Lo han dicho
todos y yo no soy excepción, Better Call Saul ha marcado pautas muy sólidas
acerca de cómo se hace un buen spin-off. Ha sabido mantener la herencia de Braking
Bad y a la vez ha podido aportar frescura a un relato que también va sobre un
hombre que toma el camino oscuro en su vida, convirtiéndolo en algo totalmente
diferente a su antecesora y en una serie con peso específico propio en contra
de las previsiones que habíamos hecho en su arranque (al menos en el blog,
claro). A continuación pasamos a hacer un balance de la temporada sin spoilers,
sobre qué ha funcionado y que no en este nuevo fenómeno de masas que muchos
encaramos con serias dudas y que finalmente nos ha obligado a hacerle lugar
preferencial en nuestra agenda del año próximo.
Arranque engañoso
Cuando hicimos el
primer contacto hace un tiempo atrás dejamos claramente expresado todas las
dudas que teníamos al respecto sobre hasta qué punto la serie realmente podría
separarse de su antecesora. Básicamente porque habíamos visto poco más que un
juego de pasado-futuro destinado a enganchar a los fans a ese mundo de Breaking
Bad al que tanto añoraban regresar. Vista la temporada completa, ya no quedan
dudas de que esa fue la idea de los episodios iniciales: crear un ambiente de
familiaridad sobre la cual empezar a construir el edificio. La serie cambia
radicalmente a partir del cuarto episodio, tanto en tono como en temática, e
incluso personajes que pensamos que podían tener cierto peso nunca regresan con
esa misma importancia. Muchas de las especulaciones acerca del periplo que
haría Jimmy durante la temporada, tras los sucesos de los dos capítulos
iniciales, también quedan en la nada porque la ficción empieza a caminar hacia
otro lado completamente distinto, sobre todo porque decide centrarse en los
propios personajes que ha creado Gilligan para la serie.
Entonces, tras
haber visto la temporada completa podemos decir primeramente que Better Call
Saul sí encontró su identidad por el camino, que pocas de las previsiones que
hicimos en el primer contacto resultaron ciertas y que definitivamente
asistimos a uno de los comienzos más deliberadamente engañosos que recuerde. Se
puede decir que la ficción arranca realmente entre el tercer y cuarto episodio.
Nada en el primer doble episodio podía prepararnos para el maravilloso
despliegue de emociones que la serie nos tenía preparado.
De más a menos
Es difícil
justificar esta expresión “de más a menos” cuando hablamos de series como
Breaking Bad y Better Call Saul. Sus creadores tienen la costumbre al
desarrollo lento pero exquisito de los personajes, a una lenta sedimentación de
los hechos que provoca una inmersión muy potente si estás dispuesto a entrar en
el juego, o puede desesperar al espectador más impaciente. Unas de esas razones
por la cual a veces no termina de explicarse como han llegado a volverse
masivas hasta el punto en que lo son.
Por muchos
momentos, Better Call Saul daba la sensación de no saber hacia dónde iba, sobre
todo porque el arranque nos había dejado pensando que tarde o temprano a
nuestro futuro Saul, ahora Jimmy, le volverían a tocar las puertas las
oportunidades en el mundo del crimen. Creo que había dicho en el primer
contacto, que no veía con grandes esperanzas un típico conflicto moral entre el
bien y el mal en un personaje como Saul, y afortunadamente Gilligan optó por
una sorprendente mirada introspectiva que no sólo despejó cualquier duda, sino
que nos dejó a todos boquiabiertos.
Como solía pasar
en Breaking Bad, los segundos visionados te otorgan una buena nueva lectura. A la
luz de los hechos revelados, nos damos cuenta los miles de mini-sucesos que
ocurrían en los diversos capítulos que se empiezan a ver de otra manera: esa
relación divertida y por momentos intrascendente entre Jimmy y su hermano, el
soso personaje de Kim, el unidimensional idiota de Hamlin; todos personajes que
me fueron dejando de gustar en algún punto de la trama porque no podía descifrar
hacia donde iban, tomaron sentido sobre el final y adquirieron una nueva
dimensión, a veces dentro del relato, otras veces trascendiendo el relato. El último
episodio, muy al estilo de los de Breaking Bad en cuanto a que es mucho menos
movido que los explosivos episodios anteriores, arroja luz sobre los últimos
puntos de la vida pasada de Jimmy McGill permitiendo que cierre perfectamente
el círculo en este inevitable camino hacia la perdición.
Hace tiempo ya
que aprendí que hay que pensar dos veces cuando se dice que una temporada de
Gilligan está caminando hacia ninguna parte. Que va de menos a más es en
realidad una falacia, pero la frase puede usarse aquí para expresar que Better
Call Saul es, como Breaking Bad, una serie que se cocina a fuego lento pero que
no dejará de darte su premio al final.
