martes, 11 de noviembre de 2014

Interstellar (II/II): Espiral sin salida.


Hay ciertos proyectos que nacen ya de lleno en la controversia. Bien por la temática de la película, fenómenos mediáticos de por medio, el carácter del autor de la película o de sus mismos fans. Interstellar ha sido uno de esos proyectos que se ha seguido por gran parte de cinéfilos y/o “nolanistas” y la discusión estaba ya servida incluso antes de poder verse la película, desde los trailers. Lejos de querer meternos en semejante berenjenal que poco aporta al cine propiamente, sí nos parece interesante y estimulante que de este tipo de películas que despiertan tanto simpatías y amores como repulsa o ninguneo, ofrecer dos visiones y no sólo una opinión (subjetiva como todas, al fin y al cabo) de una de las dos partes. Es por ello que, con Interstellar vamos a inaugurar un apartado con la etiqueta “controversia”, donde se recogerán en el futuro dos críticas sobre la misma película pero con antagónicos puntos de vista.
Porque “in medio, virtus” que dice el proverbio latino, conocer dos puntos de vista dará una mejor visión de una película, sobre todo de las controvertidas.


ESPIRAL SIN SALIDA (por Alejandro Rodera)

La moda de odiar algo por el simple hecho de tener unas ideas preconcebidas férreas y ser incapaz de recapacitar me parece de lo más estúpido que hay que aguantar. Sobre todo en el ámbito del cine, cuando vas a ver una película a una sala de cine vas a disfrutar, a dejarte llevar, no a intentar demostrar a toda costa todo aquello que ya se ha afianzado en tu mente sin ninguna razón más allá del odio –o desprecio–  irracional hacia algo o alguien. Para resumir mi posición en una frase: soy un hater de los haters. La oración no puede ser más contradictoria, pero básicamente me refiero a que hay que saber tener una mirada crítica a la hora de ir al cine, hay que despojarse de prejuicios y antipatías simples, a veces puede ser difícil, pero si no se hace no merece la pena, será imposible conectar realmente con lo que se está viendo, no habrá experiencia posible. Todo esto lo digo por los haters, pero lo mismo me vale para los fanáticos incondicionales, al final no ves la película que están proyectando, ves una ilusión que ya traías preparada de casa. Y aquí, en la cumbre de la montaña que separa la animadversión de la adoración, se encuentra el señor Christopher Nolan.


Ahora toca hablar de Interstellar, que como ya es costumbre con Nolan, se ha convertido en la mejor película de la historia del cine antes de estrenarse. Yo conseguí administrar la expectación, fui a una sala IMAX para poder vivir la película en su máxima expresión y al acabar no tenía muy claro si me parecía un fracaso o algo realmente interesante con cierta profundidad. No tardé mucho tiempo en darme cuenta de que era una mezcla de las dos, me parece un intento titánico de hacer algo diferente, eso no lo puedo negar, pero en mi opinión no consigue llegar a la meta deseada, es un producto bastante disperso, con varios agujeros que acaban dejando un barco medio hundido, desde el que te saludan algunos de los actores más interesantes del mundo.

La primera parte de la película, que transcurre en la Tierra, se me hizo muy densa. Eso no tiene por qué ser malo si luego es capaz de remontar, en el caso de Interstellar se mantiene durante la mayoría del metraje en esa fina línea en la que estás en vilo por saber qué va a ocurrir, pero tampoco te llega a interesar del todo lo que está sucediendo. Aunque he de reconocer el mérito que tiene que una película de casi tres horas consiga mantenerte entretenido la mayor parte del tiempo, aquí el problema no es la duración, es el planteamiento. Es interesante ver una película que trate el tema de la relatividad, los agujeros negros… que se atreva a sumergirse en el desconocido espacio exterior, pero aquí no llegas a tener la sensación de esa travesía espacial, los personajes parecen totalmente prescindibles y no se da la sensación de equipo, no llegas a unirte a la tripulación. La nave no tiene más interés que un coche o cualquier otro medio de transporte, y la manera en que Nolan la muestra casi todo el rato igual acaba resultando muy redundante, no le saca partido al espacio, y eso es un pecado que no se puede permitir una película de estas características. Si Gravity no hubiera tenido esas imágenes tan absorbentes e impactantes, o si George Lucas no hubiera sido un visionario capaz de crear algo mastodóntico de la nada, el espacio exterior habría quedado reducido a una localización más, no a un emplazamiento fantástico que atrae de forma inconsciente por la curiosidad y el desconocimiento.

En cuanto a los personajes, como ya he comentado antes me parece prescindible la mayoría, sobre todo por culpa del trato que le dan los hermanos Nolan en el guión, resaltando una escena de vergüenza ajena protagonizada por el personaje de Anne Hathaway y una ola, que probablemente sea el momento en el que me di cuenta de que Interstellar no era para mí. Es curioso estar en este bando ahora, darme cuenta de las escenas tan exageradas que parecen parodias de unos personajes muy poco cuidados, porque es algo que también se criticó de El caballero oscuro: La leyenda renace y yo ni me enteré, estaba demasiado embaucado en lo que estaba viendo como para darme cuenta.


Ahí está la clave con Nolan, como no consigas entrar en su juego te quedarás un buen rato queriendo que te impresione la película pero al acabar tendrás la sensación amarga de que se ha desperdiciado algo con mucho potencial. Más allá del dolor que me cause ver a grandes actores como Jessica Chastain y Matthew McConaughey interpretando papeles tan olvidables, tengo que reconocer que Interstellar es un atrevido intento de combinar lo íntimo y familiar –con un momento en especial muy emotivo, pero la tendencia general desgraciadamente es la exageración dramática– con la grandeza de una misión intergaláctica. Pero se queda en eso, en un entretenido intento sin mayor relevancia.

5/10

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