Título original:
Bakemono no Ko (The Boy and the Beast)
Año:
2015
Fecha de estreno:
22 de Abril de 2016
Duración:
119 min
País:
Japón
Director:
Mamoru Hosoda
Reparto:
Animación
Distribuidora:
Sherlock Films / A Contracorriente Films
No es muy descabellado
afirmar que, en el género de animación, la cinematografía japonesa
es una de las que mejor rendimiento tiene. Se produce y se consume
mucho anime, tanto dentro de Japón como fuera, y dos de las
productoras más grandes, la Toei Animation y el Studio Ghibli, son
reconocidos mundialmente. Y es que tratan la animación como un medio
más, pero no como un género en sí. Hay anime enfocado a niños, a
jóvenes, al género masculino, al femenino, a un público adulto...
Su versatilidad es a la vez su mayor éxito. Y lo mejor es que fuera
de los grandes estudios se siguen encontrado joyas a pares. Uno de
estos claros ejemplos son las obras de Mamoru Hosoda, quien si bien
empezó en la Toei haciendo películas de la saga Digimon y
One Piece, quiso dar el salto a un cine más trascendental,
con Madhouse, realizando La chica que saltaba a través del tiempo
y Sumer Wars. Después decidió fundar su propia compañía,
el Studio Chizu, con la que realizó su anterior trabajo, Wolf
Children (Los niños lobo) y su última película hasta la fecha,
El niño y la bestia. Todas tiene elementos fantasiosos de
fondo, pero donde prima el concepto humano y reflexivo, con distintas
capas para todas las edades: niños, jóvenes y adultos.
La evolución de Hosoda
es clara, sus dos últimas películas han depurado su estilo sin
perder su sello autoral. Si bien Wolf children se trataba el
tema familiar enfocándose sobre el papel de la madre, El niño y la
bestia podría entenderse como el reverso paternal, aunque amplía
dicho concepto a algo más que la figura del padre, convirtiendo a la
familia en “aquello que te llena el alma", que bien podría
ser la enseñanza general de la película. El director ha reconocido
que su reciente paternidad fue lo que le llevó a crear esta
película. Criar a los niños, la enseñanza... son conceptos
comúnmente aplicados al padre o la madre, pero Hosoda quiere ampliar
horizontes, dando una visión moderna y más global del crecimiento
personal. Aquí se refleja cómo puede influir un maestro (alguien
más experimentado en la vida, no hace falta que sea un maestro
escolar) en su discípulo, pero también como el mismo discípulo
puede enseñar al mismo maestro, demostrando que las personas somos
seres en constante aprendizaje.
De hecho, nuestro
protagonista, Kyuta, empieza sin referentes paternos, y acaba siendo
instruido por una bestia de rudos y toscos modales que, a pesar de
que todo parecía indicar que no era capaz de enseñar nada a nadie,
acaba convirtiéndose probablemente en el más indicado para él, por
semejanza. Como ésta, la película está repleta de dualidades,
desde los dos mundos (de los humanos y de las bestias), los dos
nombres del protagonista (Kyuta y Ren) y su antagonista Ichirouhiko o
el concepto de oscuridad (muy presente con esos agujeros oscuros) o
plenitud, que representan claramente el odio y el amor. Sobre todo es
interesante lo de los dos nombres del protagonista y su relación con
su antagonista, pues es a través de la referencia a Moby Dick
como se explica que Kyuta-Ren debe luchar contra sí mismo, su “lado
malo”, por definirlo de alguna manera, para progresar y seguir
adelante. De hecho, Ichirouhiko se acaba convirtiendo en un momento
dado en una ballena con la cual Kyuta deberá luchar. De nuevo, el
concepto de aprendizaje va más allá de la figura del padre o del
maestro, y aporta ese crecimiento personal que sólo uno mismo puede
hacer, conociéndose y purgando su alma.
Todos estos conceptos
que hace de El niño y la bestia una película mucho más que
interesante, se encuentran presentados en un formato ameno y muy
entretenido, con ese gran toque que impera en la animación nipona de
apariencia "para todos los públicos" aderezado con
fantasía, humor, acción, un acabado visual virtuoso. Lo que podría
ser un Shōnen pero con una capa
extra para que el adulto lo disfrute igualmente. Mamoru Hosoda trata
con cariño y delicadeza una historia de apariencia sencilla, pero
que engloba temas complejos. Lo envuelve de producto evasivo y de
gran disfrute pero sin renunciar al mensaje más profundo. Y sales de
la película con la sensación inmediata de querer repetirla. Esto
es, sin duda, porque algo se ha hecho bien.
8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario