viernes, 5 de diciembre de 2014

Modern Family recap 6x09: Strangers in the night


La semana pasada no tuvimos Modern Family, lo que es triste. Porque siempre que no hay Modern Family nuestra vida es un poco más triste. Pero esta semana sí que hemos podido ver un nuevo episodio de la serie estrella de la ABC. Si el anterior capítulo era bastante especial -y bastante bueno- por tratarse de Acción de Gracias, en éste las risas también están garantizadas. ¡Alerta spoiler!


Como se quiere a un gato


Los grandes protagonistas de este episodio son Mitchell y Cam, bueno, su nuevo sofá Edgar Vanderkoff. Un precioso mueble blanco que han decidido regalarse por su boda, después de mucho ahorrar. El problema, en un principio, es Lily: su hija entiende la nueva adquisición como lo que es, y no lleva demasiado cuidado.  Y eso que sus padres pretendían darle la impresión de que confían en ella teniendo algo tan bueno en casa. Sin embargo, no dudan hasta en cachearla con tal de proteger la impoluta presencia de su nuevo sofá. Impresionante el momento "vemos al gato sentado en él". Lily no puede pero la mascota sí, porque es del mismo color.


Al sofá le sale una nueva amenaza. Brenda (Kristen Johnston), compañera de trabajo de Mitch, que se está divorciando y le pide quedarse en casa. Por intermediación de Cam, Brenda pasa la noche con ellos, pero en un determinado momento se sienta en el sofá, y empiezan las peripecias. A la hora de dormir, por ejemplo, deciden que Brenda se quede en su cama mientras ellos duermen en el suelo del salón. Sin embargo, se despiertan en plena noche y ven allí a la mujer, tirada en el Vanderkoff. Tratan de moverla por medio de una manta, pero sale mal y cae al suelo.

Brenda se despierta, incluso Lily acude al salón pidiendo silencio. Cam y Mitchell se retiran a hablar sobre la situación y se dan cuenta de que se sienten mejor ayudando a una persona que lo necesita que admirando ningún sofá, por muy bonito que sea. Cuando regresan al salón, su hija le está contando a Brenda un cuento. Al final sí que tenían algo bueno en casa.


Rosas blancas


En casa de los Dunphy, Claire y Phil andan detrás de cierta sospecha. Ha aparecido en el buzón de casa una rosa blanca, y no es la primera. Automáticamente, los ojos se posan en Haley, haciendo que Alex pille algo de cabreo. En un arranque de sinceridad, anuncia a la familia que tiene novio, Alec (John Karna). Sin embargo, todo apunta a que es inventado. Casualmente, no puede enseñarles una foto con él, pero sí una en un folleto pues es modelo. Solo Phil parece creer a su hija, y decide que cenen todos juntos. El problema es que, poco antes, Alex y Alec rompen pues su padre es destinado a trabajar a África, lo que no parece más que dar la razón a Haley y Claire.

Sus padres deciden afrontar el problema y aceptar algo de culpa: la joven puede tener mucha presión frente a ellos y por eso se ha inventado que salía con alguien. Alex alucina y no puede creer lo que está escuchando. Pero tampoco le importa pues ya tiene una nueva cita, con un chico llamado Teddy (Carlito Olivero). Es un poco problemático pero le da igual. Tanto Claire como Phil piensan que se trata de otro invento de la joven, sin embargo, en esta ocasión Teddy se presenta en casa, con una rosa blanca en busca de Alex, lo que les alivia y preocupa a partes iguales.

Qué locura


El ojo derecho de Jay es Stella, el perro. Y no duda en hacer por ella lo que sea necesario, incluso asistir a una fiesta solo para perros. Les acompaña Gloria, que ve todo aquello como algo de locos. Hay comida para perros, todo tipo de amenidades e incluso una pista de baile. La mujer no puede olvidarse de todas esas fiestas a las que ha ido en su vida y no puede soportar que fuesen ni la mitad de esa. Decide marcharse a casa, pero allí estaría Manny para hacerla pensar.


Su marido siempre lo hace todo por ella, trata de adaptarse a sus gustos y a alguna que otra excéntrica costumbre colombiana que Gloria tiene. Incluso el día siguiente va a acompañarla a una reunión con amigos suyos y ella, a la mínima, le deja solo. Así que vuelven a la fiesta, pero Jay está muy lejos de alegrarse por ello: todo era una estratagema para acordar con su mujer hacer cosas por separado y así librarse de la reunión con sus amigos.

El hombre no duda en echarle la culpa a Manny, y llega a una inquietante revelación. El joven necesitaba que Gloria volviese a la fiesta porque, de esa manera, al día siguiente le dejarían solo en casa y podría ver la tele a gusto. ¿Imaginaciones suyas o realmente Manny llega tan lejos? 

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