jueves, 7 de noviembre de 2013

Somos los Miller. En busca del chiste gracioso.




Los amantes de las comedias rancias y olor a prefabricadas están de enhorabuena (seguro que algún fan hay), pues llega a las carteleras Somos los Miller, de Rawson Marshall Thurber (Cuestión de pelotas). Esta mezcla de road movie y comedia familiar aderezada con la temática del tráfico de drogas, cuenta la historia de una familia ficticia, los Miller, que en realidad es una tapadera del traficante de marihuana David Clark (Jason Sudeikis) que contrata a una stripper (Jennifer Aniston), una adolescente fugada de su casa (Emma Roberts) y un panoli virgen (Will Poulter) para ir juntos en una caravana a México y cumplir así el encargo de su jefe sin problemas. Pero evidentemente habrá unos cuantos de éstos...

La sinopsis, sin ser lo más original visto, podría tener su cierta gracia, siempre y cuando el enfoque del director y los guionistas no hubiera sido el de siempre, el de “todo lo que te imagines que puede pasar, pasará”. Y es que saberte la película antes de entrar es ya bastante desmotivante.
Si encima a esto se le suma que la película tira por la vertiente de chistes de pollas, tetas y sexo... (cosa que, por otro lado, era de esperar), la cosa va oliendo ya mal.
Una ristra de chistes rancios, personajes a cada cual más caricaturesco (mención de honor para el de Brad Gurdlinger... sin palabras), situaciones forzadísimas y bastante inverosímiles... todo en busca de la risa fácil, y tienes que haber visto muy poco cine o ser de risa floja para que te haga gracia. A mí particularmente tan sólo un gag me hizo medianamente gracia. Y no sé qué es lo peor, si que los chistes no hagan gracia o que a veces puedan resultar ofensivos...


Cada vez va siendo más urgente la necesidad de poner un anuncio de “Se buscan urgentemente guionistas para comedias americanas”, porque aquí evidentemente no los hubo. Ahh, un momento, ¡¡que hay cuatro, nada más y nada menos!!
Me imagino a los susodichos con cervezas en la mano y canutos en la boca contándose chistes en una tarde-noche de juerga y anotando las “genialidades” en una servilleta para posteriormente utilizarlas en la película.
Eso sí, en un alarde de genialidad, remataron la película con un final digno de la brillante mente del mejor de los simios que trabaja para el señor Burns de los Simpsons. Chapeau.

A su favor, diremos que las hay más rancias y estúpidas. Nunca hay que subestimar a la competencia. Realmente pesada no se llega a hacer, simplemente entre lo uno y mil veces visto y el bombardeo de situaciones bobaliconas hace que te replantees si no podrías haber invertido tu tiempo de mejor manera.

Hablando en líneas generales de su reparto, no podemos obviar comentar unas palabras sobre Jennifer Aniston, encasillada en este tipo de papeles y comedias.
La que debutara en aquella casposa genialidad como Leprechaun (1993) y consiguiera su fama gracias al papel de Rachel en la famosa serie de Friends (al cual hay dedicada una broma en los créditos finales), a día de hoy su carrera filmográfica vive de papeles cliché en comedias de chiste fácil y de dudosa gracia. En Somos los Miller, hace de stripper sexy y, sin querer ser muy malos, a sus 44 años y pese a que los lleva bastante bien, diremos que ya no cumple mucho el canon para este tipo de papeles... Hasta Rawson Marshall Thurber parece consciente de este hecho y tira sobre todo de planos generales y evita los cortos en las escenas de bailes sensuales.
El resto del reparto, Jason Sudeikis (el cual ya había coincidido brevemente con Aniston en Cómo acabar con tu jefe), Emma Roberts (Scream 4 y la esperada tercera temporada de American Horror Story) y Will Poulter (El hijo de Rambow) cumplen su cometido de personaje arquetipo, con poco personal que poder aportar a sus personajes.
Un cameo de Luis Guzmán (un clásico de los personajes secundarios) y la sobreactuada interpretación de Ed Helms (trilogía Resacón en las Vegas) aportan los momentos más bochornosos de la película.


En definitiva, nos encontramos ante la típica película rellena carteleras que, si no le exiges nada e, importante, no te gastas dinero en ella (que pague el acompañante, te sentirás mejor al salir de la sala) a lo mejor puedes pasar el rato. Entretenido o no ya depende de la compañía, tu tipo de humor y lo rápido que te acabes las palomitas. Destinada en el futuro para poner de fondo en la TV una noche para desconectar después de un día de curro.

3/10

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