Título original:
Caprice
Año:
2015
Duración:
100 min
País:
Francia
Director:
Emmanuel Mouret
Reparto:
Emmanuel Mouret, Anaïs Demoustier, Virgine Efira, Laurent Stocker
El nombre de Emmanuel
Mouret no es uno que suene alto y fuerte entre los cinéfilos de habla hispana,
salvo que uno sea un seguidor ferviente de cine francés. Es por ello que en
medio de una sección con títulos de sospechosa calidad como la “Paris Comedy”
del My French Film Festival (aunque el prejuicio nunca es bueno), puede hacer
que la pasemos de largo con mucha facilidad. Mouret con una sola película me ha
dejado claro que no es un director para pasar de largo y si todas las historias
que cuenta son tan cautivantes e inteligentes como “Caprice”, seguramente se ha
ganado que un servidor vea mucho de su cine en los próximos años. Este es el
primer largometraje que reseñamos en My French Film Festival y es otra prueba
del increíble nivel que estamos disfrutando en esta muestra online, un
argumento más para recomendarle encarecidamente al lector que le dé una
oportunidad en los días que restan.
Caprice arranca como
un inocente cuento de hadas donde Clement (el propio Emmanuel Mouret), un
maestro de escuela excelente en su oficio y mejor persona, amante del teatro y
enamorado platónicamente (como muchos) de la actriz Alicia Bardery; cumple su
sueño de conocer y enamorar a la susodicha actriz que tanto lo desvela. Una hazaña
que es contada en la primera parte del film de una forma muy típica, buscando
adrede una atmósfera de cuento de princesas y tirando de clichés de películas
romanticonas, sin sonrojarse por utilizar elementos como el destino y las
predicciones sobre el amor de la vida. De esta manera, antes de los 30 min de
film tenemos a nuestros dos protagonistas en una situación muy digna de un “…y
vivieron felices para siempre”, cosa que sería cierta de no ser porque el director
y escritor busca algo más tras esta introducción.
En efecto, al tiempo
en que la mágica relación empieza a mutar en problemática, en parte a causa de
la aparición de la Caprice del título, una joven actriz (genial Anaïs
Demoustier) con un obseso enamoramiento hacia Clement y que abusa de la
gentileza de este poniendo en jaque la relación con Alicia; la película también
muta hacia algo más realista en donde se empiezan a caer por peso propio las
estructuras idílicas sobre las cuales nuestros protagonistas han querido
tontamente construir su relación. Todo ello en la medida en la que Clement y
Alicia empiezan a notar que el rumbo que han tomado puede estar equivocado y
sin embargo se sienten obligados a mantenerse en él.
De manera muy natural
y sin masticar nada el mensaje, Mouret nos ha colado subrepticiamente una
reflexión profunda y seria sobre el matrimonio y las relaciones amorosas
tradicionales, todo en un empaque de comedia de enredos ligera que le viene
maravillosamente bien y que no se siente forzado en ningún momento. Aún así,
Mouret se da el lujo que cerrar la historia de manera amarga, haciendo alusión
a una lección de vida que no se aprende o no se acepta, igual que en la
realidad.
Caprice no inventa
nada, pero en su mezcla de elementos conocidos consigue ser una comedia fresca
y absorbente, gracias a la fina escritura de un guionista impecable que ha
sabido volcar sus ideas de forma sutil y nada aleccionadora. Imposible será
para el espectador no amar este triángulo(?) amoroso compuesto por personajes
entrañables e inolvidables.
7/10
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