Título original:
Lamb
Año:
2015
Fecha de estreno:
8 de Abril de 2016
Duración:
94 min
País:
Etiopía, Francia, Alemania, Noruega, Qatar
Director:
Yared Zeleke
Reparto:
Rediat Amare, Kidist Siyum, Weleia Assefa, Rahel Teshome, Surafel Teka
Distribuidora:
Betta Pictures
El encanto de África, como señala Javier Reverte en el
primer libro de su trilogía centrada en este continente, reside en su misterio,
el que impulsó a exploradores henchidos de deseo de fama y aspiraciones
románticas a embarcarse en aventuras para arrojar luz y trazar líneas sobre el
mapa de este atractivo y peligroso territorio. Pero ha pasado mucho tiempo
desde esas expediciones del siglo XIX. Hoy en día, buena parte de África ejerce
de sector primario del primer mundo. Con una sociedad marcada por la incursión
de los europeos, imponiendo sus religiones y visión del mundo. Lo cual no
significa que este menos accesible continente haya perdido su esencia y exótico
encanto, ya que mantiene costumbres endémicas que merece la pena descubrir. La
mejor manera de conocerlas sería vivirlas en primera persona, pero eso no
siempre es posible, recomendable o simplemente nunca se lleva a cabo. Por lo
que nos queda refugiarnos en la literatura o en el cine para abrir nuestra
percepción a diferentes culturas. Efraín
nos traslada a Etiopía, con el objetivo de mostrar una realidad más compleja, y
sencilla al mismo tiempo, que la que nos rodea, a través de la mirada de un
niño, acompañado por su inseparable cordero.
Conviene dejar constancia de que la voluntad del director no
era titular su película con el nombre del infante protagonista, sino que su
título original es Lamb, refiriéndose
al cordero que hace las veces de mascota y de potencial alimento de la
necesitada familia. Ya que durante la película el peso simbólico recae sobre
este animal, manteniéndose fielmente junto al niño, que es el que debe
enfrentarse a la realidad del fallecimiento de su madre, con el que parte la
cinta. Pero la presencia de la progenitora no desaparece del todo, ya que este
cordero parece ser su representante en vida. Al igual que reflejaba Leopoldo
Alas “Clarín” en ¡Adiós, cordera!,
brillante relato en el que la amenaza de la modernización tomaba como víctima a
la vaca que daba nombre a la narración. Vaca que igualmente era el último
aliento de una madre fallecida, y que parecía ser la aya de los gemelos
desprovistos de figura materna en el ámbito rural. Casi 125 años han pasado
desde su publicación, y en Efraín se
recoge ese especial vínculo humano-animal, dando esperanzas a un niño obligado
a cambiar de aires y teniendo únicamente como salvavidas a su amado cordero.
Ese realismo edulcorado con la
insólita relación con un animal destinado a la olla solo se puede entender en
el entorno rural, el cual predomina en Etiopía. Resulta interesante acercarse a
la vida etíope: a la supervivencia puesta en peligro por la sequía, al machismo
que impide la lógica igualdad, al valor de la familia y la fraternidad… Pero el
debutante director, Yared Zeleke, peca en ocasiones de una inocencia propia de
su protagonista, pero que impide comprender la crudeza de la situación real.
Resultando en varias escenas algo cargante el pequeño Efraín, aunque en general
plantee un mensaje rico a la hora de mostrar la vida etíope. El personaje más
memorable es el de su prima, que quiere empaparse de la actualidad y la cultura
para aumentar sus conocimientos, algo que choca con el puesto que tiene
reservada la mujer en esta sociedad. Al igual que Efraín, ella no encaja en un
molde predefinido en el que parecen haber sido configurados sus padres y
vecinos.
Esta producción merece una oportunidad por la relevancia de
impulsar cinematografías de países que parecen ocultos de cara a nuestra
privilegiada realidad. Los ojos de cineastas como Zeleke pueden ofrecernos imágenes
reveladoras, aunque todavía tienen camino que recorrer a la hora de plantear
sus historias y plasmar mejor en sus personajes todo lo que desean
transmitirnos.
6/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario