Esta temporada de Águila Roja está ya más acabada que la carrera musical de Ke$ha. Todavía nos quedan algunos minutos por delante, sí, pero el final se acerca y la trama no se termina y ya os adelanto que no se va a terminar. Porque esta serie es así, se despide pero sin cerrar ni la puerta, y hasta más ver.
Pero vamos por partes y centrémonos en el último episodio emitido, el número 102 (o número 2 d.F (después del Fuegote)). Puedes leer el recap inmediatamente anterior aquí. ¡Alerta spoiler!
Qué destrozo
El EQUIPO JÁ, al mando de Malasangre, llega a Portugal. Y hacen una parada para comer, en territorio enemigo, porque para qué parar antes, ¿no? Mandan a Zigor con Satur a cazar algo de comida. Les sorprenden dos soldados portugueses, y ambos se quedan mudos ante el temor de ser descubiertos. Menos mal que Malasangre sabe portugués y les saca del apuro. ¿Gonzalo sabrá? Sabe chino... El problema es que Zigor cae en un cepo, que le atrapa la pierna.
Me encanta en la escena Satur de fondo, echándose las manos a la cabeza, diciendo “ay Dios mío, qué destrozo”. Es muy señora mayor en batín en el balcón cuando se dan un golpe dos coches. Muy señora mayor o muy yo mismo. Gonzalo asegura que ha estado a punto de cortarle el pie. ¿Y si el cepo le corta la pata a un bicho para qué sirve el cepo? ¿Para capturar el trozo de pata?
Mala y Hernán optan por dejarle allí tirado, pues es un lastre. Claro que entonces morirá, por lo que su plan cambia: le matamos nosotros antes y ya. Pero el maestro se lo impide, por supuesto. Llegado el momento, Malasangre les cuenta el plan completo: se harán pasar por traidores, terminarán en el mismo castillo en el que se aloja el rey de Portugal y entonces le matarán. Y será Gonzalo, cómo no.
Estás muy guapa
La Marquesa está pilladísima por el Águila. Tanto es así que incluso sueña que se casa con él y todo. 100 capítulos esperando y ahora resulta que vemos una boda cada dos minutos. “Estás muy guapa”, dice Gonzalo. “Lo sé”, contesta la otra. Yo soy muy fan de Lucrecia, ya os digo. La pesadilla empieza cuando, de repente, a la novia se le pone cara de Inma Cuesta. Margarita le roba el sueño a la Marquesa, como está a punto de robarle el chorbo.
Soledad, siempre ahí para liarla parda, le aconseja que le exprese sus sentimientos al maestro, que un kiki la temporada pasada no es lo mismo. Va a visitarle y la cara de Lucre cuando se entera de que le han llamado a filas es un poema, por cierto.
En su palacio, mientras, Irene hace algo así como bailar sesi la danza del vientre. Ni me acuerdo ya de por qué viven todos allí juntos, en plan comuna. Por supuesto, ahí está Nuño escrutando sus contoneos, más de ictus que de bailes sensuales.
A remojo
Al Cardenal no le dejan bañarse tranquilo. Él se mete en el agua vestido y todo, y estando así como un garbanzo a remojo recibe la visita de un señor encapado; y nos desvela que fue él el artífice de la emboscada que sufrió el EQUIPO JÁ nada más salir en su misión. El señor ha fallado en su encomienda, así que Mendoza le ahoga en su bañera, que por alguna razón es una manera de morir que me ha dado bastante asco y no sé por cuál de las partes implicadas, la verdad.
Lucrecia trata de pedirle al Rey que haga volver a Gonzalo, eximiéndole de su nueva obligación en el frente (ella no sabe lo de Malasangre, y no sé si el Rey conoce que sus dos hijos están con él). Se inventa que se lo ha pedido Alonso, pero ella lo que quiere es tenerlo entre sus sábanas, pillina. Y, a poder ser, de una pieza. Pero no cuela.
El Cardenal le ofrece decirle dónde está Gonzalo, pero a cambio de que elimine a Malasangre. Le cuenta que también va el Comisario, por si necesita ayuda. Vamos, que está allí medio reparto y se le complica lo de confesarle su amor estando allí el otro también. Lucre acepta, por supuesto, y parte con Sole a Portugal.
