miércoles, 17 de septiembre de 2014

La gran seducción. Una de mentiras piadosas.

Título original:
The Grand Seduction
Año:
2013
Fecha de estreno:
19 de febrero 2014
Duración:
115 min
País:
Canadá
Director:
Don McKellar
Reparto:
Brendan Gleeson, Taylor Kitsch, Gordon Pinsent, Liane Balaban, Mark Critch, Mary Walsh, Morgan T. Lee
Distribuidora:
A Contracorriente


Tras casi diez años apartado de la dirección cinematográfica, el también actor (Exótica; eXistenZ) y guionista (El violín rojo; A ciegas) Don McKellar regresa tras las cámaras con La gran seducción. Se trata de un remake de una película homónima del año 2003 escrita por Ken Scott -quien recientemente estrenó ¡Menudo fenómeno!, otro remake de una película suya llamada Starbuck-. El propio Ken Scott junto a Michael Dowse (director de Amigos de más), se encarga de reescribir la historia para un público anglófono -recordemos que la original era francófona. Como no conocemos la película original, no vamos a establecer comparaciones entre las dos La gran seducción aunque podamos suponer que este remake aporta poco más allá de expandir el público objetivo al rodarla en inglés.


La historia es la de un pequeño puerto pesquero en el cual la mayoría de sus habitantes se encuentran desempleados y desesperados ante la falta de trabajo. Una compañía petrolífera pretende construir una planta para el tratamiento residual y ofrecer empleo a los lugareños. Sólo exigen que el pueblo tenga un médico. Pero hace años que son incapaces de encontrarlo. Por una forzosa casualidad, un joven cirujano plástico debe pasar un mes recluido en la isla. Los vecinos tendrán que seducirle, a base de mentiras, adornos de la realidad y otras "piadosas" artimañas para que el médico acepte quedarse de manera perenne en el pueblecito.

La película está protagonizada por Brendan Gleeson y Sam Rockwell Taylor Kitsch, que si bien no son grandes estrellas, son de sobra conocidos por el público general. Y, aunque sus nombres no actúen como reclamo, ambos componen una pareja cómplice en la gran pantalla. El carácter paternal de Gleeson como alcalde del pueblo y la confusión del joven doctor Kitsch casan a la perfección para crear una alianza de ternura y simpatía para con el espectador. A los dos protagonistas se les une un elenco de secundarios tan pueblerinos como entrañables. Pero lo que en realidad funciona en La gran seducción es su aptitud para hacer reír -no tanto la de hacer llorar, muy maniquea en nuestra opinión.


Y eso se fundamenta en el atractivo de sus personajes y en los puntuales chistes/gags y, además, en la sencillez de un guión que captura con naturalidad la extravagancia y afabilidad de los pequeños pueblos, muy en la línea de películas como Despertando a Ned. También se apoya en el atractivo visual del paraje en el cual se ambienta: un puerto pesquero con grandes zonas verdes, idóneo para explotar la fotografía paisajística. Así pues, a pesar de que el desarrollo de la trama es tan común a tantas otras películas -y tópico y moñas, habría que añadir-, lo cierto es que McKellar, Scott y Dowse han sabido dar con la tecla para emocionar y hacer reír a su público. Quizá en unos días olvides de qué iba exactamente La gran seducción pero sí te acordarás del rato agradable que pasaste en el cine. Al fin y al cabo, esa es su pretensión.

 7/10

1 comentario:

  1. ¡No está nada mal la peli! Pocas veces un remake llega al nivel de la película original. En el caso de “La gran seducción”, logra mantener (y mejorar, en algunos momentos) lo que ya pudimos ver hace 10 años de la mano del director Jean-François Pouliot. En esta nueva versión seguimos sin salir de Canadá, aunque cambiamos el francés por el inglés. La propuesta actualizada de Don McKellar nos vuelve a situar en un pequeño pueblo costero de Quebec, donde sus habitantes tratarán de ‘seducir’ al nuevo doctor para que se instale permanentemente. Este remake se gana a pulso la categoría de ‘cine para toda la familia’ gracias a los recurrentes tópicos y divertidas escenas que se suceden sin cesar. Sin embargo, la película vuelve a caer en los tópicos propios de las películas rurales, como la idea de que la gente verdaderamente auténtica vive en los pueblos. En definitiva, nos presenta un pueblo hecho a la medida del personaje de T. Kitsch, pero realmente trata de convertirse en el destino perfecto para el espectador. Ver esta propuesta nos asegura, dos horas de deliciosa comedia rural, junto con unas irresistibles ganas de viajar lejos de la gran ciudad.

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