Incidencias
Año:
2015
Fecha de estreno:
31 de diciembre de 2015
Duración:
90 min
País:
España
Director:
José Corbacho y Juan Cruz
Reparto:
Carlos Areces, Lola Dueñas, Roberto Álamo, Miki Esparbé, Toni Acosta, Imanol Arias, Núria Gago, Karim Ait M'Hand, Ernesto Alterio
Distribuidora:
Filmax
La comedia es el género en el que más fácil resulta pasar de lo acertado a lo vergonzoso en un instante. Las intenciones del realizador y el guionista siempre son buenas, o al menos eso debemos pensar por la presunción de inocencia también aplicable al cine. Pero muchas veces uno se pregunta cuándo se torció la producción o si realmente tuvo sentido en algún momento. Esas mismas dudas emergen viendo Incidencias, la nueva colaboración entre José Corbacho y Juan Cruz, que no cumple con su cometido de levantar carcajadas y lleva a preguntarse si es necesario otro ejemplo de película prescindible que atraerá a un público limitado y se evaporará como si nunca hubiera pasado por ahí.
Hay que reconocer que es muy complicado dar forma a una comedia, ya que el humor es algo muy subjetivo. Lo que le hace gracia a tu cuñado a lo mejor a ti e repele, pero en este caso resulta complicado encontrarle un público potencial a la cinta. Sobre todo, teniendo en cuenta que en cartelera hay otros títulos que, sin tener un humor más inteligente o refinado, eclipsarán irremediablemente su presencia. Y no será por factores ajenos, sino porque su calidad no es suficiente para llamar la atención, aunque los términos cualitativos no siempre sean el aliciente para ir al cine.
Su precoz desaparición de la memoria del espectador no significa que sea un desastre, de los que hay muchos a lo largo del año, sino que simple y llanamente no aporta nada que no hayamos visto antes de una manera mejor ejecutada. Como hemos visto llevado al extremo en Ocho apellidos vascos/catalanes, los clichés no pasan de moda, apelar a los tópicos grabados a fuego en la mente del público general es un recurso simple que puede triunfar sin aplicar un gran esfuerzo creativo, pero al igual que puede llamar la atención rápidamente y despertar sonrisas de complicidad, también es muy plausible la posibilidad de que cada minuto del metraje resulte más manido que él anterior al recurrir a elementos previsibles y personajes arquetípicos en nuestra mitología narrativa. No hay que pasar mucho tiempo viendo Incidencias para darnos cuenta de que forzar la risa, al igual que el llanto, es un recurso que debería estar en extinción en el cine.
Su precoz desaparición de la memoria del espectador no significa que sea un desastre, de los que hay muchos a lo largo del año, sino que simple y llanamente no aporta nada que no hayamos visto antes de una manera mejor ejecutada. Como hemos visto llevado al extremo en Ocho apellidos vascos/catalanes, los clichés no pasan de moda, apelar a los tópicos grabados a fuego en la mente del público general es un recurso simple que puede triunfar sin aplicar un gran esfuerzo creativo, pero al igual que puede llamar la atención rápidamente y despertar sonrisas de complicidad, también es muy plausible la posibilidad de que cada minuto del metraje resulte más manido que él anterior al recurrir a elementos previsibles y personajes arquetípicos en nuestra mitología narrativa. No hay que pasar mucho tiempo viendo Incidencias para darnos cuenta de que forzar la risa, al igual que el llanto, es un recurso que debería estar en extinción en el cine.
Incidencias no se despoja de ese sentimiento de artificialidad en ningún momento, ni sus creadores han tenido la intención de hacerlo. Por lo que las situaciones poco creíbles, que resultan del internamiento de una serie de pasajeros en un tren que se detiene en medio de la nada, se suceden sin dejar un respiro de alivio. Partiendo de un desencadenante que puede parecer más o menos original como es quedarse varado en la tarde de Nochevieja con un grupo de desconocidos se podría haber obtenido algo mejor. Pero esos desconocidos resultan ser más conocidos de lo que parecía en un primer momento. La embarazada en la última etapa de gestación, el árabe al que confundir con un terrorista, el catalán agarrado… Todo rematado con una pobre crítica a la clase política. Los ingredientes básicos de una comedia básica y cocinada tantas veces que ya han perdido el sabor y la gracia. Sin olvidarnos de personajes innecesarios totalmente, como el guardia civil interpretado por Imanol Arias, cuya presencia parece puro relleno.
Su estructura más propia de Masterchef, con las entrevistas posteriores a los protagonistas comentando las mejores jugadas, que no deben tener el poder de transmitir gran cosa por sí mismas si sus creadores han decidido emplear este planteamiento; y el despropósito que supone su guión llevan irremediablemente a una película que hará piña en nuestro cerebro con sus hermanas prácticamente gemelas, para dar lugar a un combinado de comedias que están esperando a ser desechadas.
3/10
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