Título original:
20,000 days on Earth
Año:
2014
Fecha de estreno:
7 de noviembre de 2014
Duración:
95 min
País:
Reino Unido
Director:
Iain Forsyth, Jane Pollard
Reparto:
Documental, Nick Cave
Distribuidora:
Avalon
Con un formato mezcla de ficción y
realidad, los directores Iain Forsyth y Jane Pollard presentan un
falso documental -con mucha parte verídica- sobre el músico
australiano Nick Cave. Pero no estamos ante un trabajo habitual
dentro del género; no vamos a conocer la figura de Cave ni qué ha
significado para la industria musical si no que más bien asistimos a
una introspección personal para conocer cómo es el proceso creativo
para él. 20.000 días en la Tierra
huye de convencionalismos y se instala como una refrescante muestra
de originalidad cinematográfica donde se funden fotografía y
música, creando ese halo enigmático que siempre ha envuelto la
figura del músico australiano.
Esta
suerte de documental narra el cumpledías 20.000 de Nick Cave. Los
títulos de crédito se inician con una hipnótica secuencia que
recorre esos 20.000 días de vida del artista hasta llegar al momento
actual. En un lapso de 24 horas compartimos con Cave un día ficticio
pero con reflexiones reales. Forsyth y Pollard recrean situaciones
para que el músico dé rienda suelta a sus pensamientos, a su modo
de ver la vida. De esta manera, recorremos parte del pasado de Cave
-su época con los Bad Seeds, su “éxito mainstream” a raíz de
su colaboración con Kylie Minogue, la música punk-rock, las drogas,
su conexión con el cine- hasta llegar a quién es en la actualidad.
Repetimos, esta
película no nos va a servir para conocer quién es Nick Cave como
artista polifacético -recuerden: compositor, cantante, guionista y
actor, entre otras cosas-; no es un documental biográfico. Lo
interesante aquí es la excentricidad de un formato que hibridiza
realidad y ficción de una manera homogénea. Tiene sus partes
íntimas donde Cave se sincera ante un falso psicoanalista o esas en
las que va conduciendo a ninguna parte mientras conversa
imaginariamente con amigos de su pasado (Kylie Minogue, Ray Winstone)
y sus partes melómanas, como no podía ser menos en una película
con trasfondo musical.
Si
algo chirría en 20.000 días en la Tierra
es su pretendida mitomanía que fortalece el egocentrismo de Nick
Cave. Habla de sí mismo con orgullo aunque nos recuerde
constantemente la oscuridad de sus letras; con unas ínfulas de
superioridad ante el acto de crear. Y eso que, en el fondo, no
importa si el protagonista es Nick Cave o cualquier otro músico /
artista. Porque lo que se buscaba era comprender la importancia del
proceso creativo para un músico. Cómo llegan a poner palabras a
unos sentimientos y, en especial, a transmitirlos mediante acordes a
un público. Cave nunca ha sido un artista de masas si no más bien
un artista atemporal de rostro leemarviano caracterizado por unas
canciones melódicas, de letras poéticas, de lirismo natural. En ese
sentido, no ha podido ser más adecuado el título escogido para esta
película.
6/10
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