viernes, 3 de octubre de 2014

Águila Roja, capítulo 73: Caníbales, enanos


Esta semana nos encontramos con uno de los capítulos de Águila Roja más sorprendentes que recuerdo. Y por sorprendente quiero decir inverosímil, quiero decir esperpéntico, vamos raro. El capítulo anterior fue muy dramático y parece ser que, para compensar, en este a los guionistas les dieron carta blanca para dejar volar su imaginación y aquellas setas alucinógenas guardadas para alguna ocasión especial. ¡ALERTA SPOILER!

Empieza el capítulo con Gonzalo enseñando a su hijo cómo vive ahora la familia de uno de los guardas a los que Alonso mató. No deja de ser una moralina bastante vacía, pues será por guardas que él mismo, como Águila Roja, ha mandado al otro barrio. En otro barrio, en Palacio, Lucrecia está tristemente compungida. Se va a dar un baño, pero claro, con el cinturón de castidad pues es un poco difícil. Lo que no sé es cómo no se oxida. En la Villa, aparece un enano al que Hernán contrata para animar a la Marquesa. Como no sepa abrir cerrojos no sé yo si le hará mucha gracia, la verdad.

En esta serie los bosques están repletos de señoras que aparecen, y en este capítulo aparece una ciega. La muchacha estaba en el rio y perdió a su hermana. Buscándola, Gonzalo y Satur se encuentran con el Monseñor, que desde que apareció nos ha dado mala espina. Satur va a hablar con él y éste le saca una pistola y le dice que "si busca dinero no tengo nada". Bueno, nada nada, lleva un collar en plan Toisón de Oro que vamos...


Éste huele a malvado desde aquí.

Sin embargo se nos revela algo en un segundo bastante importante. Fue el Monseñor el que salvó a Satur cuando éste quedó atrapado capítulos atrás; él era ese ángel que el criado vió. Pero claro, ¿qué hacía allí? Nuestras sospechas van cogiendo forma. Además, Satur descubre un hueso flotando en un riachuelo. Nuestro héroe, que además de maestro es médico, astrólogo y un montón de cosas más, sabe que es un fémur sin bajar del caballo. Y humano. El hueso. Águila Roja descubre que se encuentran ante caníbales, después de ver marcas en el trozo de pierna con el que se toparon. Efectivamente, en el bosque están.

En Palacio, Hernán mete al enano en una caja y se lo presenta a Lucrecia, que anda deprimida. E incómoda. El regalo parece no gustarle, ciertamente. Por otro lado, el Cardenal pide ver al Comisario, y éste le encuentra vestido de Papa. La salud del actual es tan delicada que "conviene que estemos preparados", le cuenta. Con un par. Ya se está pintando cuadros. Le comenta el plan que tiene junto al Rey para cargarse al duque de Uceda, ya sabéis, por lo de ser el amante de la Reina; y le pide que sea él quien le empuje al agujero donde estará el perro. Claro, Hernán se da cuenta de que su propio hijo va a participar en esa carrera, y que cualquiera puede caer en la trampa.

Lucrecia empieza a hartarse del bufón, incluso quieren que juegue a la brisca. "Para lo que he quedado". Le echa, pero Catalina decide que pase la noche allí. Su hijo Nuño tiene el enésimo encuentro sofoco con Irene, y ésta le entrega una carta en el que le pide que olvide lo que ha pasado entre ellos. De nuevo en el bosque, Satur es atacado por uno de los caníbales. Sí, se quieren comer a Satur. No sé, para gustos los colores. Luego aparece otro. Obviamente con cuatro patadas, Águila Roja se los quita de encima rápidamente.


Tema que te quema.

En otro palacio, la Reina recibe una misiva de parte del duque. La gente firmaba las cartas con su nombre, no sé si serían un poco tontos o algo. Ahora sabemos a ciencia cierta que eran amantes. En el bosque, los caníbales capturan a Cipriano (Santiago Molero), amigo de la familia de Gonzalo, y a la ciega, cuando los dos iban a buscar a la hermana de ésta. Cipri, otro que se pasa más tiempo capturado o en peligro que no. Allí estaba la hermana, Isabel, sí. Y ahora están los tres. Aunque no por mucho tiempo, porque a Isabel se la llevan rápido.

En el palacio de los Santillana, ante la negativa de Nuño de acatar la orden de Hernán y no participar en la carrera, el Comisario decide encerrarlo en su alcoba. Sin embargo, Lucrecia quiere que vaya y no parezca que se avergüenza de lo que le pasa a su madre. Finalmente, Hernán le comenta a la Marquesa que alguien morirá "y no es el mejor sitio para estar". Mientras la carrera comienza, Lucrecia sigue hablándole a la puerta y pidiendo a su hijo que conteste, hasta que se da cuenta que ha salido por la ventana.

Cuando va a partir para intentar salvar a Nuño, aparece la guardia de la Santa Inquisición, que la reclama para comprobar que no se ha manipulado el cinturón. Entonces, Lucrecia le pide a Catalina que se encargue de su bebé. Mientras, en la guarida de los caníbales, que han resultado ser una familia, un plan de Águila Roja para llegar hasta allí pasa por tener a Satur de cebo. Funciona, y le capturan. Cipri le cuenta entonces que ha visto como se comían a Isabel, que ha resultado ser el personaje muerto-vivo-alfinalmuerto de este capítulo.

Quién iba a pensar que esas hojas iban a ser una trampa. ¿Quién?

En la carrera, y justo cuando el duque de Uceda estaba a punto de caer en la trampa, aparece Nuño y, al intentar evitar que caiga en ella, al final es Hernán el que se cuela por el hoyo. Nuño entonces se ve en una encrucijada: por un lado el Comisario ha actuado como si fuese su padre (que, recordemos, lo és) pero por otro es el principal obstáculo entre él y su amada (y, recordemos, tía) Irene. Finalmente se decide y mata al perro. Pero la duda estaba ahí.

En Casa Caníbal, se encuentran haciendo sopa de Cipriano y tienen al pobre metido en una marmita gigantesca a fuego suave. Con fundamento, vaya. Está claro que algo hay que tomarse para pensar algo así. O están quedándose sin tramas o no sé. Lo siguiente supongo que será una invasión espacial o algo. Por suerte, Águila Roja aparece a tiempo para salvarles. Como es habitual. Al ser una familia, que entraron en el bosque de niños y eso, no quería hacerles daño. Pero claro no le toques mucho la moral a Gonzalo. Solo sobrevive uno, que sale huyendo.

Al final del episodio, vemos el lugar donde Lucrecia esconde a su hijo y, ¡sorpresa!, al enano llevándoselo. Alguien, suponemos que la Reina, le pagaba dinero por saber si estaba vivo. Así que toda su aparición era un elaborado plan para saberlo; si lo lleva seguro que le pagan más. Antes de salir, aparece Catalina y le pregunta que qué hace allí y dónde va con el bebé. Él amenaza con un cuchillo jamonero que es como su brazo, pero nadie se le pone farruco a Catalina, que de un candilazo, se carga al enano y recupera al niño. Como para ir a Lucrecia a decirle que tu enano se ha llevado a su hijo. ¿Verdad?

 21.7% y 4.009.000 espectadores  

¿Qué pasará el capítulo siguiente?

Ya disponible el análisis del siguiente capítulo aquí.

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