Después de tratar en el capítulo anterior
un tema tan actual como las redes sociales, esta semana el guionista Jeff Davis
presenta un capítulo relacionado con un tema muy delicado como es la pedofilia.
Como se apreciará más adelante, el episodio toma unos giros interesantes, que
provocará al espectador un determinado desconcierto sobre quién es el asesino.
Te invito a que sigas leyendo y descubras cómo se resuelve el caso. ¡ALERTA
SPOILER!
En este caso el personaje central por el
que pasará toda la trama es un abogado y, como no podía ser de otra forma, el
episodio comienza con un juicio en el que está defendiendo a un chico de una
banda peligrosa de Boston. Con estos detalles se aprecia que el abogado es una
buena persona que trata de conseguir la ayuda necesaria para que el chico sea
reformado en un centro y, por el contrario, no vaya a prisión. Es a partir de
este momento, después del juicio, cuando se plantea el caso. El abogado se
dirige a su casa cuando se encuentra con una persona destrozando su coche,
intenta perseguirlo y, al final, acaba secuestrado. En seguida, este hecho
provoca que el espectador piense que se debe a un asunto de bandas, pero como
veremos no es así. Esto probablemente sea lo más destacado del capítulo, esos
giros intrigantes de la trama que no desvela hasta el final, qué personaje es
el asesino y cuál es la verdadera personalidad del abogado, aunque pueden
llegar a ser realmente confusos.
De repente aparece la primera pista, la
familia de la víctima se mudaba constantemente de casa, lo que indica posibles
amenazas aunque la mujer desmiente que las hubiera. Sin embargo, Reid y Morgan
descubren una de las pistas clave del caso al corroborar el horario de salida del
abogado. Mientras él comentaba a su mujer que salía tarde, su jefe detalla al
equipo que salía todos los días a las 18:00. Este es el momento de otro giro,
que se basa en perjudicar el perfil de la víctima y así confundir al
espectador. Así pues, Penélope García saca a la luz que tiene a su nombre una
casa, donde todo pinta que se trata de un refugio para evadirse del trabajo,
hasta que Callahan encuentra fotos de niños incriminando a la víctima
secuestrada como un pedófilo.
En Estados Unidos la pedofilia tiene un
peso bastante importante, sobre todo con niños huérfanos, sin atención, por lo
que durante todo el capítulo se intenta tratarlo con especial cuidado. Seguidamente,
la trama continúa con la investigación del pasado del secuestrado,
averiguándose que trabaja en una casa de acogida de Sudworth Place y estableciéndose
este sitio como el medio para captar la atención de los niños. Cuando todo
indica que el argumento ha sido revelado, de nuevo se produce otro giro cuando
Morgan cree que el perfil de pedófilo no encaja, sintiéndose identificado con
su caso de pedofilia en su niñez. En mi opinión tantos cambios de ritmo
entorpecen la trama ya que no fijan un objetivo claro y, además, no tiene un
sentido relevante en tan corto período de tiempo.
“Nuestra responsabilidad moral es no
detener el futuro pero sí darle forma. Canalizar nuestro destino en direcciones
humanas y mitigar el trauma de la transición” (Alvin Toffler). El episodio en
sí trata de enviar un mensaje a la sociedad para luchar todos juntos contra
estos crímenes, que cambian la vida de los niños que son abusados.
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