Flaskepost fra P
Año:
2016
Fecha de estreno:
15 de abril de 2016
Duración:
112 min
País:
Dinamarca
Director:
Hans Petter Moland
Reparto:
Nikolaj Lie Kaas, Fares Fares, Johanne Louise Schmidt, Jakob Oftebro, Pål Sverre Hagen, Lotte Andersen
Distribuidora:
Vértigo
En menos de un año, hemos podido ver
las tres adaptaciones cinematográficas hechas hasta la fecha
(recordemos que son seis libros... de momento) de Los casos del
Departamento Q. Tanto
Misericordia como
Profanación como la
actual Redención se
centran en casos criminales ficticios independientes sucedidos en el
pasado reciente danés. El nexo común entre todas ellas son los
detectives encargados de resolver los misterios: Carl y Assad -y
ahora Rose, quien se unió a ellos como secretaria en Profanación-.
La evolución lógica de los personajes y las situaciones
envolventes, nos ha llevado a conocer en profundidad sus fobias y sus
reacciones, perfilando una complejidad psicológica aunque sólo a
medias.
Lo
explicamos. Conforme avanzan las películas, parece que Carl emerge
como protagonista absoluto y echamos de menos un mayor desarrollo de
los otros investigadores. El perfil psicológico de Carl, en cuanto a
sus traumas personales -divorcio, relación con el hijastro, cómo le
afectan los casos-, se nota más trabajado, llegando a su punto
culmen en Redención. Sus
decisiones se determinan por su sufrimiento personal. En aras de
fortificar la curiosa amistad entre los dos policías -recordemos que
la química entre ambos no destacaba para bien-, se han introducido
elementos cómicos y es habitual ver a Assad bromeando sobre Carl, o
tener a Rose haciendo tonterías. Minipunto para los guionistas pues,
de esta manera, aligeran la negrura de la trama, una oscuridad aún
más cerrada en esta tercera entrega y nos dan a conocer aspectos más
amables de nuestros protagonistas.
En Redención
una botella con un mensaje les es entregada al Departamento. El
mensaje encierra una truculenta historia del pasado que, por
desgracia, se está repitiendo en el presente. Se trata de un asesino
en serie de niños quien, disfrazado de predicador de una secta,
secuestra a los hijos de los feligreses pidiendo dinero a cambio e
invocando a la fe incondicional de los padres - aunque siempre acaba
matando al menos a uno de los niños. La investigación lleva a Carl
y Assad a una pequeña comunidad donde los padres se muestran
reticentes ante la intervención policial pues prefieren confiar en
su Dios. El excéptico Carl tratará de convencerles porque hay
muchas vidas en juego.
Como se observa,
esta es la única película de la saga que involucra una
investigación a tiempo real. Partiendo de un hecho del pasado, se va
hilando el presente. Así, en esta ocasión, los flashbacks
del crimen pasado disminuyen -en comparación con las otras dos
entregas- pero los elementos identificativos de esta trilogía siguen
presenten. A pesar de que Mikkel Nørgaard se ha desligado de la dirección y es el turno de Hans Petter Moland,
la estructura narrativa a dos tiempos se mantiene entre los policías
y el secuestro. Como en las anteriores, el público conoce al malo de
la película, sus avatares y sus acciones antes que los
investigadores.
Y en Redención
la compleja y malévola personalidad del asesino -quien se autodefine
como el "hijo de Satán" -incrementa la implicación del
espectador. Si Misericordia y Profanación ya poseían
ese toque de oscuridad, tanto en la narración como en la historia,
en Redención Hans Petter Moland intensifica ese lado perverso
de la historia, algo alimentado también porque ambiciona hablar de
sectas e involucra a niños, sin reparos en mostrar su padecimiento.
Estamos ante la película más madura de la saga, la más cruda y la
mejor hilvanada y perfilada.
7,5/10
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