Jimmy's Hall
Año:
2014
Fecha de estreno:
21 de noviembre de 2014
Duración:
109 min
País:
Reino Unido
Director:
Ken Loach
Reparto:
Barry Ward, Simone Kirby, Andrew Scott, Jim Norton, Brian F. O'Byrne, Francis Magee, Karl Geary
Distribuidora:
Vértigo
Vuelve Ken Loach a las carteleras
españolas con otra película marcada por la carga socio-política
(raro, ¿eh?). Y si no fuera por esa tendenciosidad, nos creeríamos
que Jimmy's Hall es de
cualquiera menos de Loach. Porque este film, a fin de cuentas, no es
más que un convencional drama -con romance baladí incluido para
intentar cargarlo de un mayor sentido trágico e interés- con traje
de denuncia social. El director británico se enfrasca en un quiero y
no puedo con su última película pues la historia no es lo
suficientemente atractiva ni enérgica.
Jimmy's Hall
está basada en la vida del activista irlandés Jimmy Gralton, papel
que recae en un irregular Barry Ward. Cuando Jimmy vuelve de América
a su pueblecito irlandés tras la guerra civil, con Irlanda bajo
dominio británico, reabrirá una especie de pabellón multiusos
donde los lugareños solían bailar pero, además, también se
celebraban reuniones culturales o se enseñaba y educaba a los niños
y jóvenes en ciertas labores. Ya antes de emigrar a América, este
salón le había traído problemas con el sector más conservador del
pueblo y esta reapertura provocará una “guerra” entre Jimmy y la
Iglesia católica.
Si
entrecomillamos lo de “guerra” se debe al carácter pasivo que
demuestra Jimmy en la película. Se supone que este hombre fue un
idealista en plena lucha contra los opresores, contra quienes
coartaban la libertad de los ciudadanos y les obligaban a un
pensamiento único. Paul Laverty, guionista de la película -y
habitual de Loach-, no consigue transmitir esa supuesta rabia
combativa del personaje -algo que se remarca con el poco entusiasmo
de Ward- y Jimmy's Hall se
queda un poco coja en el aspecto de la intensidad dramática. Loach,
en su visión hiper partidista de los hechos, ensalza la figura de
Jimmy, convertido en un héroe que lucha contra el villano del
pueblo, el cura. Quizá lo más interesante del film radique aquí;
en este conflicto que enfrenta a la modernidad contra la tradición,
en la contraposición de dos pensamientos opuestos.
Otro
punto a favor le otorga la constante música a lo largo del metraje.
Desde algo tradicional irlandés a la nueva ola musical importada de América.
Los bailes, que deberían haber poblado más la película, son los
momentos más encantadores. Y eso que juegan en su contra las
actuaciones de carácter amateur de los secundarios. Forzados, poco
cómodos en sus papeles estereotipados, no terminan de convencer. Por
si fuera poco, Laverty incluye una sosa historia de no-amor entre
Jimmy y Oonagh (Simone Kirby) que, como ya hemos apuntado antes,
parece sólo de relleno dramático, como si no confiaran en las
posibilidades de su historia social.
Pero,
una vez más, ya cansa el peso de lo político que marca la película
pues el director se posiciona del lado de los “buenos”,
acentuando la maldad del cura y sus allegados. En realidad, el tema
central es el ansia de libertad de un pueblo constreñido por sus
gobernantes en una época convulsa. Más que agitación política y
rebelión, los jóvenes de la zona, ante la perspectiva de un futuro
confuso, demandaban un salón cultural. Jimmy lo puso en marcha
aunque eso le costara la condición de persona non grata en su propio
país. Lástima que a esta película le falte fuerza para creérnosla.
Y bueno, qué vamos a decir del final... seguro que os recuerda a
cierta película de institutos.
6/10
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