Cuando las ideologías se
convierten en creencias es complicado tratar ciertos temas, pero el documental
Mañana logra que el cambio climático, la crisis de la democracia, el lamentable sistema educativo de ciertos países (incluído España)
y muchas más problemáticas sean puestas en tela de juicio. La mentalidad de
cada uno lo asimilará de distinta manera, pero la factura de la que le ha
dotado Cyril Dion, junto a Mélanie Laurent, lo ha convertido
en un estreno imprescindible. Para conocer más en profundidad los
objetivos de Dion, tuvimos la oportunidad de hablar con él, y afortunadamente su discurso en persona es tan sincero como el que
vimos en la gran pantalla.
Sobre todo recalca que las élites no tienen ni la necesidad ni el objetivo de cambiar las cosas, la conformidad social ha sido su cuna y su costumbre: “No son los políticos los que van a cambiar las cosas. Nunca es la gente que tiene el poder la que hace la revolución. En Francia, no fue Luis XVI el que dijo a la gente id a la calle, tomad la bastilla y cortadme la cabeza. Y cread una república. Por lo tanto, ni François Hollande, ni Angela Merkel, ni Barack Obama, van a cambiar las cosas. Somos nosotros y los nuevos líderes políticos que nacerán de todos los movimientos que vamos a crear.” Y al igual que la película, se muestra optimista de cara a que el ser humano sea capaz de llevar a cabo esa revolución, aunque hayamos sido los propios humanos los responsables de la situación: “Creo que tenemos toda la capacidad para hacerlo. Para mí necesitamos pasar de la adolescencia a la edad adulta. Es como si la humanidad fuera una adolescente que explora sus límites, que mira todo lo que puede hacer, y solo quiere hacer lo que le da la gana. Y va a madurar, crecer y entender que es interdependiente con la naturaleza, con los otros seres humanos. Y que eso exige vivir de una manera distinta, y ese es el reto. Tenemos que conseguir hacernos adultos.”
Este activista y cineasta galo se
alzó en la última gala de los Premios César con el galardón al mejor documetal,
y si destaca algo de su propuesta es su humanidad: “Lo que es impresionante no eran las propias iniciativas, sino la
gente. Son ellos los que nos llegan al corazón. Su humanidad, que eran bellos
por dentro. Y la gente nos dice a menudo que los personajes son hermosos. Y no
son Brad Pitt ni Angelina Jolie, pero son resplandecientes.” Esas
iniciativas a las que se refiere son las propuestas alternativas al modo que
tenemos de explotar el mundo, y aunque el documental no pase por nuestro país,
no es porque no lo tuvieran en mente: “Dudamos
mucho en ir a Barcelona. Tuvimos esa duda hasta el final. Es una de las
ciudades que tiene más ambiciones en cuestiones de autonomía energética y
alimentaria. Porque la alcaldesa ha dicho que quería llegar antes de 2040. Y el
problema es… que no hablo español. Cada vez queríamos ponernos en escena,
aparecer en la película, para que sea más íntimo y personal. Y por lo tanto no
podíamos filmar una conversación con intérprete.”
Dion no se oculta a la hora de
reconocer que el cambio que propone no se queda en la película, o al menos no
quiere que se quede solo en la sala de cine: “Pensamos que esta película es necesaria para crear un movimiento que,
en cinco o diez años, se haga más fuerte que toda esa gente que trata de
mantener el sistema tal y como es. Ese mundo viene del cine americano, de la
publicidad, que nos ha vendido un mundo que nos ha dado ganas de vivir así.
Pensando que tenemos que tener esta ropa, dinero, para comprar un montón de cosas,
para tener un coche muy bueno. Todo eso son representaciones sociales. Por
tanto, tenemos que utilizar las mismas herramientas para cambiar esas
representaciones sociales. Y una vez que hayan cambiado parecerá natural para
la gente pensar que tener un 4x4 está totalmente pasado de moda.” Y asegura
que el poder, casi omnisciente, de las grandes empresas no ha supuesto un obstáculo
para la producción: “No, porque hemos
elegido un ángulo muy positivo. No es una crítica encarnecida de todo el mundo.
