Relatos salvajes
Año:
2014
Fecha de estreno:
17 de Octubre de 2014
Duración:
122 min
País:
Argentina / España
Director:
Damián Szifrón
Reparto:
Darío Grandinetti, Rita Cortese, Julieta Zylberberg, Leonardo Sbaraglia, Ricardo Darín, Oscar Martínez, Érica Rivas
Distribuidora:
Warner
Su
título y frase promocional están tan compenetradas que no podía
separarlas. Relatos salvajes: Se acabó lo de poner la otra
mejilla. Y es que tanto el título como la tagline son
tremendamente descriptivas con el contenido de la película.
Damián
Szifrón, director de la serie Los simuladores
y la película Tiempo de valientes, vuelve
más macarra que nunca rodando con rabia y mala leche seis episodios
cortos autoconclusivos unidos por una temática común: la fina línea
entre civilización y barbarie. La pérdida del control ante
situaciones límite.
Y
creo que podemos decir sin miedo que es hasta la fecha el mejor
trabajo de su director, una comedia negra que ha sido todo un éxito
en Argentina llevando al cine a más de 50.000 espectadores en su
estreno y más de 3.000.000 millones de espectadores generales (según
Ultracine), que la dejan como el mejor estreno local desde que
existen registros fiables. La anterior película más vista moderna
era El secreto de sus ojos,
con 2.410.000 espectadores. Esto ha supuesto que Relatos
salvajes se la rifen en los
principales festivales de cine y que haya sido elegida como
representante argentina para los Oscars de 2015.
La
película se compone de seis historias. Pasternak
es la que abre la película antes de los créditos, relatando una
disparatada coincidencia a bordo de un avión. Un buen preámbulo y
declaración de intenciones, un caramelo para preparar lo que se nos
viene encima. Realmente la película está muy bien estructurada,
presentando historias que van subiendo el listón, dejando las tres
más potentes y más desarrolladas para el final.
Los
créditos iniciales, a tono con el humor de la película, presenta a
las distintas personas que trabajan en la película asociándolas a
un animal salvaje. Seguidamente, sucede el episodio Las
ratas, donde una empleada de un
bar de carretera se reencontrará con el hombre que hizo que su padre
se suicidara hace años. El más fuerte
es el tercer episodio, donde ya subimos un peldaño en lo retorcido
del argumento. Dos conductores o, mejor dicho, dos gallos de corral,
se disputarán el cuestionable honor de ver quién queda por encima
del otro. Al parecer, el puente donde transcurre buena parte de la acción se ha convertido en algo parecido a un sitio de culto y de bastante tránsito de aficionados al cine.
Y seguimos subiendo, porque el siguiente episodio, Bombita,
sin duda es uno de los más especiales y que será bastante
recordado. Un ingeniero experto en explosivos, harto de que la grúa
se le lleve el coche injustamente, tomará medidas en el asunto. La
burocracia y su sinsentido ridiculizados de manera ejemplar. La
propuesta, la quinta historia,
mantiene muy bien el nivel de la anterior, contando los intentos de
un padre por tapar el accidente de su hijo en coche que ha acabado
con la vida de una mujer y el hijo que esperaba. Es ésta quizás la
más “sesuda” de todas, o donde la mala leche no es tan física.
Personalmente, es mi favorita junto a la de Bombita.
Para
finalizar la película, sucede la historia Hasta que la
muerte nos separe, donde en
pleno banquete de boda, la novia descubre la infidelidad de su ahora
marido, lo que la hará cambiar el rumbo de la “fiesta”. Quizás
esta historia no llegue al nivel de las dos anteriores, pero es un
punto final bastante digno y en sintonía con la película en
general.
En
contra de lo común en las películas por episodios, las seis
historias cumplen a la perfección su cometido y no hay ninguna floja
o de relleno que podamos decir que está de más. Las numerosas
estrellas argentinas como Ricardo Darín, Leonardo Sbaraglia, Darío
Grandinetti, Rita Cortese o Érica Rivas están convincentes y dejan
en más de una ocasión grandes momentos que enaltecen la película.
El ritmo nunca decae, al contrario, lo que hace que sus dos horas
sepan a la mitad, y es que parece que Szifrón haya rodado con ese
salvaje instinto animal que hacen gala los protagonistas de los
diferentes cortos.
Una
película divertida, irreverente, crítica con su entorno y, sobre
todo, merecedora de su visionado. Un pedazo de carne latente y
candente sobre nuestra sociedad y los miembros de ella. O de cómo, a
veces y paradójicamente, la sociedad nos desocializa.
7,5/10
Muy buena crítica, esperando su estreno para ir a verla.
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