viernes, 29 de noviembre de 2013

VI Festival de Cine Italiano de Madrid. La gran belleza.



La caída del Imperio Romano.


Sorrentino vuelve a Italia tras rodar en Irlanda y Estados Unidos en Un lugar donde quedarse donde Sean Penn retrataba a un rockero nostálgico, anclado en el pasado. Jem Gambardella (al que da vida un excelente Toni Servillo) sigue la estela con otro personaje de carácter nostálgico, aunque el retrato cambie bastante.

Jep Gambardella es un hombre atractivo y seductor irresistible, que te hace ignorar sus primeros signos de envejecimiento. Jep disfruta al máximo de la vida social de la ciudad. Asiste a cenas y fiestas 'chic', donde su ingenio y deliciosa compañía son siempre bienvenidos. Periodista de éxito y seductor innato, escribió una novela de juventud con la que consiguió un premio literario y su reputación de escritor frustrado. Esconde su desencanto tras una actitud cínica que le lleva a ver el mundo con cierta lucidez amarga.
En la terraza de su apartamento en Roma, con vistas al Coliseo, organiza fiestas donde “el aparato humano” –título de su famosa novela – se muestra en toda su desnudez mientras se desarrolla la gran “comedia de la nada”. Cansado de su estilo de vida, Jep sueña con volver a escribir, aferrándose a las memorias de un joven amor en el que sigue anclado.


Con esta premisa en el papel, Sorrentino se olvida de cánones y estructuras narrativas y explora en sus adentros, imprimiendo sus sensaciones, sus anécdotas y emociones de una Roma decadence en imágenes que afloran con vida propia, apelando a la emoción más que al raciocinio del espectador, sin que esto se entienda por que no hay nada que contar pues lo hay y mucho. Quizás esta sea la notoria diferencia con Sólo Dios perdona, que apelaba a la una propuesta onírica pero sin un gran sustento detrás que justificase todo.

Melancólica y bella a partes iguales, el protagonista alude varias veces a Flaubert para reflejar su desprecio por la vacuidad de la sociedad burguesa y la mediocridad que le rodea fiesta tras fiesta.
Con la sombra de Fellini acechando tras cada plano, lo sagrado y lo profano, las dos caras de una misma Roma se fusionan y muestran la contradicción de una ciudad, remarcado en su banda sonora que combina música popular con música sacra.
Un majestuoso Toni Servillo, en su cuarta colaboración con Sorrentino, nos muestra con cinismo y desparpajo la vida de un artista que sólo ha escrito una obra, pues no encuentra la suficiente motivación en un estilo de vida superficial, de charlas y cotilleos inútiles. Así a través de sus recuerdos nostálgicos, sus amigos y la búsqueda de la ansiada belleza que le devuelva las ganas de escribir, se van criticando temas como el arte vacío de contenido o la decadencia de la sociedad.


Y si la comedia viene a través de las palabras amargas de Jem Gambardella, el drama se refleja en la brillante fotografía de Luca Bigazzi, otro habitual de Sorrentino, que sabe plasmar a la perfección las sensaciones que requiere el relato, aunando funcionalidad y estética en un mismo plano.
Y es que no podía tener mejor título La gran belleza, pues la película reúne en ella la belleza del cuerpo femenino (abundantes desnudos), la belleza de la banda sonora de Lele Marchitelli, la de la fotografía de Bigazzi,  la belleza de las pequeñas cosas, la de su historia melancólica y la belleza de saber expresarla con imágenes y sensaciones más que con palabras o narrativas convencionales.

8/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...