Comienzo mi andadura en Críticas en 8mm
analizando el estreno del segundo capítulo de la décima temporada de Mentes Criminales, una de las series más
consolidadas en los últimos años en Estados Unidos. La semana pasada se
estrenaba el primer capítulo, que nos sorprendía con una nueva incorporación en
la Unidad de Análisis de Conducta (UAC), la agente Kate Callahan (Jennifer Love
Hewitt), que sustituye a Alex Blake (Jeanne Tripplehorn). ¡ALERTA SPOILER!
“Estuve demasiado tiempo dentro de mi
cabeza y acabé perdiéndola”, Edgar Allan Poe. Así es como comienza la nueva
temporada, con el equipo enfrentándose a un nuevo psicópata que, debido a un rechazo
durante su infancia relacionado con la ausencia de afecto, pierde la razón de
ser y comienza a asesinar a todas aquellas personas que intentan alejarse de
él.
A pesar del predecible guión de Eric
Messer (Embrujadas, The O.C.), durante el episodio se aprecia una
participación bastante lograda de Jennifer Love que, dejando de lado los
fantasmas, trata de asentarse lo mejor posible sobre su papel en la serie. Finalmente,
la UAC investiga las características y el pasado del asesino, consiguiendo
localizarlo y salvar a una de las próximas víctimas en que se había fijado.
El segundo capítulo estrenado esta
semana se divide en dos tramas. Por un lado, Penélope García (analista
encargada del trabajo de campo de la UAC) sufre pesadillas con un criminal que
sin más remedio tuvo que disparar durante la novena temporada. Era la primera
vez que utilizaba un arma, y a pesar de que se encuentra en prisión, García no
duda en ir a visitarlo para explicarse porque esta persona se cruzó en su
camino.
La trama continua con el rechazo de la
visita de García por parte del preso, aunque después comprobaríamos la razón
principal por la que sus caminos se cruzaron. Ésta no era otra que tener a una
persona a su lado durante la sesión de la inyección mortal del sistema
penitenciario estadounidense. Penélope descubre que, a pesar del enfrentamiento
que tuvieron, es algo muy importante para él y acepta su última petición.
Por otra parte, el resto de la unidad
se enfrenta a un caso bastante macabro y siniestro. En esta ocasión, el sudes
se trata de un profesor asiático que fue maltratado por su padre, a la vez que
éste provocó el suicidio de su hermano. Más tarde, a raíz de la muerte del
padre, empieza a matar a personas que tienen una actitud negativa contra sus propios
hijos.
“Abandonad toda esperanza los que
entréis aquí (referencia al infierno)”. Este es el modus operandi del asesino,
basado en los nueve círculos del infierno de Dante, que establecía que después
de superar esas etapas alcanzaría el paraíso eterno. Gracias a los
conocimientos del doctor Reid, que relaciona las muertes de las víctimas con
cada círculo, el equipo logra desarrollar un perfil adecuado para finalmente detenerlo.
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