The invitation
Año:
2015
Fecha de estreno:
08 de abril de 2016
Duración:
100 min
País:
Estados Unidos
Director:
Karyn Kusama
Reparto:
Logan Marshall-Green, Michiel Huisman, Tammy Blanchard, John Carroll Lynch, Mike Doyle, Emayatzy Corinealdi, Karl Yune, Toby Huss, Marieh Delfino
Distribuidora:
Good Films / La Aventura
Larga
es la mecha prendida para hacer explotar la bomba. La
invitación de Karyn Kusama es
de esas películas que parecen no avanzar durante su recorrido pero,
si permances atento al entorno, a la ambientación de la directora,
tendrás muchas pistas para llegar a un potentísimo tercio final. Y
es que este thriller psicológico se va fraguando con mucha calma. La
sinopsis breve incluye a un grupo de antiguos amigos que se reúnen
luego de dos años sin verse. Will (Logan Marshall-Green) estuvo
casado con Eden (Tammy Blanchard) pero la muerte de su hijo les
alejó. Ahora se reúnen con sus antiguos colegas en una velada con
muchas sorpresas y secretos.
Mi compañero ya os advertía que es mejor visionar La
invitación sabiendo lo mínimo
de ella porque la película juega sus bazas dentro de un terreno
conocido, no va a la sorpresa en el nudo del conflicto. Se pueden
anticipar los hechos venideros, sí, pero Kusama , exceptuando la
escena de cierre final (la de los farolillos), pretende meternos en
la mente de su protagonista, en las dudas, en la incertidumbre. Para
ello, se nutre de una única localización donde dar rienda suelta a
la trama. Conversaciones triviales se mezclan con otras de calado
intenso, bien por su contenido, bien por quién las cuenta. Así es,
la directora asume el rol de cine de pocos medios en un solo
escenario donde la interacción entre los personajes es el punto
central, tan efectivo en otros thrillers de género reciente como,
por ejemplo, Coherence (aunque
sus derroteros argumentales difieran).
El
interés reside en los diálogos y las sospechas de Will mientras se
construye un ambiente opresivo-pesadillesco alimentado de paranoias
mentales, susceptibilidades, de cómo cambia la gente y del tema
sectario. Porque en todo momento La invitación se
posiciona en el punto de vista de Will, entramos en su cabeza, en su
fragilidad tras su trauma pasado y en sus sospechas. El espectador se
preguntará si todo es cierto o simplemente está siendo sugestionado
por el protagonista. Poco a poco, la reunión de amigos acaba en una
cena subida de tono donde Will explota, donde la bomba por fin
explota tras un hecho crucial y determinante sobre el supuesto
presentimiento del protagonista. Llegamos a una parte final de
órdago. Kusama demuestra dominio en el manejo del suspense en
primera persona.
Con
paciencia y un exquisito gusto por los detalles implícitos, se llega
a un final magnánimo. Y como pasa con productos de desarrollo lento,
no es apto para todos los paladares. Como pegas, el montaje de sonido
adquiere un nivel de intensidad sonora que te golpea en la cabeza
-como al protagonista, con sus recelos- y, a veces, resulta molesto.
En cuanto a la construcción de personajes, echamos de menos, dado el
tema tratado unas dosis mayores de cinismo y en el desarrollo de su
personalidad. En resumen, La invitación se
va urdiendo granito a granito para eclosionar en un efectivo -que no
efectista- clímax de impacto. Además, la última escena permance en
la memoria como un eco perturbador. No se puede olvidar ese cierre.
6,5/10
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