Título original:
Bande des filles (Girlhood)
Año:
2014
Fecha de estreno:
24 de Abril de 2015
Duración:
112 min
País:
Francia
Director:
Céline Sciamma
Reparto:
Karidja Touré, Assa Sylla, Lindsay Karamoh, Marietou Touré, Idrissa Diabate, Simina Soumare, Cyril Mendy, Djibril Gueye
Distribuidora:
Abordar
La
directora Céline Sciamma vuelve para completar su trilogía sobre la
adolescencia femenina, terminando así el ciclo que abrió con Lirios
de agua
y que continuó con Tomboy.
Habiendo pasado por la Quincena de Realizadores de Cannes 2014, nos
llega ahora Girlhood
(Bande de filles),
su último trabajo hasta la fecha. En este caso, la directora centra
su mirada en un grupo de chicas de los barrios de las afueras de
París (en concreto los suburbios de Bagnolet y Bobigny), jóvenes
rebeldes que desafían las reglas y lo establecido para dar un color
diferente a sus vidas.
Nuestra
protagonista, Marieme, cambia de estilo, forma de vestir e incluso de
nombre para adaptarse a su nuevo grupo de amigas, con la intención
(paradójica) de acabar encontrándose a sí misma y huir del
reprimente control de su hermano mayor. Ella, al igual que las otras
chicas del grupo, no son actrices profesionales, sino que (siguiendo
ya la estela de las otras películas de la directora) fueron buscadas
mediante casting por las zonas a retratar de París, para capturar la
espontaneidad y la viveza natural de estas jóvenes parisinas. Sus
interpretaciones son una de las bases (y de las grandes bazas) donde
destaca positivamente la cinta y la directora sabe focalizar su
dirección para capturarlas plenamente. Esto queda patente sobre todo
en la escena donde suena la canción de Diamonds, de Rihanna, un
canto de Peter Pann de las joviales protagonistas que será la más
recordada de la película.
Ahora
bien, en la película se vislumbran dos partes claras, donde Marieme
/Vic se une al grupo y donde, posteriormente, se lanza al mundo por
su cuenta, ya con la seguridad necesaria para cambiar su fortuna, o
al menos intertarlo. Es cierto que parte de la magia del film
desaparece cuando las compañeras de Marieme se esfuman de la
pantalla, pero también gana identidad la película y focaliza su
mensaje, hasta entonces un tanto disperso en captar momentos del
grupo sin un claro subtexto detrás.
Para
acompañar la progresión y evolución del personaje central, la
banda sonora la compone un único tema, que se va completando a la
par que Marieme, cada vez más rico en composición y longitud. Un
detalle interesante que permite hacernos una idea del detalle y
cariño con que la directora escribe esta historia y quiere
transmitirla, pues seguramente la sienta cercana, al haberse criado
ella también en los suburbios parisinos.
A
pesar de ser en general un ejercicio positivo y bastante interesante
por la naturalidad que desprende, también debo decir que
personalmente sentí más cercano el personaje de Tomboy, su anterior
trabajo, y en general la película. En cualquier caso, sin quedar
maravillado por su obra, la directora Céline Sciamma sabe contar y
plasmar esas inquietudes artísticas que tiene logrando retratar la
inocencia y las inquietudes adolescentes de manera destacada.
6/10
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