El otro Saul
Otras de las
dudas iniciales que dejé expresadas en su momento, era hasta donde daba el
personaje de Saul para este spin-off. Gracias a Gilligan, da para mucho. Sería interesante
repasar las apariciones de Saul en Breaking Bad y así reparar plenamente en lo
poco que conocíamos de su vida. Básicamente, todos estos personajes y situaciones
que han agregado para el spin-off, no entran en conflicto con la serie original
porque Saul no era sino el abogado que estaba en su oficina cuando lo
requeríamos. Conocer a Saul era la razón de nuestra cita cada semana con esta
serie. Lo que hizo Gilligan
con el personaje es enorme. Lo dotó de trasfondo, cualidades desconocidas, de
una vida que nunca imaginamos que pudiera tener. Es otro Saul, pero a la vez es
el mismo Saul.
Nuestro Jimmy
McGill inicia su camino hacia el lado oscuro en la serie de una manera
diametralmente opuesta a como lo hacía Walter White. El camino de Jimmy es
circular, pues parte de un punto de inmadurez y dejadez que trata de superar
sobre todo por admiración y amor a su hermano Chuck, que siempre ha sido su
ejemplo de vida. En el punto de inicio de la narración, Jimmy lucha contra sus
instintos más bajos (que no son más que el deseo de vivir con el menor esfuerzo
posible) para intentar ganarse un lugar en la sociedad junto a su hermano. A su
alrededor pululan personajes que van configurando su personalidad y sus
acciones: Hamlin es un idiota presumido y saca el lado más juguetón y vengativo
de Jimmy, impidiéndole madurar y desarrollando sus ideas en contra del buffet
en particular y sobre las desventajas de no ser tu propio jefe; mucho más
importante en esto último parece su amiga Kim, ejemplo absoluto de éxito
profesional a costa de agachar la cabeza y renunciar a la propia personalidad y
a esa libertad esencial que Jimmy no quiere soltar. Y así nos podemos cansar de
explorar como cada personaje influye en esa compleja personalidad de Jimmy, que
ve las obligaciones sociales como algo que no le es natural pero que siente que
tarde o temprano debe dejarse llevar por ellas.
No me adentraré
mucho más en el tema porque es zona de los más importantes e impactantes
spoilers de la temporada, sin embargo es suficiente para dejar en claro que el
Saul de Braking Bad es definitivamente un personaje que vale y que puede llevar
su propia serie, pero también que Gilligan y compañía no hicieron este spin-off
a las apuradas, sino que tenían pensado qué hacer con el personaje. Bravo por
ellos.
El tema de Mike
Mike es para mí
un personaje de inexplicable popularidad. Fue lo más soso de Breaking Bad,
inclusive durante su innecesario protagonismo durante la última temporada, y es
lo más soso de Better Call Saul. El personaje está puesto por que sí, para
protagonizar escenas que hagan a los fans llorar y gritar, pero que no tienen
verdadero contenido y no están en el mismo registro que el resto de la serie. Gilligan necesitaba echar mano a este personaje tarde o temprano, pero no ha sabido como insertarlo y lo ha dejado como mero favor a
los fans, el mismo personaje robótico y calculado que ya habíamos visto antes.
Esta vez, es
cierto, tiene un buen episodio exclusivamente dedicado a él, si bien estoy muy
lejos de formar parte de la legión que ha pretendido colocarlo como el mejor
episodio de la temporada. Un capítulo muy emotivo que ayuda a conectar ideas incluso
con algunas actitudes de Mike en Breaking Bad que estaban un poco en el aire
pero que, como todo lo de Mike, queda totalmente aislado del resto del relato. Es
una especie de spin-off dentro de un spin-off, ya que Mike y sus allegados
seguirán apareciendo en la serie sin tener la más mínima relación con el resto.
Queda claro que Mike es lo que menos me ha gustado de esta primera temporada,
una presencia que no llego a entender cómo se justifica. ¿Quizá como apoyo ante un
eventual poco interés del público ante el “poco ajetreado” andar de Jimmy? Quizá.
Conclusión
Con muchos
altibajos aparentes y con algún altibajo real, Better Call Saul ha sido la
serie de nivel que esperábamos. Todas las series que venía viendo se ven sosas
y pequeñitas al lado de esta nueva muestra de lo grande e importante que la
televisión se ha hecho en las últimas décadas. La nueva creación de Gilligan es
el primer gran visionado obligado que tendrán para este año, si no han sido
parte de los afortunados que hemos ido disfrutándola semana a semana.
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