No,
no es el fin del mundo... aún. Por desgracia, sí es el fin de una
divertidísima trilogía británica. Tres
películas cuyo lema es hacer reír al espectador de manera
irreverente y mezclar géneros cinematográficos de forma fantástica.
Se le conoce extraoficialmente como la trilogía del Cornetto
porque cada una de las películas
está “representada” por un sabor de este tipo de helados. Todo
comenzó en 2004 con el de fresa sangre en Zombies Party,
continuó en 2007 con el original Cornetto
azul policial en Arma fatal
y este año concluye con Bienvenidos al fin del mundo
y el Cornetto de menta
alien en una magistral comedia de ciencia ficción donde vuelven a
brillar sus dos máximos protagonistas.
La
unión Edgar Wright - Simon Pegg – Nick Frost es sinónimo de
garantía y muchas risas. Orientada a ser obra de culto generacional
como las otras obras de Wright, Bienvenidos al fin del
mundo nos propone un mundo
apocalíptico con el epicentro en un pequeño pueblo británico.
Cuando eran unos adolescentes, un grupo de cinco amigos capitaneados
por el intrépido Gary King (Pegg) se propusieron recorrer la Milla
Dorada: durante una noche, en doce pubs, se beberían una pinta en
cada uno de ellos. No obstante, su odisea quedó truncada antes de
visitar los doce bares por el pedo que pillaron. Veintitantos años después, Gary reúne a
sus colegas para acabar el trabajo pendiente y conseguir, esta vez,
llegar a 'El fin del mundo', nombre del último pub de la ruta. El
objetivo se complica cuando descubren que muchos habitantes del
pueblo han sido poseídos por una especie de raza extraterrestre que
ahora quiere acabar con el quinteto de amigos.
El
protagonismo recae en Pegg, quien interpreta a un cuarentón
alcohólico e inmaduro cuyo sueño es completar la Milla Dorada. Pegg
nos ofrece una divertida y emotiva actuación sin caer en
histrionismos. Su pareja de baile vuelve a ser su gran amigo Frost,
quien le da el contrapunto y nos regala alguno de los momentos más
emblemáticos de la película. Si Pegg y Frost no nos decepcionan en
sus papeles, cabe remarcar lo bien arropados que se encuentran de un
elenco de secundarios portentoso donde destacan Martin Freeman, Paddy
Considine, Rosamund Pike o Pierce Brosnan, en un breve papel.
La
trama de Bienvenidos al fin del mundo
se ve salpicada de momentos brillantes y profundos de sátira social.
Rezuma una grandiosa crítica a la sociedad de consumo actual, tan
enfrascada en sus teléfonos inteligentes e incapaz de vivir sin la
tecnología. Los alienígenas invasores encarnan esa silenciosa
amenaza con la cual nuestros cinco amigos se ven obligados a luchar.
Por otro lado, también hay tiempo para ponerse nostálgico con los
recuerdos de la amistad adolescente y a la reflexión con esa parte
final (demasiado moñas para nuestro gusto; hubiéramos acabado la
película unos minutos antes para que fuera perfecta).
El
último punto que vamos a resaltar de la película, y más a modo de
curiosidad, es el doble juego de los nombres de los bares. Al ya
conocido The world's end,
el bar meta de los protagonistas y al que Gary se empeñará en llegar a
pesar de los extraterrestres, se le unen los nombres de todos los demás que, si
tienen ese orden concreto y no otro, es porque se encaja como un puzzle en el
significado del devenir de la historia. Si no os habéis dado cuenta,
permaneced atentos en un segundo visionado. Bien merece la pena esta
frenética y apocalíptica película tan maltratada en la cartelera
española (se ha estrenado en menos de 30 salas).
7/10
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