida de él haciéndole
las tareas del hogar. Un día, cuando Roger vuelve de un viaje de
trabajo, se encuentra con que su sirvienta ha sufrido un derrame
cerebral. Es el momento en que Ah Tao decide jubilarse e ingresar
voluntariamente en una residencia de ancianos. Roger, por su parte,
intentará devolverle todos los años de cuidado y afecto,
visitándola y preocupándose por ella con bastante frecuencia.
La
directora Ann Hui ha podido llevar a la pantalla esta historia basada
en hechos reales de una manera muy conmovedora. Una vida sencilla
se trata de una película
sobre todo de actores y personajes donde brilla por encima de todos
la veterana Deannie Yip, una actriz muy reconocida en la industria
cinematográfica de Hong Kong, con más de cincuenta títulos a sus
espaldas. Su actuación le valió el premio a la mejor actriz en el
festival internacional de cine de Venecia. Una interpretación
sencilla, humana y tierna que se ve acrecentada por la química con
el popular actor Andy Lau (Infernal Affairs), quien da vida a
Roger, un joven productor cinematográfico, en un papel con el cual
demuestra su versatilidad. La relación de los dos, el cómo el joven
intenta devolver todos esos años de cuidados, cariño y educación a
su “otra madre”, es el pilar de la película.
A
la directora no le importa en demasía cómo es la vida en una
residencia para la tercera edad, prefiere focalizarse en los pequeños
detalles que componen una vida y la hacen más llevadera. La
intención de Hui era hacer hincapié en las relaciones sociales y
personales de sus personajes, dotando el conjunto de una gran fuerza
emocional. Sí, se desarrolla en Hong Kong, pero su tema es
universal; podría ser la historia de nuestra abuela y la nuestra
propia, demostrándole todo el amor que sentimos por ella. Uno de los
momentos más emotivos del film llega cuando Roger invita a Ah Tao a
la presentación de una de sus películas y la presenta a todos, para
gran sorpresa de ella, como su tía.
Una
vida sencilla es eso, una
película sencilla que apela a la emoción sin manipular los
sentimientos del espectador. Simplemente cuenta una hecho realista y
cotidiano, tal cual es, con una sinceridad asombrosa. Además, esta
película tiene la cualidad de llegar al corazón de aquel que la
vea. Su preciosa historia de amor materno – filial (aunque no haya
lazos de sangre entre los dos protagonistas) y el increíble retrato
de una mujer con ganas de vivir sin ser una carga para aquel para
quien trabajó, la convierten en una admirable obra sobre las
relaciones afectivas.
7/10
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