viernes, 26 de septiembre de 2014

Águila Roja, capítulo 72: Antes muerta que escondida

 
Ayer emitió TVE un nuevo capítulo de la serie de ficción Águila Roja. En este blog la estamos siguiendo con detalle, intentando averiguar si esta temporada constituye un cambio en la dinámica de la historia de Gonzalo de Montalvo o si, por el contrario y como las anteriores, no hace más que continuar añadiendole misterios. En esta ocasión, nos encontramos con un episodio muy dramático, de esos que te tienen en vilo hasta el final pero que, en el fondo, sabes que tienen que acabar bien. Antes de proceder a contar qué le ocurre esta vez al maestro de la villa y compañía, ¿necesitas un repaso del capítulo anterior? ¡ALERTA SPOILER!

El capítulo 71 terminaba como algunos otros ya pasados, con el joven Alonso (Guillermo Campra) a punto de meterse en problemas. Quería, por su cuenta, rescatar a las mujeres que tenian apresadas los guardas reales. El drama comienza cuando, en pleno bosque, su padre encuentra sangre, un zapato y dos tumbas recien hechas. Todo apunta a que son Alonso y su amigo, pero en Águila Roja nunca se sabe por dónde van los tiros. Finalmente descubren que no son ellos. Satur opina que la culpa de la muerte de los niños es cosa de Gonzalo, que ha enfadado a Dios. Porque Satur siempre piensa que la gente esta muerta desde el principio, optimista vaya.

Descubren, más tarde, que están vivos pero apresados. Con una lucha de las de Águila Roja, con bien de cámara lenta y artes marciales, Gonzalo logra liberarlos. Pero ¡oh!, no eran los niños. No los suyos, vaya. Y menos mal, porque aunque el héroe vaya más o menos tapado, Satur lleva la cara siempre al descubierto. Menudo incógnito. Es importante darse cuenta de que Águila se carga a cualquiera con uniforme que se le cruce, sin preguntar antes ni nada. Que lo mismo ha liberado a asesinos y ladrones pero la cosa es así.

El Power Ranger más español.

Una de las mujeres secuestradas aparece de repente y ellos la interrogan, para averiguar si sabe algo de sus hijos. Se la encuentran uniformados y después la chica aparece en su casa. Yo con estos despistes no sé cómo se mantienen en el anonimato. Los niños están en un lugar donde se encuentra la Cruz de los lamentos. En Águila Roja todo tiene un nombre así: El bosque de los muertos, la Cueva de los murciélagos... Cuando llegan allí, no hay nadie. No hay nadie, vivo. Encuentran dos cadáveres calcinados y el colgante de Alonso. Dos de dos, esta vez hasta Gonzalo piensa que son ellos.

En palacio actúan como la familia que, aunque no lo sepan, realmente son pero el drama también inunda sus estancias cuando la Reina manda buscar a Lucrecia. Le enseña uno de esos sarcófagos de pie repletos de pinchos por dentro. ¿Una sutil advertencia? ¿Una desacarada amenaza? Lo cierto es que si quiere hablar con la marquesa es para pedirle algo: el Rey piensa que tiene un amante (lo cierto es que ya la hemos visto hacer algunas cosas con el Cardenal) y le pide ayuda a Lucrecia. 

¿Qué tiene que hacer? Acostarse con el duque de Uceda, que suponemos realmente es el amante. Aunque ella deja claro que prefiere no hacerlo, la Reina le comenta que no hay nadie con su popularidad en todo el reino. Vamos, que es una fresca de mucho cuidado. Vamos, que un poco sí. Mariana de Austria quiere que el encuentro se sepa, y para ello necesita público. ¡Qué mejor público que Dios! El lugar escogido por la Reina para que sean pillados es un confesionario dentro de una iglesia, claro, que no tengan que andar mucho para redimir sus pecados.

