À trois, on y va
Año:
2015
Duración:
86 min
País:
Francia
Director:
Jérôme Bonnell
Reparto:
Anaïs Demoustier, Félix Moati, Sophie Verbeeck, Franck Andrieux, Caroline Baehr,Olivier Broche, Laure Calamy, Hannelore Cayre, Patrick d'Assumçao, Marcelle Fontaine, Mathieu Intikalau, Claire Magnin
Si junto a Mouret
había un autor de renombre en My French Film Festival, sin dudas ese era Jérôme
Bonnell, otro de esos grandes autores que en una sección como la suya, puede
pasar desapercibido entre tanta película convencional. Como pasaba con Mouret
en Caprice, el empaque de comedia de enredos ligera puede engañar al ojo menos
observador y hacernos creer que estamos ante una comedia del montón, con
triángulo amoroso de por medio, pero nada más lejos de la realidad. A trois on
y va, la cinta que Bonnell exhibe en la sexta edición del festival, es un nuevo
acercamiento a la vida de pareja con un cuidado estudio de sus personajes.
Otra vez tenemos una
pareja en crisis, otra vez aparece en discordia una tercera, curiosamente
interpretada nuevamente por la extraordinaria Anaïs Demoustier. Parece que
habláramos de Caprice, pero en realidad la cinta que nos ocupa es radicalmente
diferente, aunque los puntos de contacto sean tan similares. Aquí no hay un matrimonio
idealizado que choca contra la realidad, más bien es una relación como tantas
que pasa por un mal momento y en la que ambos parecen no tolerarse más. Es
interesante como Bonnell nos muestra la primera visita de Melodie (amiga de la
pareja y la tercera en discordia en este triángulo), con dos amantes intentando
sin éxito mantener las formas para no espantar a la visita, aunque
subrepticiamente, Charlotte (Sophie Verbeeck) ha empezado ya a coquetear con su
amiga, con la cual intuimos un romance frustrado en el pasado. Ya sea a modo de
liberar su frustración, hacer un daño a su mujer o lo que sea; Micha (Un gran
Felix Moati nominado a Mejor Actor Revelación en los Premios Cesar de este año)
intentará también seducir a Melodie, generando una situación más que atípica.
Aquí Bonnell no sólo
nos propone observar la vida de una pareja en descomposición sino también la
curiosa psiquis de Melodie, esta abogada que aún a sabiendas del estado de la
relación de sus amigos se mete en esta aventura de doble engaño, una aventura
que le sirve de entretenimiento y de escape a su realidad laboral complicada,
pero que también la tortura. Así comienza el juego de seducción doble donde el
autor demuestra su habilidad para la comicidad, aunque también para las escenas
cargadas de sensualidad, a través de momentos desternillantes en la que
nuestros protagonistas no terminan nunca de concretar sus deseos.
Bonell nos sumerge en
un espiral de mentiras, secretos inconfesables y amores imposibles, en una
versión más psicológica de lo que Mouret intentaba en Caprice y mucho más
inclinado al final “feliz” y a la apertura sexual. Es una mirada provocadora,
revolucionaria y crítica de las relaciones de pareja, dirigida con solvencia y
rematada con una escena extraordinaria de liberación que será de lo mejor que
veamos en el festival.
6,5/10
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