Suffragette
Año:
2015
Fecha de estreno:
18 de diciembre de 2015
Duración:
106 min
País:
Reino Unido
Director:
Sarah Gavron
Reparto:
Carey Mulligan, Helena Bonham Carter, Anne-Marie Duff, Meryl Streep, Brendan Gleeson, Ben Wishaw, Natalie Press
Distribuidora:
DeAPlaneta
Estamos habituados, en la
cinematografía anglófona, a aquellas películas reivindicativas,
comprometidas con hechos claves en la defensa de los derechos
humanos/civiles/políticos. Es habitual, también, que estas
películas se estrenen cerca de la época de premios pues sus
historias atraen los galardones cual imán al metal. Películas
"necesarias" para crear una conciencia colectiva sobre un
problema o una injusticia social que, en la mayoría de los casos, se
centran en el acto reivindicativo rehuyendo de otras virtudes más
puramente cinematográficas y acartonándose en la comodidad fílmica
del convencionalismo formal. En febrero nos llegó Selma -nominada
al Óscar-, film
centrado en la marcha para reclamar el voto de los negros americanos
y, siguiendo con el sufragio, estas navidades tendremos Sufragistas
-no descartamos alguna nominación al Premio Gordo, al menos en el
apartado interpretativo-, una película sobre cómo las mujeres
británicas lucharon por su derecho constitucional al voto.
Basada en los
hechos reales que consiguieron alzar la voz del sufragio femenino
británico en el Londres de principios del siglo XX, Sufragistas
pivota una historia ficticia en un entorno real. Sarah Gavron y su
guionista Abi Morgan (guionista de La dama de hierro y de
Shame), envalentonan la determinación de una mujer cualquiera
(Carey Mulligan), una trabajadora de una lavandería explotada desde
su niñez, casada con un hombre bueno, y con un niño. Las injusticias
a su alrededor -machismo, degradación- y el fuerte carácter
reivindicativo de su nueva compañera de trabajo (Anne-Marie Duff),
le llevan a zambullirse en la causa sufragista sobre todo cuando sus
convicciones le cuestan su vida, tal y como la conocía. De manera
paulatina, la protagonista va conociendo a mujeres reales del
movimiento sufragista como Edith Ellyn (Helena Bonham Carter),
Emmeline Pankhurst (Meryl Streep) o Emily Davison (Natalie Press).
La película
funciona como ensalzamiento del movimiento feminista sufragista -a
pesar de ambientarse en el período más radical. El equipo técnico
está formado en su mayoría por mujeres británicas cuyo objetivo
era la fidelidad a los hechos históricos a través de la ficción y
así rendir homenaje -y, de paso, poner en boca de la sociedad
contemporánea- a las líderes de un movimiento encabezado por
Pankhurst. Esta mujer, con sus ideales, sus principios y sus
acciones, fue el icono de las sufragistas. Por ello, Gavron pensó en
Meryl Streep para interpretarla, una actriz de gran estatus y
reconocimiento cuya presencia escénica, en tan sólo una escena de
Sufragistas, es sinónimo de fuerza, de poder.
No obstante, si
alguien destaca es Carey Mulligan. Su interpretación es carne de
premio porque dota al personaje de una dulce vulnerabilidad; parece
de carácter frágil pero se alza con una fuerza tremenda en pos del activismo político por
una causa justa. Mulligan encarna a una mujer que, una vez lo pierde
todo (trabajo, familia, hogar), se enfrasca en una rebelión personal
y social, para demostrar el valor de la mujer, para garantizar el
futuro del sexo femenino en cuanto a los derechos básicos como seres
humanos. Su personaje cabalga en una riqueza de matices desde lo más profundo de esa
mirada melancólica mezclada con esperanza.
Huelga mencionar la
decantación por el lado feminista de la película pero eso no
implica un recalco del machismo en la sociedad ni un retrato de los
hombres como los antagonistas malvados de la historia. Ni Brendan
Gleeson en su papel de portavoz de los cuerpos de seguridad del
Estado ni Ben Wishaw -omnipresente últimamente en varias producciones cinematográficas- en su rol de esposo poco comprensivo con la causa
activista, poseen caracteres demonizados. Son una simple
consecuencia de su época. Dicho todo esto, Sufragistas deriva
hacia la vertiente del cine comprometido socialmente cuya finalidad
es exponer una realidad reciente en un país desarrollado como el
Reino Unido, que no fue de los pioneros en reconocer el voto
femenino, y servir de sincero y emocionante homenaje a todas las
mujeres, las corrientes y las extraordinarias. Por algo es la primera
película para la cual las Casas del Parlamento han abierto sus
puertas.
7/10
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