Cold in July
Año:
2014
Fecha de estreno:
1 de Enero de 2015
Duración:
109 min
País:
Estados Unidos
Director:
Jim Mickle
Reparto:
Michael C. Hall, Sam Shepard, Don Johnson, Vinessa Shaw, Nick Damici, Wyatt Russell, Tim Lajcik, Brogan Hall, Bill Sage
Distribuidora:
Good Films
Amantes
de los 80 y sus thrillers violentos, esas pelis de serie B con toque
pulp deliciosamente adictivas, su entrañable música, su particular
estilo visual... Jim Mickle os saluda.
Empezó
su carrera en el terror con Mulberry
street,
Stake
land
y
We
are what we are
(remake),
ahora se aleja del género para darle caña al thriller con ecos de
western contemporáneo, depurando su estilo y ofreciendo una película
de mejor factura en todos los aspectos, pero sin renunciar a su
estilo propio.
Entre
la larga lista de agradecimientos del final del filme aparecen dos
nombres de grandes cineastas como son John Carpenter y Bong John-Hoo.
Un contraste entre modernidad y clasicismo que refleja muy bien las
intenciones de Jim Mickle, y en la película es inevitable tener en
la cabeza sobre todo al primero de los nombrados. Otro que también sobrevuela por la mente al verla es el Robert Rodriguez de Abierto
hasta el amanecer
y el Scorsese de El
cabo del miedo. Si
a todo esto sumamos el nombre de Joe R. Lansdale, autor de la novela
en que se basa y que a muchos les sonará por otra adaptación de sus
novelas a manos de Don Coscarelli, Bubba
Ho-tep; tenemos ya el pescado vendido. Todo esto y más tiene cabida en Frío
en Julio.
La
película empieza cuando en la casa de Richard (Michael C. Hall),
padre de familia, irrumpe un ladrón en plena noche. Presa de los
nervios, Richard mata accidentalmente al ladrón y al día siguiente
la noticia está en todas partes, todo el pueblo sabe lo sucedido. Su
desolación no durará mucho, pues pronto siente que su familia está
en peligro, pues les acecha el padre de la víctima (Sam Shepard), un
habitual malhechor que acaba de recibir la condicional. Y hasta aquí
puedo escribir sobre la sinopsis sin chafar nada del argumento, y
aconsejo no leer demasiado por otros lugares, no sea que llevéis más
información de la cuenta al ver la película y la experiencia no sea
tan plena como debiera.
Para
ver Frío
en Julio
hay que ir fuera de prejuicios, a dejarse llevar por la narrativa y
dejarse absorber por su estética. De cualquier otro modo quedarás a
medio camino. Y para los sensibles a la hemoglobina, que vayan
preparados, pues la película no se corta un pelo. Avisados quedáis.
Como
ya hemos dicho, este thriller remite por voluntad del director a los
años 80, tanto en su argumento y referencias culturales como en la
estética y creación de la película en sí mismo. Filtros de color
(una de mis escenas favoritas es cuando alguien dispara, salpica
sangre en una lámpara y de repente salta un filtro rojo en toda la
escena. Apoteósica), música que incide sobremanera en la imagen y
la narrativa y el enfoque pulp
en
la historia, son elementos que encantarán a algunos y a otros
sitemáticamente les causará cierto rechazo. Por ejemplo, como la
historia toma un giro argumental bastante drástico o los pocos
motivos que se aportan sobre el protagonista para meterse en el
fregado que se mete.
Pero
la nostalgia no viene sólo técnicamente, ya que encontramos en el
reparto dos viejas leyendas como son Sam Shepard o Don Johnson,
contrastados, una vez más, con lo contemporáneo, en este caso
Michael C. Hall, protagonista de la serie Dexter
y su primer papel protagónico en una película en Frío
en Julio.
Un
ejercicio sobre todo de estilo, enfocado al disfrute y la evasión
del espectador, guardando en todo momento un buen pulso narrativo y
poniendo al frente el mejor trabajo del joven Jim Mickle, quien en
cada trabajo da muestras de calidad.
7,5/10
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