sábado, 13 de febrero de 2016

À trois, on y va. A romper las cadenas


Título original:
À trois, on y va
Año:
2015
Duración:
86 min
País:
Francia
Director:
Jérôme Bonnell
Reparto:
Anaïs DemoustierFélix MoatiSophie VerbeeckFranck AndrieuxCaroline Baehr,Olivier BrocheLaure CalamyHannelore CayrePatrick d'AssumçaoMarcelle FontaineMathieu IntikalauClaire Magnin



Si junto a Mouret había un autor de renombre en My French Film Festival, sin dudas ese era Jérôme Bonnell, otro de esos grandes autores que en una sección como la suya, puede pasar desapercibido entre tanta película convencional. Como pasaba con Mouret en Caprice, el empaque de comedia de enredos ligera puede engañar al ojo menos observador y hacernos creer que estamos ante una comedia del montón, con triángulo amoroso de por medio, pero nada más lejos de la realidad. A trois on y va, la cinta que Bonnell exhibe en la sexta edición del festival, es un nuevo acercamiento a la vida de pareja con un cuidado estudio de sus personajes.

Otra vez tenemos una pareja en crisis, otra vez aparece en discordia una tercera, curiosamente interpretada nuevamente por la extraordinaria Anaïs Demoustier. Parece que habláramos de Caprice, pero en realidad la cinta que nos ocupa es radicalmente diferente, aunque los puntos de contacto sean tan similares. Aquí no hay un matrimonio idealizado que choca contra la realidad, más bien es una relación como tantas que pasa por un mal momento y en la que ambos parecen no tolerarse más. Es interesante como Bonnell nos muestra la primera visita de Melodie (amiga de la pareja y la tercera en discordia en este triángulo), con dos amantes intentando sin éxito mantener las formas para no espantar a la visita, aunque subrepticiamente, Charlotte (Sophie Verbeeck) ha empezado ya a coquetear con su amiga, con la cual intuimos un romance frustrado en el pasado. Ya sea a modo de liberar su frustración, hacer un daño a su mujer o lo que sea; Micha (Un gran Felix Moati nominado a Mejor Actor Revelación en los Premios Cesar de este año) intentará también seducir a Melodie, generando una situación más que atípica.



Aquí Bonnell no sólo nos propone observar la vida de una pareja en descomposición sino también la curiosa psiquis de Melodie, esta abogada que aún a sabiendas del estado de la relación de sus amigos se mete en esta aventura de doble engaño, una aventura que le sirve de entretenimiento y de escape a su realidad laboral complicada, pero que también la tortura. Así comienza el juego de seducción doble donde el autor demuestra su habilidad para la comicidad, aunque también para las escenas cargadas de sensualidad, a través de momentos desternillantes en la que nuestros protagonistas no terminan nunca de concretar sus deseos.


Bonell nos sumerge en un espiral de mentiras, secretos inconfesables y amores imposibles, en una versión más psicológica de lo que Mouret intentaba en Caprice y mucho más inclinado al final “feliz” y a la apertura sexual. Es una mirada provocadora, revolucionaria y crítica de las relaciones de pareja, dirigida con solvencia y rematada con una escena extraordinaria de liberación que será de lo mejor que veamos en el festival.

6,5/10

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