Llegamos al
ecuador del festival con el debut de Paolo Zucca, L'arbitro,
conversión al largometraje de un corto del propio director de
idéntico nombre que en su día recibió el David di Donatello.
Y con ella
llega la que nos parece la mejor película de lo que llevamos de
festival, una comedia grotesca de un humor particular, gran
fotografía y muy disfrutable. El arte de saber tocar el pito en todo
su esplendor.
Stefano Accorsi se encuentra espléndido en el papel de Cruciani, un árbitro de afamada reputación que aspira a llegar a arbitrar la final de la Champions League. Con ensayadas coreografías deleita a los espectadores y jugadores y sigue las reglas a rajatabla, viendo lo visible y lo invisible en el campo de fútbol.
Por otro lado,
en un pueblecito de Cerdeña se disputa la tercera división regional
y amateur pero que sus jugadores y vecinos viven como si fuese de
primera. El Atlético Pabarile no ha conseguido puntuar aún, en
cambio su gran rival, el Montecrastu, se encuentra líder de la
clasificación. Pero la esperanza para el Pabarile llega de las manos
de Matzuzi, un antiguo vecino del pueblo que ahora regresa de
Argentina pretendiendo la mano de Miranda, la hija de Prospero,
entrenador del Pabarile. Ambos mundos, primera y tercera división
coincidirán paradójicamente por avatares del destino.
Una comedia
grotesca, entendiendo "grotesco" no como algo malo, sino
como ese subgénero de comedia italiana de humor burlesco,
caricaturesco y crítico con su entorno, donde los más avispados
o futboleros sabrán ver en L'arbitro
referencias al escándalo de Calciopoli
o el incidente del árbitro Moreno (en la película con el nombre de
Mureno) que echó a Italia del Mundial de 2002.
Tampoco se
corta a la hora de caricaturizar a los ídolos (Matzuzi) ni la
ferviente pasión que levanta este deporte, jugando con las
referencias religiosas.
En un
impecable blanco y negro, Zucca demuestra una gran plasticidad
consiguiendo una fotografía muy cuidada y permitiéndose incluso un
par de números musicales o coreografías bastante divertidas.
Una comedia de
contrastes, de la pulcritud y asombrosos estadios llenos a los
pequeños montículos con cuatro vecinos entregados, de los uniformes
sponsorizados a los números malcosidos, del césped recién cortado
al polvo de los campos de tierra y arena. Todo unificado con el buen
hacer de un director entregado con una divertidísima comedia.
7/10
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