La noche que mi madre mató a mi padre
Año:
2016
Fecha de estreno:
29 de Abril de 2016
Duración:
93 min
País:
España
Director:
Inés París
Reparto:
Belén Rueda, Diego Peretti, Eduard Fernández, María Pujalte, Fele Martínez, Patricia Montero
Distribuidora:
Festival Films
“La comedia del año” es esa
definición que suele acompañar a producciones que pueden considerarse comedias
a duras penas, ya que despertar risas no es precisamente su fuerte. La
aparición de esa frase de forma sistemática en los carteles de las películas ya
invita a sospechar acerca de su veracidad. Y con La noche que mi madre mató a mi padre basta con ver el resultado
final para poner en duda la credibilidad de esas palabras. El planteamiento que
se propone es original, en cuanto a que la película es un juego en sí misma,
pero los enredos entre sus personajes se van enmarañando de manera que se
dilata la llegada de la resolución durante demasiado tiempo. Ahogando cualquier
rastro de originalidad de la propuesta y, lo que es más preocupante en una
comedia, las ganas de reír, que quedan desplazadas por las ganas de que se
resuelva, de la forma que sea, pero que se resuelva cuanto antes.
Inés París plantea una parodia al
género policíaco, riéndose directamente de él con las diferentes capas que
componen la película. Esas capas quedan encubiertas por mentiras, que van
restando credibilidad a la cinta. Ya que cuando todo avanza a partir del engaño
cualquier cosa puede pasar, pero cuando el espectador comienza a verse
involucrado en una descarada farsa lo normal es que tienda a rechazarla. Por lo que el
desarrollo es tan poco creíble como que se diga que el personaje de Belén Rueda
acaba de cumplir cuarenta años. La actriz se conserva muy bien, pero de ahí a
aparentar una década menos hay un margen considerable, sobre todo teniendo en
cuenta que la crítica que plantea al rechazo de las mujeres en el oficio de la
interpretación cuando superan cierta edad sería válida igualmente con unos
cuantos años más encima.
En cuanto a los actores, hay que
elogiar su trabajo en cuanto a que algunos de ellos tenían que modelar de
manera diferente su personalidad según el momento de la película. Interpretar
dentro de la interpretación. Pero eso no quita que lo insufrible del personaje
de Patricia Montero no resulte cansino, al igual que la obviedad de ciertas
evidencias, aunque sea necesario para el avance y después resulte coherente.
¿Justifica el fin los medios? Porque las cosas pueden encajar al final, pero si
para ello se prescinde de entretener durante buena parte del metraje, difícilmente
merecerá la pena elaborar un largometraje a partir de ello. En un tiempo menor
la idea habría resultado más convincente, sobre todo cuando nos fijamos en la
serie de catastróficas desdichas a las que está sometido el personaje de Fele
Martínez, que es el que mejor refleja el caos en el acaba sumiéndose la
película. Belén Rueda, Eduard Fernández, María Pujalte y Diego Peretti no
forman un cuarteto protagonista demasiado convincente, no porque no cumplan con
su trabajo, sino simplemente porque eso no les vale para que las relaciones que
les llevan a cenar juntos resulten creíbles. Y eso pone en evidencia el mayor
defecto de la película: la excesiva farsa. La farsa sobre la farsa termina por
anular el efecto cómico.
En definitiva, La noche que mi madre mató a mi padre desaprovecha
la oportunidad de convertirse en esa “comedia del año” y se conforma con ser un
cúmulo de sucesos inverosímiles que no están cargados con el humor suficiente
como para que resulte una película hilarante, ni graciosa. Sobre las tablas del
teatro esos enredos podrían haber sido manejados con mejor resultado, pero en
el cine desgraciadamente no termina de arrancar en 90 minutos.
4/10
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