sábado, 9 de abril de 2016

Lobos sucios. Ambición desbocada.

Título original:
Lobos Sucios
Año:
2015
Fecha de estreno:
08 de abril de 2016
Duración:
105 min
País:
España
Director:
Simón Casal 
Reparto:
Manuela Vellés, Marian Álvarez, Sam Louwyck, Pierre Kiwitt, Thomas Coumans, Isak Férriz
Distribuidora:
Syldavia


Nadie duda a estas alturas de la importancia de la reconstrucción de la memoria histórica. El cine, como medio de masas, aporta su granito de arena. El formato documental se adaptaría con más facilidad a las condiciones requeridas en cuanto a su carácter (in)formativo y arrojador de luz. Las guerras, los íntérines entre ellas, las consecuencias políticas de las mismas son un tema recurrente en la ficción cinematográfica. Y el nazismo y la Segunda Guerra Mundial han dado pie a numerosas obras denuncia y reivindicativas en la historia del séptimo arte. Siguiendo este sendero, más cercanos geográficamente, nos encontramos con la Guerra Civil, la dictadura de Franco y el tardofranquismo. Hace unos años Felipe Rodríguez Lameiro rodó un corto documental centrado en la figura de un maquis andaluz y una mujer decisiva en el curso de la extracción de wolframio en las montañas gallegas. Se trataba de Lobos sucios. Ahora su idea se ha convertido en un largometraje homónimo.


El propio Rodríguez Lameiro participa como coguionista de esta película basada en hechos reales. Tras las cámaras se sitúa el gallego Simón Casal, en su primer largometraje para el cine, un director con largo recorrido con obras para la pequeña pantalla. Quizá su experiencia televisiva le resta valor al conjunto, en cuanto al correctismo formal del que goza Lobos sucios. Una límpida fotografía se congratula con una dirección nada arriesgada lo cual choca con la amplia amalgama de temas abordados por la película. Este largometraje toca muchos palos sin profundizar en ninguno, dejando una extraña sensación de desgana por esa desbocada ambición sin remache.


La historia en sí se centra en exaltar la figura de Manuela (Marián Álvarez) una mujer revolucionaria desde la sombra y el silencio. Madre soltera en una época de chismorreos punzantes -la posguerra civil- de una niña enferma y en un pequeño pueblo perdido de Galicia, Manuela sobrevive trabajando para los nazis en una mina de wolframio. Los alemanes utilizan este elemento para construir sus armas. Los bosques gallegos se llenan de espías británicos y belgas para sabotear los planes teutones. Ella entabla amistad con el oficial nazi al cargo al tiempo que ayuda a los presos políticos a robar el preciado material. La hermana de Manuela, Candela (Manuela Vellés), por su parte, se pone en peligro al ayudar a judíos a cruzar la frontera hacia Portugal.


Como se deja patente, el nazismo, la Segunda Guerra Mundial, la relación entre aliados, los judíos, coletazos del franquismo, etcétera. Todos estos elementos conviven en Lobos sucios -título nacido de un juego de palabras entre wolf (lobo) y ram (sucio)- unidos al romance de Manuela y un preso y al tema fantástico típico del folclore gallego -el bosque del Teixadal y sus moradores-, creando un conjunto heterogéneo, de una pretensión inabarcable. Además, la construcción de los personajes se estanca en la tipificación -nazi malo, guardia civil gruñón, mujeres coraje, prisioneros rebeldes-, aunque las dos actrices protagonistas aportan la fortaleza necesaria a sus papeles. La interpretación de Marián Álvarez y, en menor escala, la de Manuela Vellés, dan un valor añadido a la película. Sin ellas, con bastante probabilidad, Lobos sucios caería en la más absoluta mediocridad.

 5,5/10

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