Presentada en sociedad a principios de
octubre en la sección Dare del Festival de Londres, La Por, la
nueva película de Jordi Cadena, fue
proyectada en España en el marco de la 58 edición de la
Seminci de Valladolid .Tras
Elisa K., que habla
sobre abusos sexuales a menores, el
director catalán continúa apostando por las temáticas sociales y
esta vez se centra en la violencia de género. Explicaba en la
Seminci que con su película pretende hacer reflexionar a los
espectadores sobre “la persistencia del mal” y el cómo el
maltrato está asimilado “como algo inherente a la sociedad”.
Desde el punto de vista del hijo mayor, Cadena radiografía un día
en la vida de una familia asustada. Este taciturno hijo adolescente
está encarnado por Igor Szpakowski, famoso a nivel nacional por
interpretar a Jordi, el protagonista de la “serie que hizo llorar a
Spielberg”, Polseres Vermelles.
La Por es
una de esas películas que te harán enmudecer por la crudeza de lo
que se cuenta y el cómo te lo cuentan. Manel, su madre y su hermana
pequeña conviven con el miedo. Su padre le propina palizas a su
madre. Pero todos callan por el miedo. Son hechos que tienen lugar
dentro de su casa y, de puertas para afuera, nadie sabe y parecen una
familia normal. No obstante, Cadena haciendo gala de un sello autoral
propio, enfatiza la tristeza, la soledad, la angustia e inquietud de
sus personajes con un uso abusivo de los primeros planos. Convierte
los planos cercanos en una opresiva mirada a sus vidas y, cuando algo
no les pertenece – conversaciones con terceros, lejanos a sus
problemas-, distorsiona lo de alrededor con planos borrosos. El
ámbito actoral es bastante solvente y más teniendo en cuenta que se
cimenta en sus cercanas actuaciones y en lo que transmiten con la
mirada. Destacan Szpakowski como el adolescente atormentado y Roser
Camí como la madre maltratada.
Otra
marca distintiva es la omnipresencia de los silencios. Hay muy pocos
diálogos y se recalcan los sonidos cotidianos porque, ante todo,
estamos ante una película sobre la vida misma y cualquier elemento
extraño es innecesario. Esto mismo la dota de una lentitud
exasperante, que puede sacar a más de uno de la trama y de la gran
carga psicológica que conlleva su mensaje. Otro punto negativo lo
encontramos más o menos en el ecuador de la cinta cuando se
introduce un flashforward a todas luces accesorio que le resta fuerza
-y mucha- a un final impactante.
En La Por hay lugar para plantearse muchas cuestiones impotantes pues Cadena no busca adoctrinar con su visión de la violencia doméstica. Muy sobrecogedora la escena en clase de biología donde se explica la herencia genética. En ese momento Manel se asusta de verdad; no quiere parecerse en nada a su padre. Y ese día en el colegio ve cómo su hermana pequeña está adquiriendo hábitos violentos, como pegar a sus compañeras cuando la insultan. El padre les está inculcando tanto el miedo que lo que más le acojona es si llegarán él o su hermana a convertirse también en unos monstruos.
6/10
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