Cuanto más primo
Alonso aparece de repente en el palacio de los Santillana. Dice que está esperando a su superior, el lugarteniente, y mientras tanto se entretiene cotilleando las armas de por allí. Le encuentra Nuño, que es muy tiquismiquis con sus cosas y le dice que es chusma. Alonso se rebota, asegurando que llegará a ser más importante que él. Pero por ahora no lo es, y Nuño le elige como escolta para fastidiar.
Lo que pasa es que Alonso se cansa enseguida y ni un día aguanta. A la primera que puede le arrea un puñetazo a su primo que le deja doblado. Encima el marqués le pilla tonteando (que sí, que eso es tontear a mí no me la dais) con Irene, que se ve que a la mujer solo le gustan sus sobrinos. Así que Nuño decide que se jugarán la vida en dos cubas de agua, atados de pies y manos: el que antes salga gana, y el otro allí se queda macerando en plan uva pasa.
Alonso consigue salir a tiempo, un segundo antes de que aparezcan Cipri e Irene. Y Nuño parece que se ha muerto. Pero al final no. ¿Por qué jugáis con los sentimientos y anhelos de la gente?
Despendole a la portuguesa
El señor del castillo al que llega el EQUIPO JÁ les cree. Se hacen pasar por nobles y Mala incluso le enseña un mapa con la situación de los arsenales de la corona española. Agradecido por su colaboración, decide invitarles a almorzar y todo. Les sorprende en plena comilona el rey, Alfonso VI, conocido desde ahora por mí como Pelazo VI.
A todas estas, allí aparece la Marquesa en el castillo, que es recibida por el conde porque los Santillana han tenido siempre buena relación con Portugal. ¿Hay algún noble de la península a quien Lucre no se haya pasado por la piedra? No. Claro que su presencia complica más el plan.
Es Hernán el que termina contándole el asunto, ya que ha tenido que aparecer allí en el momento menos oportuno. Visto que se le acaba el tiempo, Lucre pasa a la acción y recibe a Gonzalo en su alcoba completamente desnuda, sin una triste sábana sugerente ni nada, a cuerpo, ofrecimiento total. “Lucrecia, este no es el mejor momento, vístete”. ¿CÓMO? Vamos que hay otros momentos que sí. Uy Gonzalo.
Ella le confiesa que sabe qué está pasando, cuál es el plan y que le quiere. Desde que eran pequeños, además. Le quiere. Una escena que le da mil patadas a cualquiera con Margarita, por cierto (a la que esta semana tampoco llamaron para grabar). Le dice Lucre que la noche que estuvieron juntos “le sintió”. Y VAMOS SI LE SENTISTE PÁJARA. Él lo siente ahora (nunca mejor dicho), pero no. GONZALO DICE NO. Chico ya que estás… Si fuera del país no se consideran cuernos, mira a los Erasmus.
Nunca confíes en un español
El festín previo al asesinato incluye bailarinas tribales en plan espectáculo del Port Aventura. Estas sí que saben bailar sesi y no lo que estaba perpetrando Irene minutos atrás. Poco después de les une la Marquesa, que por sus ovarios no se iba a ir dejando allí a su amado (el padre de su hijo le da más bien igual, por lo que se ve). Y resulta que ahora todo el mundo habla español.
Aunque yo ya creo que sé cuáles son sus intenciones: ofrecérsele a Pelazo VI y ya en su alcoba matarle ella misma. Y si se tercia, pues otro para su lista. Ella se sacrifica por España. Pero no le da tiempo: un señor aparece, le susurra algo al oído al Rey y ordena que les detengan.
Se produce una trifulca y matan a muchos portugueses. ¡Y muere el vaquero del oeste! :( La Marquesa termina por los suelos, inconsciente, mientras Gonzalo saca a pasear el ninja que lleva dentro y termina con medio país que, de repente, entra por la puerta.
El maestro se las apaña para salir sin que lo detenga nadie, dejar a Lucre en el carruaje y volver. Y es cuando vuelve cuando les capturan. Y ahora, ahora sí que se ha puesto fea la cosa. “Nunca confíes en un español”, les dice Pelazo VI cuando aparece. Y les confiesa que ha sido un español el que les ha traicionado. ¿Malasangre? ¿Mendoza? ¿SOLEDAD?
