Black Mass
Año:
2015
Fecha de estreno:
23 de Octubre de 2015
Duración:
122 min
País:
Estados Unidos
Director:
Scott Cooper
Reparto:
Johnny Depp, Joel Edgerton, Benedict Cumberbatch, Jesse Plemons, Peter Sarsgaard, Corey Stoll, Julianne Nicholson, Dakota Johnson, Kevin Bacon, Adam Scott
Distribuidora:
Warner Bros.
Las historias de mafiosos siempre
han tenido un atractivo particular. La superioridad de esas figuras –ya sean
reales o ficticias- sobre la ley, los momentos inolvidables en los que
comprendemos la violencia como una forma de vida… Las películas y series
protagonizadas por estos personajes convierten al antihéroe en alguien que en
ocasiones llega a ser idolatrado, un antihéroe que acapara el cariño del
público, pero cuando la indiferencia es el sentimiento que rodea al desarrollo
de ese individuo en el filme pierde toda la fortaleza y la grandilocuencia que
podría haber ganado con la narración. Black
Mass tiene todo lo necesario para triunfar, pero pierde la atención en lo
más importante, hacer al hombre en el que se basa la historia el verdadero
protagonista. Y esa carencia va haciendo mella a lo largo de la cinta, aunque
esta tenga las virtudes necesarias para al menos no ser un fracaso en materia
de entretenimiento.
El tercer largometraje de Scott
Cooper es una promesa frustrada, que no termina de alzar el vuelo. No es el
trabajo de Cooper tras las cámaras el que damnifica al resultado final, sino la
incapacidad de centrarse en algo o en alguien para hacer avanzar el relato. Los
personajes vienen y van, y de hecho hay escenas en las que aparecen de la nada
y para nada, y no hay un arco narrativo que parezca ir dibujándose durante las
dos horas de metraje. La relación fraternal entre el mafioso, el senador y el
agente del FBI también queda desaprovechada al pretender que al menos dos de
esos personajes tengan el mismo peso en la historia, cuando todos sabemos que
una película de mafiosos el rostro más visible y el motor de la historia es el
propio gángster alrededor del cual gira la cinta. Pero aquí James Bulger queda
relegado a un incomprensible segundo plano, aunque cuando le permiten avanzar
al primer término el resultado es fantástico, pasando de la contención a la
locura en un instante sin resultar artificioso.
En ese apartado la labor de
Johnny Depp como el capo bastante afectado es espectacular y totalmente
espontánea e imprevisible, lo cual refuerza ese sentimiento de que se le
tendría que haber sacado más partido. El co-protagonista de la película, Joel
Edgerton, aguanta bien la presencia de un Depp que fácilmente podría haberle
quitado cualquier brillo, pero Edgerton sigue demostrando que es una de las
estrellas emergentes a tener en cuenta. El resto del reparto básicamente se
puede decir que pasaba por ahí. Benedict Cumberbatch y otros cuantos nombres
del cartel no tienen personajes con la riqueza suficiente como para que
parezcan imprescindibles. Aunque si hubiera que quedarse con uno de los
numerosos secundarios sin duda el mérito sería de Peter Sarsgaard, que logra
hacerse con todas las escenas en las que aparece, dando forma a un psicótico
individuo sin pasarse de la raya. No cabe duda de que el elenco es uno de los
mayores atractivos de la película, pero cuando escuchas a un australiano, un
británico y otro de Kentucky fingiendo el acento de Boston, el casting no
parece tan coherente más allá de para entrar de manera más directa por la
vista.
Black Mass es demasiado inconsistente como para convertirse en una
de las obras cumbre de este poblado subgénero de los mafiosos, pero al menos logra
una estabilidad que le permite ser un producto entretenido, aunque no
memorable. La multitud de personajes y de temas, desde la eutanasia hasta el
terrorismo, que son vislumbrados pero no profundizados en la historia hacen
pensar que la película no tiene una dirección clara. Desgraciadamente el
intimidante trabajo de Depp queda empequeñecido por un filme que no está a su
altura.
6/10
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