miércoles, 18 de diciembre de 2013

Una vida sencilla. La vida de Ah Tao.



La vejez, consecuencia natural del rumbo de la vida, conlleva deterioro físico a menudo agravado por problemas de salud. Es el caso de Ah Tao (Deannie Yip), una sirvienta que durante más de cuarenta años ha estado a las órdenes de la familia de Roger (Andy Lau), a quien prácticamente ha criado como si fuera un hijo. Desde que la familia de Roger emigrara a Estados Unidos, Ah Tao cuida de él haciéndole las tareas del hogar. Un día, cuando Roger vuelve de un viaje de trabajo, se encuentra con que su sirvienta ha sufrido un derrame cerebral. Es el momento en que Ah Tao decide jubilarse e ingresar voluntariamente en una residencia de ancianos. Roger, por su parte, intentará devolverle todos los años de cuidado y afecto, visitándola y preocupándose por ella con bastante frecuencia.

La directora Ann Hui ha podido llevar a la pantalla esta historia basada en hechos reales de una manera muy conmovedora. Una vida sencilla se trata de una película sobre todo de actores y personajes donde brilla por encima de todos la veterana Deannie Yip, una actriz muy reconocida en la industria cinematográfica de Hong Kong, con más de cincuenta títulos a sus espaldas. Su actuación le valió el premio a la mejor actriz en el festival internacional de cine de Venecia. Una interpretación sencilla, humana y tierna que se ve acrecentada por la química con el popular actor Andy Lau (Infernal Affairs), quien da vida a Roger, un joven productor cinematográfico, en un papel con el cual demuestra su versatilidad. La relación de los dos, el cómo el joven intenta devolver todos esos años de cuidados, cariño y educación a su “otra madre”, es el pilar de la película.


A la directora no le importa en demasía cómo es la vida en una residencia para la tercera edad, prefiere focalizarse en los pequeños detalles que componen una vida y la hacen más llevadera. La intención de Hui era hacer hincapié en las relaciones sociales y personales de sus personajes, dotando el conjunto de una gran fuerza emocional. Sí, se desarrolla en Hong Kong, pero su tema es universal; podría ser la historia de nuestra abuela y la nuestra propia, demostrándole todo el amor que sentimos por ella. Uno de los momentos más emotivos del film llega cuando Roger invita a Ah Tao a la presentación de una de sus películas y la presenta a todos, para gran sorpresa de ella, como su tía.

Una vida sencilla es eso, una película sencilla que apela a la emoción sin manipular los sentimientos del espectador. Simplemente cuenta una hecho realista y cotidiano, tal cual es, con una sinceridad asombrosa. Además, esta película tiene la cualidad de llegar al corazón de aquel que la vea. Su preciosa historia de amor materno – filial (aunque no haya lazos de sangre entre los dos protagonistas) y el increíble retrato de una mujer con ganas de vivir sin ser una carga para aquel para quien trabajó, la convierten en una admirable obra sobre las relaciones afectivas.

7/10

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