Por cierto: ¿Recordáis algún capítulo de Águila Roja en el que no apareciese el Águila Roja? ¿O éste es el primero?
El EQUIPO JÁ, al mando de Malasangre, llega a Portugal. Y hacen una parada para comer, en territorio enemigo, porque para qué parar antes, ¿no? Mandan a Zigor con Satur a cazar algo de comida. Les sorprenden dos soldados portugueses, y ambos se quedan mudos ante el temor de ser descubiertos. Menos mal que Malasangre sabe portugués y les saca del apuro. ¿Gonzalo sabrá? Sabe chino... El problema es que Zigor cae en un cepo, que le atrapa la pierna.
Me encanta en la escena Satur de fondo, echándose las manos a la cabeza, diciendo “ay Dios mío, qué destrozo”. Es muy señora mayor en batín en el balcón cuando se dan un golpe dos coches. Muy señora mayor o muy yo mismo. Gonzalo asegura que ha estado a punto de cortarle el pie. ¿Y si el cepo le corta la pata a un bicho para qué sirve el cepo? ¿Para capturar el trozo de pata?
Mala y Hernán optan por dejarle allí tirado, pues es un lastre. Claro que entonces morirá, por lo que su plan cambia: le matamos nosotros antes y ya. Pero el maestro se lo impide, por supuesto. Llegado el momento, Malasangre les cuenta el plan completo: se harán pasar por traidores, terminarán en el mismo castillo en el que se aloja el rey de Portugal y entonces le matarán. Y será Gonzalo, cómo no.
Estás muy guapa
La Marquesa está pilladísima por el Águila. Tanto es así que incluso sueña que se casa con él y todo. 100 capítulos esperando y ahora resulta que vemos una boda cada dos minutos. “Estás muy guapa”, dice Gonzalo. “Lo sé”, contesta la otra. Yo soy muy fan de Lucrecia, ya os digo. La pesadilla empieza cuando, de repente, a la novia se le pone cara de Inma Cuesta. Margarita le roba el sueño a la Marquesa, como está a punto de robarle el chorbo.
Soledad, siempre ahí para liarla parda, le aconseja que le exprese sus sentimientos al maestro, que un kiki la temporada pasada no es lo mismo. Va a visitarle y la cara de Lucre cuando se entera de que le han llamado a filas es un poema, por cierto.
En su palacio, mientras, Irene hace algo así como bailar sesi la danza del vientre. Ni me acuerdo ya de por qué viven todos allí juntos, en plan comuna. Por supuesto, ahí está Nuño escrutando sus contoneos, más de ictus que de bailes sensuales.
A remojo
Al Cardenal no le dejan bañarse tranquilo. Él se mete en el agua vestido y todo, y estando así como un garbanzo a remojo recibe la visita de un señor encapado; y nos desvela que fue él el artífice de la emboscada que sufrió el EQUIPO JÁ nada más salir en su misión. El señor ha fallado en su encomienda, así que Mendoza le ahoga en su bañera, que por alguna razón es una manera de morir que me ha dado bastante asco y no sé por cuál de las partes implicadas, la verdad.
Lucrecia trata de pedirle al Rey que haga volver a Gonzalo, eximiéndole de su nueva obligación en el frente (ella no sabe lo de Malasangre, y no sé si el Rey conoce que sus dos hijos están con él). Se inventa que se lo ha pedido Alonso, pero ella lo que quiere es tenerlo entre sus sábanas, pillina. Y, a poder ser, de una pieza. Pero no cuela.
El Cardenal le ofrece decirle dónde está Gonzalo, pero a cambio de que elimine a Malasangre. Le cuenta que también va el Comisario, por si necesita ayuda. Vamos, que está allí medio reparto y se le complica lo de confesarle su amor estando allí el otro también. Lucre acepta, por supuesto, y parte con Sole a Portugal.
Cuanto más primo
Alonso aparece de repente en el palacio de los Santillana. Dice que está esperando a su superior, el lugarteniente, y mientras tanto se entretiene cotilleando las armas de por allí. Le encuentra Nuño, que es muy tiquismiquis con sus cosas y le dice que es chusma. Alonso se rebota, asegurando que llegará a ser más importante que él. Pero por ahora no lo es, y Nuño le elige como escolta para fastidiar.
