viernes, 26 de febrero de 2016

13 horas: Los soldados secretos de Bengasi. Oda al soldado.


Título original:
13 Hours: The Secret Soldiers of Benghazi
Año:
2016
Fecha de estreno:
26 de Febrero de 2016 
Duración:
144 min
País:
Estados Unidos
Director:
Michael Bay
Reparto:
James Badge Dale, John Krasinski, David Denman, Pablo Schreiber, Max Martini, Freddie Stroma
Distribuidora:
Paramount


Si bien es cierto que Michael Bay nunca ha sido un director de gran 'caché', si recuerdo La roca y Armageddon con especial cariño (también es cierto que las vi con una edad más impresionable...). Hasta La isla, a modo 'guilty pleasure' la tengo en un no mal recuerdo, pero el Bay post Transformers me da bastante pereza, tengo que admitirlo. Quizás por ello aún no he visto Dolor y dinero. El caso es que 13 horas: Los soldados secretos de Bengasi [en adelante, tanto sólo, 13 horas] tiene ese olorcillo a “película por encargo” en todo el metraje que la deja bastante etiquetada.
Pero bueno, también era el caso de El único superviviente de Peter Berg y la cinta resultó ser una atractiva película bélica/acción muy resultona dentro del género. La propuesta de Bay, y con sus excesos, saldría perdiendo en esta comparativa, aunque sí puede decirse que va de menos a más.




13 horas empieza como cabría esperar: grabada en digital, los protagonistas retratados como héroes y las escenas de acción rodadas con planos cortos y montaje rápido, para hacer parecer todo muy intenso. Esta primera parte que diríamos de introducción, puede llegar a hacerse pesada (y en una película de dos horas veinte, cada minuto de más puede ser una sentencia de muerte), y el empeño del director de presentar estos seis soldados (o uno seis veces, porque tampoco es que aporte muchos matices distintos a cada personaje) como superhombres, sacrificados por el prójimo, devotos de sus familias (el intento de dramatizar a los personajes con el recurso familiar es bastante repelente en este caso) demuestra la poca sutilidad de este director para hacer que el público empatice con sus protagonistas. Lo suyo es disparos, bombas y montaje acelerado.

Quizás por el cambio de enfoque y la “novedad”, el caso es que cuando la película pasa a centrarse a la reclusión y la defensa de los soldados de un edificio, frente a las oleadas orquestadas de los enemigos, la película cobra algo de dinamismo. Algo de tensión trabajada mediante la narrativa y no por el bombardeo de imágenes o balas. Cuándo atacarán, por dónde y cuántos. No es que sea un cambio radical, pero de haber durado una hora cuarenta y cinco y haberse enfocado más en esta vertiente, podría haber sido una película más interesante. Luego se le pasa de nuevo y tira de los excesos típicos de la casa Bay, ralentis, un poco de gore para impactar, y acabar el retrato del soldado sacrificado. 

 
Supongo que a los amantes del cine sobre el ejército y enganchados a algún videojuego FPS puede hacerles el apaño y pasar el rato gratamente. Pero a rasgos generales 13 horas no deja de ser una película poco novedosa y poco atractiva, enfocada más a enaltecer la memoria de los soldados reales que inspiran la historia que en ofrecer una película que sirva para reconducir la carrera de Michael Bay. Habrá que esperar a que la gallina de los huevos metálicos y robóticos deje de ser productiva para si, entonces, puede ofrecer, dentro de su género, películas con más sustancia. 

5/10 

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