En
la tercera jornada del festival de cine italiano de Madrid hemos
disfrutado de dos largometrajes muy diferentes entre sí. El primero de ellos fue L'arte della felicità y el último, este
que nos ocupa, la ópera prima de Matteo Oleotto llamada Zoran, il mio nipote scemo
(Zoran, mi sobrino idiota). Toda
una declaración de intenciones ya desde el título pues vamos a
encontrar en Zoran una
comedia soez de personajes caricaturescos que resulta fresca y
divertida.
Co-producida
por Italia y Eslovenia, la acción tiene lugar en un pequeño pueblo
ubicado, precisamente, entre ambos países. El protagonista es Paolo
(Giuseppe Battiston) un alcohólico adicto al vino, divorciado, gordo y
fracasado, con un trabajo insatisfactorio. Cuando le notifican que
una tía lejana ha muerto, tiene que viajar a Eslovenia donde
descubre que tiene un sobrino adolescente, Zoran (Rok Prasnikar ) del
cual se tiene que hacer cargo. Su sobrino es muy rarito y tiene pinta
de panoli pero Paolo pronto se dará cuenta de la habilidad del chico
para jugar a los dardos y tratará de sacar provecho económico de
ello.
Se
trata de una película de personajes en la que Paolo destaca sobre el
resto. El retrato de un pueblerino vulgar, espontáneo, grosero pero
bonachón -muy en el fondo, pensarán algunos- que compone Battiston es entrañable y
divertido. Por su parte, Zoran aporta el equilibrio con su personaje
culto, introvertido y asocial. La extraña relación de ambos le servirá al
primero para madurar y darse cuenta de la importancia de asumir
responsabilidades. Durante la primera hora, las risas serán
constantes gracias a la excentricidad de sus acciones, a la
exageración de las costumbres del pueblo y los habitantes de la
región y a todos los gags
relacionados
con el alcoholismo, que suelen funcionar en pantalla. Sin embargo,
cuando llegamos a la segunda mitad, la película se vuelve más
convencional y no tardarán en emerger los tópicos propios de este
tipo de argumentos.
Matteo Oleotto
ha compuesto un interesante debut cinematográfico con el cual
homenajea sus raíces ítalo-eslovenas y la región donde se crió.
Así pues, al final, Zoran,
il mio nipote scemo
nos acaba dejando un regusto de buen rollismo simpático gracias en gran parte a sus
estrambóticos personajes en una historia que transcurre sin
demasiadas sorpresas.
6/10
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