domingo, 22 de noviembre de 2015

El puente de los espías. Calidez en la Guerra Fría.

Título original:
Bridge of Spies 
Año:
2015
Fecha de estreno: 
4 de Diciembre de 2015 
Duración:
141 min
País:
Estados Unidos
Director:
Steven Spielberg
Reparto:
Tom Hanks, Mark Rylance, Austin Stowell, Amy Ryan, Noah Schnapp, Jesse Plemons, Will Rogers, Sebastian Koch, Scott Shepherd
Distribuidora:
Fox 

El paso del tiempo no merma las habilidades narrativas de Steven Spielberg, que a pesar de tener dos producciones a la espera decidió responsabilizarse de una historia que no podría encajar más con su estilo. Criado durante la dilatada era de tensión que supuso la Guerra Fría, el realizador estadounidense nunca antes se había internado con su cine en las fauces del longevo conflicto periférico que se extendió durante la segunda mitad del siglo XX. El puente de los espías es el resultado de esa mirada reflexiva al pasado, y con esta introspección en el momento en el que la tensión entre Estados Unidos y la URSS se podía cortar con un avión de espionaje y una bomba atómica, como ya satirizaba Kubrick en ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, Spielberg nos obsequia con una de sus películas más significativas y humanas sin perderse por los lares del sentimentalismo excesivo como en War Horse.


Si hace diez años Spielberg ya firmaba uno de los thrillers más sólidos del siglo con la excepcional Munich, ahora cambia de tercio manteniéndose en el mismo género y con un resultado igual de memorable. En esta ocasión la intriga se centra en las negociaciones protagonizadas por James Donovan, interpretado por Tom Hanks, que a finales de los años cincuenta fue una pieza clave en las comunicaciones entre Estados Unidos y la URSS en cuanto al intercambio de espías. Aquí nos encontramos con el primer acierto que hace que la película sea algo diferente a lo visto hasta el momento en el subgénero del cine de espías. El protagonista no es un implacable agente especial ante el que se rinden todas las mujeres, sino que es un abogado especializado en las demandas que envuelven a las aseguradoras. Por lo tanto, quien nos guía a lo largo de la historia es ajeno a las agencias entre las que tiene que mediar, y por lo tanto no tan parcial a pesar de su nacionalidad. Y es su inteligencia emocional la que se impone, dejando atrás los bandos que dividieron al mundo. De esta manera se consigue mostrar dos sociedades con más similitudes de lo que cabría pensar, y un hombre entre ambas que no trata a los prisioneros como mercancía, sino como seres humanos con los que se implica más que los países de origen que quieren recuperarlos para saber si han desvelado sus secretos militares más confidenciales. 

Esto no significa que los espías desaparezcan de la mira de Spielberg, ya que el personaje de Rudolf Abel es fundamental para comprender el mensaje de la película. Mark Rylance hace un gran trabajo dando vida a este contenido informante, que fue el detonante de la implicación de Donovan. Además de la maestría de Spielberg tras las cámaras, con unas transiciones sublimes y un mantenimiento del ritmo que no permite caer en el aburrimiento en ningún momento, hay que reconocer el guion de Matt Charman, que organiza los eventos acaecidos en la vida real y adapta unos personajes fascinantes de manera sobresaliente. A lo que hay que añadir el paso del libreto por las manos de los hermanos Coen, que seguro que fueron los responsables del toque de comedia con el que cuenta el filme, con genialidades como mostrar a espías resfriados durante la Guerra Fría. 


Todos estos elementos confluyen al unísono con un latido reconfortante que se transmite desde el comienzo al espectador. Spielberg ya nos ha mostrado previamente conflictos bélicos y sus consecuencias, la humanidad y la compasión, pero con El puente de los espías derrite los absurdos muros de incomprensión para levantar necesarios puentes de bondad y ecuanimidad. 

8/10

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