Por otro lado, en una visita del Rey al Cardenal Mendoza, se descubre el pastel. Ambos han organizado una carrera de caballos en la que participará el duque de Uceda y en la que morirá, porque no le gusta compartir esposa. Su Majestad no sabe que su hijo y su nieto también participan, Hernán y Nuño. El plan contempla una caída del caballo, y la verdad es que tanto el Rey como yo esperábamos "algo más sofisticado" por parte del Cardenal. 


El "favor" de Lucrecia a la Reina le va a costar caro.

Para nuestro alivio, dentro del agujero habrá un perro hambriento. Lo que se dice un plan muy justificable a posteriori, vaya. Padre e hijo se encuentran entrenando para su participación. Y puede verse ciertas malas vibraciones entre ambos. Hernán le pregunta a su hijo, porque él sabe que es su hijo (¡alguien que sabe algo!), qué le pasa y de dónde viene tanto odio repentino. Obviamente no se imagina que Nuño le baila el agua a Irene, y viceversa.

Cuando la noticia de la aventurilla eclesíastica de Lucrecia llega a palacio, cae como una auténtica bomba. Pero la marquesa de Santillana no se esconde, y no duda en pasearse por la villa. En palabras de Catalina "antes muerta que escondida". La gente escupe a su paso, porque claro la casa de Dios es la de todos, y que te pillen ahí en pleno asunto, no gusta. Dos encapuchados la dejan, en plena calle, al aire y es el Monseñor -que casualmente estaba allí- el que va en su auxilio. Hernán, por su parte, intenta amenazar al cura que pilló al duque con Lucrecia para que mienta y rectifique, pero se da cuenta de que ya no puede protegerla.

De vuelta a la plebe, por primera vez esta temporada vemos a Margarita y Gonzalo en el mismo plano, aunque sea para algo tan triste como contarle que han matado -supuestamente- a su sobrino. Esa familia ha sufrido tanto que ya quedan la mitad. Son los Kennedy del siglo XVII. Gonzalo se derrumba y Margarita, qué raro, se pasa otro capítulo cual Dolorosa venga a llorar.

Satur, como siempre, en su propia órbita.

De vuelta en palacio, aparece despechada la duquesa de Uceda. Después de descalificar a la marquesa altivamente, le comenta que la idea de su ataque de esa misma mañana era suya, "una muestra de gratitud". Para muestra el guantazo que le propina Lucrecia. Yo todavía lo oigo. Más tarde, en plena maquinación de Lucrecia para vengarse de la duquesa, se enteraría que quieren excomulgarla, por pecadora. Cositas de mancillar el templo del Señor. A la marquesa, sin duda, le castigarán donde más le duele y deberá portar un cinturón de castidad. Supongo que Lucrecia será inteligente y se lanzará a por el herrero. Desesperada, va a contarselo todo al Rey, que no quiere creerla. Sin embargo, lo hace, y continúa adelante con sus planes de asesinar al duque.

En la villa, después de la comitiva funeraria por la muerte de los niños, Gonzalo decide quitarse de en medio después de tanta pérdida y tanto drama. Satur se lo impide, así que el héroe decide marcharse lejos. "¿Y qué pasa conmigo?" es la frase que le contesta Margarita, que ve como se queda más sola que la una. Y venga a llorar. Se queda con Satur, porque Águila Roja decide irse solo a alguna guerra, que por esa época abundaban. El criado, sin embargo, se empecina en acompañar a Gonzalo, y así es. Casualidades de la vida, en plena marcha descubren que sus hijos siguen con vida y logran rescatarles a tiempo. Algo muy típico también en la serie.

Para terminar de tocar un poquito cada trama, una vez más, por una torpeza de Satur, consiguen averiguar otra pista sobre los orígenes de Gonzalo y, una vez más, nos hablan de un lugar que nadie ha visto repleto de misterio y que tienen que encontrar. Seguramente, en Madrid. Si es que en España tenemos de todo.

22.5% y 4.061.000 espectadores 

Aquí te dejo el avance del capítulo de la semana próxima:


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