Gone Girl
Año:
2014
Fecha de estreno:
10 de Octubre de 2014
Duración:
149 min
País:
Estados Unidos
Director:
David Fincher
Reparto:
Ben Affleck, Rosamund Pike, Carrie Coon, Neil Patrick Harris, Tyler Perry, Kim Dickens, Patrick Fugit
Distribuidora:
20th Century Fox
Cualquier aficionado al cine con
un poco de cultura en este ámbito no podrá negar la relevancia de David Fincher
en el panorama actual y durante las dos últimas décadas. Seven, El club de la lucha,
La red social, Zodiac… Todas obras maestras de uno de los realizadores que más
destacan de su generación, al igual que en otra época Hitchcock o Kubrick eran
referentes (y siguen estando presentes), hoy en día podemos disfrutar de
Fincher, Paul Thomas Anderson y otros directores de talento descomunal. La gran
virtud de Fincher es la capacidad que tiene de coger guiones ajenos y conseguir
hacer películas con su estilo, siendo capaz de renovarse a cada paso de su
carrera y tomar las decisiones acertadas. Su última película, Perdida, no pierde el altísimo nivel de
sus recientes trabajos y aunque la estela de La red social sigue presente, consigue un thriller sorprendente con
un guión de los que quitan el aliento.
La violencia, esa pulsión tan
patente en el cine de Fincher, aquí se encuentra implícita en una situación
desconcertante, añadiendo así más tensión mientras se desenvuelve y resuelve la
intriga. La comedia también está presente de forma perversa y oscura,
retratando a una sociedad alienada por los medios de comunicación y unos individuos
que chocan como trenes sin control ocultos en un primer momento tras una
apariencia común. Precisamente los medios de comunicación dan mucho juego a lo
largo de la película, caracterizados por la teatralidad y la frivolidad con la
que llegan a tratar un hecho tan trágico como la desaparición de una mujer. Los
medios llegan a jugar un papel directo en la creación de la opinión pública de
los personajes y crean un espectáculo que puede repugnar pero que no dista
mucho de lo que nos encontramos cuando encendemos la televisión.
Al comienzo la película puede
parecer muy convincente, quizás demasiado, pero a medida que pasan los minutos
se va descubriendo la farsa. Porque la farsa no se encuentra solo en la
historia, con ese matrimonio que se va descomponiendo, sino que la propia
película en sí también tiene elementos de farsa, como la banda sonora. Trent
Reznor y Atticus Ross colaboran por tercera vez con Fincher y hacen algo
completamente diferente a lo escuchado en La
red social y Millennium. La
música llega a ser perturbadora en ciertos momentos y llega a sonar como música
de ascensor en situaciones en las que aparentemente no tendría sentido esto,
pero funciona perfectamente para construir el ambiente de esa farsa.
El guión está firmado por Gillian
Flynn, la autora de la novela original. No hay que fijarse mucho en el cine que
se estrena para darse cuenta de lo raro que es que una mujer haya escrito el
guión de una película, el mundo del cine está demasiado masculinizado por
tradición. Además Flynn adapta su propia obra, algo muy difícil, ya que pasar
de la narrativa literaria a la cinematográfica no es nada sencillo, pero ella
lo hace como si tuviera docenas de guiones a sus espaldas. No he destacado que
sea mujer como anécdota sino porque consigue crear uno de los mejores
personajes femeninos que he visto en el cine: poderoso, con interminables capas
e impredecible. El papel de Rosamund Pike podría dejar a Lisbeth Salander
llorando en una esquina sin problemas, y el trabajo que hace Pike para
encarnarlo es digno de admiración, estoy tan acostumbrado a personajes
femeninos que no aportan nada que cuando veo uno tan potente simplemente me
callo y me entran ganas de aplaudir. La otra cara de la pareja protagonista,
Ben Affleck, solventa bien su trabajo y no desentona, que teniendo en cuenta la
mantis interpretativa a la que se enfrentaba tiene su mérito. Tyler Perry, Neil
Patrick Harris y Carrie Coon también llaman la atención con sus personajes
secundarios, logrando que no haya un monopolio de un solo personaje que se
lleve todas las miradas del espectador.
Con Perdida, Fincher deja claro que no quiere jugar el mismo partido
dos veces y que no tiene ningún interés en lo políticamente correcto. Salvando
las distancias podría definir Perdida
como una pelea a puñetazo limpio entre el Mankiewicz de La huella, con un fantástico juego de perversiones, y el humor crítico
de Berlanga, con la disección de aspectos concretos de la sociedad, todo
catalizado por un genio: David Fincher.
8'5/10
Esta será posiblemente nuestra película del próximo fin de semana. Tiene una pinta excepcional (esperemos que no se quede ahí, con la pinta).
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