Parece que nuestros protagonistas de Modern Family no aprenden sobre eso de guardar secretos. Y es que es muy complicado hacerlo con una familia tan grande y tan avispada como la de la serie. Ya sea bien una fiesta a escondidas o un primer contacto con las drogas, parece imposible que al final no termine enterándose de todo el clan al completo. Recuerda qué pasó el episodio anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
La serie siempre ha tenido la gran ventaja de contar con un plantel de personajes muy variados y distintos entre sí. Por eso, cuando articula sus tramas en parejas de lo más inesperadas, siempre consiguen sacarnos alguna carcajada. La primera pareja de este capítulo la conforman Gloria y Claire, cuya empresa ha puesto los armarios de un spa y se ha llevado de premio una noche para dos entre masajes y pringues.
Phil no va con ella, sino que prefiere pasar la noche con Mitchell en un cine, viendo en estreno una nueva película en plan Star Trek. Y van muy bien preparados, Phil caracterizado y todo con un atuendo en la cabeza que no se quita en ningún momento. ¿Quiénes nos queda entonces? Pues por un lado Cam y Jay, que iban a hacer lo mismo (ver un combate de boxeo) por separado, pero que son animados -y casi obligados- a verlo juntos en un bar.
Por otro lado tenemos a Luke y Manny, y a Lily, de rebote. Los tres se quedan solos en casa de los Dunphy, y todo va bien hasta que salta la alarma de incendios y el sistema avisa por mensaje tanto a Claire como a Phil. El teléfono de Luke está apagado, así que Gloria llama a Manny. Su hijo le asegura que todo está bien, solo que estaban haciendo galletas, se han quemado en el horno y de ahí la alarma. ERROR. Resulta que el horno está estropeado, no funciona, y entonces Claire empieza a sospechar que algo pasa en su casa.
¿Cómo reacciona Phil al mensaje? REGULAR. Resulta que segundos antes, en plena cola para entrar al cine, se encuentra con un conocido que les da dos gominolas hechas de droga. Tanto Mitch como Phil siempre han querido probar, parece la noche perfecta y prueban. Y ahora tienen que ir a casa a comprobar qué ha sido lo de la alarma, y disimular todo lo que puedan. Claire y Gloria llegan poco antes que los chicos a la casa y descubren a Luke posando para Manny, que le está haciendo un retrato.
Intentan explicar que lo del humo fue una tortita en una sartén, y no galletas, pero Claire descubre un vaso de plástico por casa y sabe que allí está teniendo lugar una fiesta. Mandan a Phil y Mitch a descubrir a los invitados, ya notablemente afectados por la droga. Encuentran a un montón de gente en la habitación de Luke, al cuidado de Lily, encargada de las bebidas, pero prefieren no decir nada para poder así volver al cine y ver la película.
Claire interroga a Manny ferozmente, sabiendo que seguro que todo fue cosa de Luke y que terminará desmoronándose y confesando. No lo consigue, y peor parece ir la estrategia con su propio hijo, que trata de hacerle ver cómo tenía una noche gratis en un spa y ni siquiera puede disfrutarla tranquila por sus paranoias. Luke trata de hacer que se marchen y seguir la fiesta, y Gloria sigue insistiendo en que allí no pasa nada. Y casi cuela, casi.
Todos salen fuera cuando escuchan ruido de gente, pero resultan ser Cam y Jay, que vienen del bar junto a dos que acaban de conocer allí. Ambos se sentían muy incómodos al principio, porque parece que no tienen nada en común, hasta que aparecen los otros dos en la ecuación: a ambos les gusta apostar, son muy competitivos y hacen las mismas bromas.
Todo parece aclarado con Claire y los cuatro se disponen a jugar al ping-pong, hasta que un chaval cae del cielo sobre la mesa, se levanta y se va. Solo así descubren la fiesta en pausa. El episodio termina con ambos jóvenes a punto de ser castigados, pero sin duda lo más gracioso es el speech sobre paternidad y viajes en el tiempo de Phil, totalmente tocado, con su gorro alienígena en la cabeza. A mí me ha recordado y mucho a Sophia, de The Golden Girls. Un show.
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