Lo que pasa es que Alonso se cansa enseguida y ni un día aguanta. A la primera que puede le arrea un puñetazo a su primo que le deja doblado. Encima el marqués le pilla tonteando (que sí, que eso es tontear a mí no me la dais) con Irene, que se ve que a la mujer solo le gustan sus sobrinos. Así que Nuño decide que se jugarán la vida en dos cubas de agua, atados de pies y manos: el que antes salga gana, y el otro allí se queda macerando en plan uva pasa.
Alonso consigue salir a tiempo, un segundo antes de que aparezcan Cipri e Irene. Y Nuño parece que se ha muerto. Pero al final no. ¿Por qué jugáis con los sentimientos y anhelos de la gente?
AY POR FAVOR QUE SE MUERAN LOS DOS QUE MONTO UNA FIESTA. #ÁguilaRoja102
— Alejandro (@alejanlillo) diciembre 3, 2015
Despendole a la portuguesa
El señor del castillo al que llega el EQUIPO JÁ les cree. Se hacen pasar por nobles y Mala incluso le enseña un mapa con la situación de los arsenales de la corona española. Agradecido por su colaboración, decide invitarles a almorzar y todo. Les sorprende en plena comilona el rey, Alfonso VI, conocido desde ahora por mí como Pelazo VI.
A todas estas, allí aparece la Marquesa en el castillo, que es recibida por el conde porque los Santillana han tenido siempre buena relación con Portugal. ¿Hay algún noble de la península a quien Lucre no se haya pasado por la piedra? No. Claro que su presencia complica más el plan.
Es Hernán el que termina contándole el asunto, ya que ha tenido que aparecer allí en el momento menos oportuno. Visto que se le acaba el tiempo, Lucre pasa a la acción y recibe a Gonzalo en su alcoba completamente desnuda, sin una triste sábana sugerente ni nada, a cuerpo, ofrecimiento total. “Lucrecia, este no es el mejor momento, vístete”. ¿CÓMO? Vamos que hay otros momentos que sí. Uy Gonzalo.
Ella le confiesa que sabe qué está pasando, cuál es el plan y que le quiere. Desde que eran pequeños, además. Le quiere. Una escena que le da mil patadas a cualquiera con Margarita, por cierto (a la que esta semana tampoco llamaron para grabar). Le dice Lucre que la noche que estuvieron juntos “le sintió”. Y VAMOS SI LE SENTISTE PÁJARA. Él lo siente ahora (nunca mejor dicho), pero no. GONZALO DICE NO. Chico ya que estás… Si fuera del país no se consideran cuernos, mira a los Erasmus.
Nunca confíes en un español
El festín previo al asesinato incluye bailarinas tribales en plan espectáculo del Port Aventura. Estas sí que saben bailar sesi y no lo que estaba perpetrando Irene minutos atrás. Poco después de les une la Marquesa, que por sus ovarios no se iba a ir dejando allí a su amado (el padre de su hijo le da más bien igual, por lo que se ve). Y resulta que ahora todo el mundo habla español.
Aunque yo ya creo que sé cuáles son sus intenciones: ofrecérsele a Pelazo VI y ya en su alcoba matarle ella misma. Y si se tercia, pues otro para su lista. Ella se sacrifica por España. Pero no le da tiempo: un señor aparece, le susurra algo al oído al Rey y ordena que les detengan.
Se produce una trifulca y matan a muchos portugueses. ¡Y muere el vaquero del oeste! :( La Marquesa termina por los suelos, inconsciente, mientras Gonzalo saca a pasear el ninja que lleva dentro y termina con medio país que, de repente, entra por la puerta.
El maestro se las apaña para salir sin que lo detenga nadie, dejar a Lucre en el carruaje y volver. Y es cuando vuelve cuando les capturan. Y ahora, ahora sí que se ha puesto fea la cosa. “Nunca confíes en un español”, les dice Pelazo VI cuando aparece. Y les confiesa que ha sido un español el que les ha traicionado. ¿Malasangre? ¿Mendoza? ¿SOLEDAD?
Por cierto: ¿Recordáis algún capítulo de Águila Roja en el que no apareciese el Águila Roja? ¿O éste es el primero?
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