miércoles, 18 de noviembre de 2015

Ocho apellidos catalanes. ¿Repetimos?

Título original:
Ocho apellidos catalanes
Año:
2015
Fecha de estreno:
20 de noviembre de 2015
Duración:
105 min
País:
España
Director:
Emilio Martínez-Lázaro
Reparto:
Dani Rovira, Clara Lago, Karra Elejalde, Carmen Machi, Berto Romero, Rosa María Sardà, Belén Cuesta, Alfonso Sánchez, Alberto López
Distribuidora:
Universal


Más de dos meses liderando la taquilla en España, con  cifras astronómicas en espectadores y recaudación -no en vano es la película española más taquillera de la historia en nuestro país- , auguraban una segunda parte inminente. Estando aún en cartelera, ya se coqueteaba con la idea de una secuela ambientada en Cataluña. Año y medio después, esa idea ya está materializada en Ocho apellidos catalanes con la perspectiva de repetir, o al menos acercarse a, la bonanza de números -de taquilla y público- de su predecesora. Y estando detrás el gigante de Mediaset, no dudamos de su éxito.

El equipo detrás de este retoño es básicamente el mismo. Borja Cobeaga y Diego San José toman las riendas de la escritura del guión. En esta ocasión intercalan los chistes de nacionalismos vascos con los catalanes -dejando su hueco a los gallegos y andaluces, por supuesto- y se centran en un triángulo amoroso entre Amaia, Rafa y Pau. Si recordáis, el amor triunfaba -cómo no- en Ocho apellidos vascos. Tras un tiempo viviendo en Argoitia, Rafa echaba de menos Sevilla y corta con Amaia. Sin embargo, no puede olvidarla, aún la quiere. Cuando Koldo acuda a él porque su hija se ha enamorado de un catalán y se va a casar con él, ambos acudirán a la boda para boicotearla.


En la dirección, Emilio Martínez-Lázaro, un cineasta conservador en sus narraciones pero que, asombrosamente, sabe tocar la tecla del éxito con sus proyectos - El otro lado de la cama y su secuela- a pesar de mostrar cierta desgana en la realización. Esta Ocho apellidos catalanes, más allá de su argumento, se sitúa en la línea de la anterior película. Hecha con el piloto automático puesto, se nota la falta de precisión en la continuidad narrativa (fallos de raccord), como si se hubiera rodado y montado rápido para aprovechar los coletazos de Ocho apellidos vascos. Vaya, que estamos ante una comedia romántica de manual.

La clave del éxito deriva del oportunismo de su argumento, con los nacionalismos como bandera para hacer chistes nada dañinos sobre ellos. El desarrollo convencional de la trama se aprovecha de la coyuntura actual de la independencia catalana e introduce a una serie de nuevos personajes como son Pau (Berto Romero) y su iaia (Rosa María Sardà). La acción se traslada a Soronelles, un pequeño pueblo catalán que vive una mentira independentista para hacer feliz a la iaia, desconocedora de la verdad. Gags y situaciones forzosamente exagerados dan forma a esta secuela cuyo humor localista es de difícil digestión para foráneos.


No obstante, el punto fuerte de la película vuelven a ser los actores. Las nuevas incorporaciones ya mentadas se unen al (re)conocido reparto de la anterior. Destacamos a Dani Rovira y su "ambigua" interpretación ya que cuesta dilucidar si está actuando o improvisando, como en sus monólogos. Esto va a provocar reacciones adversas entre sus seguidores y detractores. Y, de nuevo, un radiante Karra Elejalde se alza como el rey de la función con su deslenguado hablar de basteza natural. No nos olvidamos de los andaluces Alfonso Sánchez y Alberto López, desaprovechados en un pequeño papel pero, a pesar de sus pocar intervenciones, con esa gracia inherente sonsacan la risa del respetable. 

No os descubrimos nada nuevo. Las pretensiones de Ocho apellidos catalanes eran evidentes desde su gestación y eso se nota en la impersonalidad de la película. Con su par de gracietas funcionales, esta secuela tiene todas las papeletas para volver a agradar al público que ya disfrutó con la primera y de repeler, con más fuerza si cabe, a quienes la odiaron.

5,5 / 10

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