Título original:
El abrazo de la serpiente
Año:
2015
Fecha de estreno:
19 de Febrero de 2016
Duración:
125 min
País:
Colombia / Venezuela / Argentina
Director:
Ciro Guerra
Reparto:
Brionne Davis, Nilbio Torres, Tafillama, Jan Bijvoet, Nicolás Cancino, Yauenkü Migue, Luigi Sciamanna
Distribuidora:
Abordar
Aunque todas las apuestan
vaya de la mano de El
hijo de Saúl de cara a la noche del 28 de febrero, mi
corazoncito irá con El abrazo de la serpiente. Bien es cierto
que las otras tres candidatas al Oscar de habla no inglesa no las he
visto aún, pero entre la obra de László Nemes y la de Ciro Guerra,
me quedo con la segunda. Es verdad que son bien distintas, pero las
emociones que me transmite la colombiana son inmensas, hablando como
hablan las dos de hechos pasados.
Pero dejando de lado la
constante atención a los premios y que poco tiene que ver con el
espíritu verdadero de la película, El abrazo de la serpiente
es la primera película de ficción en treinta años que se hace en
la región del Amazonas. Ya el solo hecho de haberse rodado en un
espacio natural tan mágico, místico y misterioso como es la
Amazonia es algo que podría justificar su visionado (sobre todo por
la inmensa fotografía en blanco y negro de David Gallego en 35mm que
consigue capturar para la posterioridad ese lugar emblemático), pero
la tercera película de Ciro Guerra va más allá de un simple
documental, sino que ofrece una aventura, a caballo entre la realidad
(los relatos de los primeros exploradores de la Amazonia Colombiana
Theodor Koch-Grunberg y Richard Evan Schultes en los que se inspira)
y la ficción, intentando así transportar al espectador la cultura y
la sabiduría de las diversas poblaciones indígenas que habitaron
aquellas tierras.
Hace poco escribía sobre
Deadpool,
donde terminaba por decir que el proyecto ha tenido éxito debido al
cariño que le han profesado sus creadores hasta que ha visto la luz.
Esto no siempre se cumple a rajatabla (que se lo cuenten al bueno de
Ed Wood si no), pero creo que en un alto porcentaje, el amor y
respeto que pones en tu trabajo acaba recibiendo cierta recompensa. Y
desde luego, todo el proyecto de El abrazo de la serpiente se ha
fraguado bajo el mayor de los respetos y la intención de conservar y
transmitir unas culturas y creencias para que no se pierdan en la
historia. Aparte de seguir, de algún modo, como reparo a las
injusticias de los colonos hacia estas poblaciones indígenas que han
sufrido genocidios hasta casi su desaparición.
Ciro Guerra plantea la
película para que sea la visión del propio indígena la
protagonista. Evidentemente la historia hay que, en cierta manera,
“occidentalizarla” para el espectador, pero la historia no se
presenta tanto desde la visión del colonizador, como podría pasar
en Aguirre, la cólera de Dios, por ejemplo, sino desde el
otro punto de vista. De hecho, hay actores en la película (los
referentes al personaje de Karamakate (joven y viejo) y Manduca, que
viven realmente en las regiones y bajo las culturas a las que se hace
referencia. Sería algo así como la historia de sus abuelos, ya que
el indígena moderno no tiene el estilo de vida que puede verse en la
película. La obra presenta dos tiempos de relato, pasado y presente,
cada uno sobre uno de los dos exploradores y su amistad con
Karamakate, donde amistad, lealtad y traición estarán muy
presentes.
Lo mejor es que la
película recoge una mezcla multirracial, lingüística y cultural
muy interesante que ayuda a formar un mensaje universal. El actor
belga Jan Bijvoet (Borgman,
Alabama
Monroe), el americano Brionne Davis (Savaged),
los actores nativos Nilbio
Torres, Tafillama y Yauenkü Migue, equipo técnico de Colombia,
Perú, Venezuela, México, etc y dejando un inmenso catálogo de
idiomas en la película, tales como el español, portugués, alemán,
latín, catalán, cubeo, wanano, tikuna y huitoto. Y todo
armoniosamente fundido en una película con un mensaje claro:
rescatar esa Amazonia perdida para que viva en la memoria colectiva.
Ciro
Guerra no se corta incluso en autoseñalar a los colonos colombianos
en su parte de culpa, como al europeo o americano, ese hombre blanco
tan sólo preocupado en el interés comercial y poco de preservar la
naturaleza o la cultura, y mucho menos de la gente que consideraron
inferior o salvaje porque no se ajustaba a su forma de ver la vida.
La película tiene ese toque de aventuras como cabría esperar, para
después adentrarnos en algo más profundo. Ese encuentro entre el
hombre y la naturaleza. Esa sensación casi mística de unión, de
ser uno solo. Capturar eso con una cámara y que conserve su magia
para el espectador, que probablemente nunca ha conocido ni conocerá
ese basto paisaje es bastante difícil, pero el director lo ha
conseguido. Ver El
abrazo de la serpiente
es, ante todo, una increíble experiencia que nadie debería dejar
pasar.
7,5/10
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