Criticamos en momentos precisos para proponer soluciones después. Pero no nos
han visto venir, yo creo. No se han dado cuenta de que íbamos a hacer una
crítica tan radical. Dijeron, ‘Ay, una película positiva. Qué bien. Qué bien.’
Pensaron que éramos gente muy maja [risas].”
Sobre todo recalca que las élites no tienen ni la necesidad ni el objetivo de cambiar las cosas, la conformidad social ha sido su cuna y su costumbre: “No son los políticos los que van a cambiar las cosas. Nunca es la gente que tiene el poder la que hace la revolución. En Francia, no fue Luis XVI el que dijo a la gente id a la calle, tomad la bastilla y cortadme la cabeza. Y cread una república. Por lo tanto, ni François Hollande, ni Angela Merkel, ni Barack Obama, van a cambiar las cosas. Somos nosotros y los nuevos líderes políticos que nacerán de todos los movimientos que vamos a crear.” Y al igual que la película, se muestra optimista de cara a que el ser humano sea capaz de llevar a cabo esa revolución, aunque hayamos sido los propios humanos los responsables de la situación: “Creo que tenemos toda la capacidad para hacerlo. Para mí necesitamos pasar de la adolescencia a la edad adulta. Es como si la humanidad fuera una adolescente que explora sus límites, que mira todo lo que puede hacer, y solo quiere hacer lo que le da la gana. Y va a madurar, crecer y entender que es interdependiente con la naturaleza, con los otros seres humanos. Y que eso exige vivir de una manera distinta, y ese es el reto. Tenemos que conseguir hacernos adultos.”
Al mismo tiempo es consciente del
rechazo que pueden generar este tipo de propuestas, que despiertan
planteamientos opuestos como el de Donald Trump: “Depende de los países. En Estados Unidos funcionan muy bien ese tipo
de discursos. Porque, no sé si es presuntuoso decir eso, pero hay una falta de
educación muy grande en EEUU. Están tan cerrados en su país que se creen
cualquier cosa. En más de diez estados en EEUU no se cree en la evolución,
creen que el hombre existe desde hace 7.000 años, creado por Dios a partir de
Adán y Eva. Entonces si te crees eso te puedes creer que el cambio climático se
lo inventaron los chinos.” Partiendo de esa base, analiza las razones por
las que se produce ese rechazo al cambio: “Porque
tenemos la sensación de que es un ataque contra las cosas a las que tenemos
derecho. Tengo derecho a tener un coche, a coger el avión, a comer carne si
quiero… Y tenemos la sensación de que es una manera de controlar nuestra
libertad, pero es como con los niños, en un momento dado hay que entender que
nuestra libertad se para dónde empieza la de los demás. Y que si el hecho de
ejercer esta libertad tiene consecuencias dramáticas para otros seres humanos
y, tarde o temprano, para nosotros mismos, ya no es una libertad, es una
prisión.”
El mensaje esencial que nos
transmite Cyril Dion no comprende de izquierdas o derechas, aparente adopción
de la asepsis política para alcanzar un objetivo mucho mayor: “Para mí uno de los problemas de Podemos o
Nuit Debout es que hay una parte de la población que los rechaza diciendo, ‘Uy,
son comunistas. Están a la izquierda.’ Y lo que hicieron en Islandia es que
todo el mundo se puso de acuerdo diciendo, ‘No es la derecha, no es la
izquierda.’ Es gente que ha entendido que hay que cambiarlo todo y que se ponen
a trabajar juntos.” Ahí reside
el éxito de Mañana, en que su
co-director no se escuda en incriminaciones vacías, sino que propone
soluciones, las cuales deben ser acometidas en conjunto: “Para mí, lo que hemos tratado de hacer con la película y creo que por
eso ha ido tanta gente a verla, es que no se identifica como algo de extrema
izquierda. Y por ejemplo Merci Patron
sí, y tendrá como 300.000 espectadores. Siempre se queda en un público de
militantes. Pero la cuestión es cómo salir del corporativismo, de la endogamia.
Y para ello tenemos que aceptar que estamos todos en el mismo barco y que no
podemos ganar contra los demás. O salimos todos juntos o no salimos.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario