Hay
ciertos proyectos que nacen ya de lleno en la controversia.
Bien por la temática de la película, fenómenos mediáticos de por
medio, el carácter del autor de la película o de sus mismos fans.
Interstellar
ha sido uno de esos proyectos que se ha seguido por gran parte de
cinéfilos y/o “nolanistas” y la discusión estaba ya servida
incluso antes de poder verse la película, desde los trailers. Lejos
de querer meternos en semejante berenjenal que poco aporta al cine
propiamente, sí nos parece interesante y estimulante que de este
tipo de películas que despiertan tanto simpatías y amores como
repulsa o ninguneo, ofrecer dos visiones y no sólo una opinión
(subjetiva como todas, al fin y al cabo) de una de las dos partes.
Es por ello que, con Interstellar
vamos a inaugurar un apartado con la etiqueta “controversia”,
donde se recogerán en el futuro dos críticas sobre la misma
película pero con antagónicos puntos de vista.
Porque
“in medio, virtus” que dice el proverbio latino, conocer dos
puntos de vista dará una mejor visión de una película, sobre todo
de las controvertidas.
ESPIRAL SIN SALIDA (por Alejandro Rodera)
La moda de odiar algo por el
simple hecho de tener unas ideas preconcebidas férreas y ser incapaz de recapacitar
me parece de lo más estúpido que hay que aguantar. Sobre todo en el ámbito del
cine, cuando vas a ver una película a una sala de cine vas a disfrutar, a
dejarte llevar, no a intentar demostrar a toda costa todo aquello que ya se ha
afianzado en tu mente sin ninguna razón más allá del odio –o desprecio– irracional hacia algo o alguien. Para resumir
mi posición en una frase: soy un hater de los haters. La oración no puede ser
más contradictoria, pero básicamente me refiero a que hay que saber tener una
mirada crítica a la hora de ir al cine, hay que despojarse de prejuicios y
antipatías simples, a veces puede ser difícil, pero si no se hace no merece la
pena, será imposible conectar realmente con lo que se está viendo, no habrá
experiencia posible. Todo esto lo digo por los haters, pero lo mismo me vale
para los fanáticos incondicionales, al final no ves la película que están
proyectando, ves una ilusión que ya traías preparada de casa. Y aquí, en la
cumbre de la montaña que separa la animadversión de la adoración, se encuentra
el señor Christopher Nolan.
Ahora toca hablar de Interstellar, que como ya es costumbre
con Nolan, se ha convertido en la mejor película de la historia del cine antes
de estrenarse. Yo conseguí administrar la expectación, fui a una sala IMAX para
poder vivir la película en su máxima expresión y al acabar no tenía muy claro
si me parecía un fracaso o algo realmente interesante con cierta profundidad. No
tardé mucho tiempo en darme cuenta de que era una mezcla de las dos, me parece
un intento titánico de hacer algo diferente, eso no lo puedo negar, pero en mi
opinión no consigue llegar a la meta deseada, es un producto bastante disperso,
con varios agujeros que acaban dejando un barco medio hundido, desde el que te
saludan algunos de los actores más interesantes del mundo.
La primera parte de la película,
que transcurre en la Tierra, se me hizo muy densa. Eso no tiene por qué ser
malo si luego es capaz de remontar, en el caso de Interstellar se mantiene durante la mayoría del metraje en esa fina
línea en la que estás en vilo por saber qué va a ocurrir, pero tampoco te llega
a interesar del todo lo que está sucediendo. Aunque he de reconocer el mérito
que tiene que una película de casi tres horas consiga mantenerte entretenido la
mayor parte del tiempo, aquí el problema no es la duración, es el
planteamiento. Es interesante ver una película que trate el tema de la
relatividad, los agujeros negros… que se atreva a sumergirse en el desconocido
espacio exterior, pero aquí no llegas a tener la sensación de esa travesía
espacial, los personajes parecen totalmente prescindibles y no se da la
sensación de equipo, no llegas a unirte a la tripulación. La nave no tiene más
interés que un coche o cualquier otro medio de transporte, y la manera en que
Nolan la muestra casi todo el rato igual acaba resultando muy redundante, no le
saca partido al espacio, y eso es un pecado que no se puede permitir una
película de estas características. Si Gravity
no hubiera tenido esas imágenes tan absorbentes e impactantes, o si George
Lucas no hubiera sido un visionario capaz de crear algo mastodóntico de la
nada, el espacio exterior habría quedado reducido a una localización más, no a
un emplazamiento fantástico que atrae de forma inconsciente por la curiosidad y
el desconocimiento.
En cuanto a los personajes, como
ya he comentado antes me parece prescindible la mayoría, sobre todo por culpa
del trato que le dan los hermanos Nolan en el guión, resaltando una escena de
vergüenza ajena protagonizada por el personaje de Anne Hathaway y una ola, que
probablemente sea el momento en el que me di cuenta de que Interstellar no era para mí. Es curioso estar en este bando ahora,
darme cuenta de las escenas tan exageradas que parecen parodias de unos
personajes muy poco cuidados, porque es algo que también se criticó de El caballero oscuro: La leyenda renace y
yo ni me enteré, estaba demasiado embaucado en lo que estaba viendo como para
darme cuenta.
Ahí está la clave con Nolan, como
no consigas entrar en su juego te quedarás un buen rato queriendo que te
impresione la película pero al acabar tendrás la sensación amarga de que se ha
desperdiciado algo con mucho potencial. Más allá del dolor que me cause ver a
grandes actores como Jessica Chastain y Matthew McConaughey interpretando
papeles tan olvidables, tengo que reconocer que Interstellar es un atrevido intento de combinar lo íntimo y
familiar –con un momento en especial muy emotivo, pero la tendencia general desgraciadamente
es la exageración dramática– con la grandeza de una misión intergaláctica. Pero
se queda en eso, en un entretenido intento sin mayor relevancia.
5/10
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