Título original:
A bigger splash
Año:
2015
Fecha de estreno:
22 de Abril de 2016
Duración:
120 min
País:
Italia / Francia
Director:
Luca Guadagnino
Reparto:
Matthias Schoenaerts, Tilda Swinton, Ralph Fiennes, Dakota Johnson
Distribuidora:
Avalon
Luca Guadagnino se hizo con el reconocimiento de la crítica en su anterior película, Yo soy el amor, un retrato de la alta sociedad milanesa, así que era lógico que hubiera cierta expectación por su nueva película. Si además le añadimos que es un remake de la película La piscina de Deray, película icónica en Francia, pues el interés se acrecienta. Aunque realmente es un remake bastante libre, que recoge lo esencial y le da el “toque Guadagnino”.
Al igual que en Yo soy
el amor, Cegados por el sol vuelve a versar sobre el deseo
humano, cargando este drama de pulsión sexual imperante a la par que
las intrigas, celos y secretos van proliferando en esta relación a
cuatro bandas. De hecho, lo más destacado de la película es el
elenco actoral, donde Ralph Fiennes es quien más papeletas tiene de
quedarse en la memora del espectador por su extravagante papel, pero
eso no quita méritos a sus otros tres compañeros de reparto: la
veterana Tilda Swinton, el últimamente prolífico Matthias
Schoenaerts y la emergente Dakota Johnson. Los cuatro crean un clima
perfecto para esas vacaciones calurosas en la isla de Pantelleria,
que se va cociendo a su ritmo. Tenemos a Marianne, cantante de rock
al estilo Bowie que viaja junto a su novio, director de documentales,
para descansar su voz. La isla siciliana les proporciona el clima y
la tranquilidad necesarias, al menos hasta que aparece sin previo
aviso Harry, amigo de la pareja, productor y antiguo novio de
Marianne, poniendo patas arriba su microcosmos. Para colmo, Harry
viene acompañado de su joven y sensual hija, que hará que la
relación entre los cuatro se vaya tensando cada vez más.
Lo más curioso, y aquí
es donde empiezan los reparos, es que cuando tiene lugar el hecho más
importante de la trama (el giro de guión) es precisamente cuando
todo lo que se había construido hasta entonces se va perdiendo... y
el interés, en vez de subir como sería lo lógico, va bajando.
Diría que desde entonces, la película va como pollo sin cabeza,
intentando dar con la tecla pero sin afinar el instrumento. Punto y
aparte es el particular estilo que imprime Guadagnino a la película.
Es de esas direcciones que, lejos de intentar pasar desapercibidas,
parecen querer hacerse notorias, como diciendo “pstt que estoy yo
detrás de la cámara”, lo cual puede tener tantos admiradores como
detractores. Podría buscarse una vaga justificación para esto, del
tipo de que la dirección va acorde a los excesos de una estrella de
rock, mundo al que pertenecen los protagonistas, pero me parecería
eso, una excusa. Lo cierto es que muchos de los zooms y detalles de
objetos innecesarios y nada trascendentes abundan y me acaba
resultando cansino. Luego está el problema del tono, intentando
alternar drama, comedia y suspense con altibajos de ritmo
(principalmente por los flashbacks), aunque se las apaña
extrañamente para mantener mi atención, al menos hasta el hecho
antes citado.
Mi conclusión es que
Cegados por el deseo es una curiosa excentricidad de un
director más preocupado en destacar él que su obra por sí misma,
lo que acaba afectando irremediablemente al acabado final. Una
premisa interesante que acaba siendo, según tu sintonía con el
estilo de Guadagnino, más o menos disfrutable. Esto nos deja con la
incógnita de qué tal le irá con el remake de Suspiria.
Quizás un giallo sí se preste más a la explotación visual que
parece pedir a gritos el director.
6/10
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