Título original:
Tracks
Año:
2013
Fecha de estreno:
17 de octubre de 2014
Duración:
107 minutos
País:
Australia
Director:
John Curran
Reparto:
Mia Wasikowska, Adam Driver, Rolley Mintuma, Rainer Bock, Robert Coleby, John Flaus, Tim Rogers
Distribuidora:
Betta Pictures
De la mano del director John
Curran nos llega, con cierto retraso, la adaptación cinematográfica de la novela
Tracks, de Robyn Davidson, publicada
en 1980. El filme cuenta la historia de la propia escritora durante su viaje
por las áridas tierras de Australia. Acompañada de tres camellos y su
inseparable perro Diggity, tendrá que recorrer más de 3000 kilómetros hasta
encontrarse con el océano Índico.
La trama nos sitúa en el año 1975;
la joven Robyn (Mia Wasikowska) tendrá que trabajar para conseguir tres camellos con los que iniciar
su viaje por el desierto, enamorada de su pureza. Tras dos años consiguiendo y
adiestrando a los animales –e involuntariamente entrenándose a sí misma- por
fin logra empezar su aventura. Falta de presupuesto, consigue el patrocinio de
National Geographic, que mandará a un fotógrafo (Adam Driver) para dejar constancia de su
hazaña.
Ante la incredulidad de su
familia y de muchos extraños, Robyn parte hacia el desierto. Aunque el silencio
y la soledad que tanto buscaba quedan cada cierto tiempo rotos por la presencia
del fotógrafo, observamos como finalmente la protagonista no llega a encontrar
un motivo aparente para continuar con su andadura, sino que es el propio viaje
la meta en sí mismo. Es el desierto el que guía a Robyn a una meta
mucho mayor que a simple vista no podemos ver.
La película pueda remitir fácilmente
a una historia clara de superación personal, pero no tardamos en descubrir que va
mucho más allá. La muerte de su madre y la desaparición en África de su padre
serán las claves del amor que Robyn profesa por la soledad del desierto, un
amor que le ayudará a afrontar situaciones límite en un viaje interior que más
que en distancia podría medirse en tiempo. Un recorrido de pensamientos,
recuerdos y emociones entre las dunas con el único objetivo, en palabras de la
protagonista, de demostrar que “una
persona normal es capaz de cualquier cosa”.
No esperes más drama ni acción que lo que Robyn va contándose a sí misma. No es una aventura extrema ni repleta de calamidades. Nos encontramos ante un viaje invisible por la vida de la protagonista sobre un magnífico trabajo de fotografía, paisajes impresionantes y amaneceres de ensueño. Una trama que dice mucho más de lo que se ve, un viaje mental que desemboca en un mar de autorrealización idealizada. Robyn Davidson lo sigue diciendo hoy en día: “Los viajes en camello no empiezan o acaban, simplemente cambian de forma.” Y este es un viaje en camello muy recomendable para todo aquel que, consigo mismo, en cualquier sitio se sienta en casa.
8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario