miércoles, 9 de diciembre de 2015

Juana a los 12. El infantil encanto de la rebelión



Título original:
Juana a los 12
Año:
2014
Fecha de estreno:
11 de Diciembre de 2015
Duración:
75 min
País:
Argentina
Director:
Martín Shanly
Reparto:
Javier Burin HerasMaría PassoMaría Inés SancerniRosario Shanly
Distribuidora:
DIRE Films




Esa ola de geniales cineastas independientes que en los últimos años del siglo pasado fundaron lo que hoy conocemos a rasgos generales como “Nuevo Cine Argentino” (ya no tan nuevo, por cierto) atraviesa en nuestros días una notoria crisis. Saltando a los autores que han demostrado una búsqueda ambiciosa con cada película que filman (Lucrecia Martel, Lisandro Alonso, Matías Piñeyro, Mariano Llinás) o aquellos que sin renunciar de todo a los principios de sus antecesores prácticamente han fundado movimientos nuevos aún faltos de seguidores (el cine políticamente comprometido de Santiago Mitre o la experimentación con los géneros de Gabriel Medina); el nuevo cine argentino se caracteriza más por un endémico conformismo. Si los hijos del BAFICI alguna vez revolucionaron la forma de hacer cine en Argentina con esa mirada incisiva a la realidad social y con la casi renuncia a los elementos narrativos clásicos, hoy parecen estancados, no queriendo dejar de aferrarse a esos principios más por incapacidad que por ideales. De la mano de la nueva distribuidora DIRE Films, a partir del 11 de Diciembre podremos disfrutar de la ópera prima de un director, Martín Shanly,  que con gran rebeldía se ha permitido experimentar sobre lo conocido sin renunciar a ese compromiso social, ni a la mirada cercana, que en estos años hizo tan especial al cine argentino independiente.

A primera vista, Juana a las 12 parece una película más del cine argentino reciente. Tenemos esa mirada prácticamente documental durante la casi totalidad de sus 75 min. de duración, que sigue a la niña durante un tramo de su vida escolar y familiar sin que parezca en la superficie pasar nada importante ni trascendental. Sin embargo pasan muchas cosas: se esconden en la cotidianidad los enormes problemas de Juana para socializar, enfrentada una suerte de discriminación por parte de sus compañeros y a la falta de contención por parte de la institución y de su madre, una mujer que parece creer una base económica sólida es lo único que necesita un niño para crecer sano y que los problemas de aprendizaje se solucionan aprendiendo la tabla del seis. En este punto detectamos el otro elemento que siempre acompaña a la generación de cineastas independientes, el compromiso social, ya que la mirada de Shanly es inmisericorde a la hora de cuestionar la inoperante presencia de las instituciones tradicionales para cumplir sus funciones aplicadas a individuos particulares. Un enfoque que la acerca mucho a la obra de Cantet, La Clase, aunque aquí desde una aproximación más psicológica, puesto que Juana es un personaje que sufre ser diferente desde un punto psíquico más que cultural.


Si la película fuese eso solamente, ya sería muy destacable pues más allá de caer en alguna obviedad (los discursos de la profesora particular se hacen demasiado evidentes), la obra logra una naturalidad que la eleva de la media. Sin embargo, Shanly da unos pasos extra en la construcción de su relato y sube la apuesta agregando elementos de ficción que rompen esa cotidianidad casi documental. Este elemento es clave a la hora de analizar la importancia de la obra de este autor en el panorama del cine argentino actual y consiste en una sobrecogedora escena onírica que no sólo agrega una nueva dimensión a la historia (acercándolo más a un drama psicológico lynchiano) sino que demuestra que el director sabe crear una escena atmosférica y visualmente impactante, un elemento que, debido al buscado realismo, siempre ha sido dejado de lado en el cine argentino.


De esta manera, Juana muta ante nuestros ojos y deja de ser sólo ese personaje al que vemos como víctima de la situación, y que podría ser intercambiable por cualquier otro, para convertirse en un personaje enigmático e impredecible. Su búsqueda de encajar se transforma en una silenciosa rebelión que lleva al espectador a dudar de todo lo que dice, de todo lo que hace y todo lo que le pasa, inclusive de sus propios problemas de aprendizajes, motor primigenio del film. Este predominio de la ficción por sobre todos los demás elementos que componen el film, es lo que hace tan especial y diferente a Juana a los 12 y hace que se ponga tan alto en nuestra lista de estrenos favoritos, colocando también a Shanly en la órbita de nuestros radares, esperando ver bastante más de él en el futuro.

7/10

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